Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 13 de mayo de 2013

SOBRE LA NO RETIRADA DE "RESTOS FRANQUISTAS".

No retirada de la que se queja amargamente el gratuito 20 Minutos -pág. 6, ed. papel de Madrid-, rasgándose las vestiduras porque -señala- el número de vestigios del franquismo de los que hay constancia de que han sido retirados, es ahora el mismo de abril de 2011.

Evidentemente, los becarios del 20 Minutos tienen el cerebro tan reducido como su panfleto las páginas, que ya no llegan ni para envolver un bocadillo ni, probablemente, para otros menesteres que ya se imaginan.

Evidentemente, los imbéciles de 20 Minutos no se han enterado de nada, no saben nada, no conocen nada, y están tan contentos de ser necios con master.

Porque si no fueran tan sumamente idiotas, sabrían que en estos dos últimos años han desaparecido claros y señalados vestigios del franquismo: ha desaparecido la paga extra de Navidad de los empleados públicos; ha desaparecido el trabajo seguro para todos; ha desaparecido parte de la Sanidad; ha desaparecido la vergüenza y la dignidad.

Cosas todas ellas que a los plumíferos de 20 Minutos se les da una higa, porque desprecian cuanto ignoran -es decir, casi todo-; pero que acaso a los despojados sí les debería importar.

SOBRE LOS ESPIAS DE MAS.

Espías sin los que –según informa La Gaceta, citando la opinión de un ente llamado Josep Domingo Ferrer, al que es de suponer que conocerá su señora madre- "no es sólo que cueste sobrevivir como Estado, sino que costaría mucho convertirse en uno."
 
El tema es que los aldeanos del separatismo catalán quieren hacerse con unos servicios de inteligencia propios -dentro del contrasentido de los términos inteligencia y separatismo-, y ya el CNI ha denunciado sufrir el espionaje de los espiítas de Mas. Incluso -continúa el citado periódico- ya disponen del embrión del futuro organismo de espionaje, un llamado Centro de Seguridad de la Información de Cataluña (Cesicat), nacido bajo los auspicios del traidor Rodríguez y el charnego Montilla, que ejerce competencias atribuidas exclusivamente al CNI del Ministerio de Defensa.
 
Todo esto, en un país normal, sería motivo más que suficiente para detener a los creadores de esos organismos que usurpan funciones correspondientes al Estado español; para entrullar a los individuos que hayan efectuado cualquier pesquisa acerca de los agentes del CNI; para remover de su cargo por prevaricación a los que, teniendo en su mano la posibilidad, no han impedido la existencia de un nido de espías dentro de la administración periférica española; y de procesamiento inmediato, por conspiración, de todos ellos.
 
Sin embargo, aquí no pasa nada. No pasa nada porque vamos de un extremo al otro; de un iluminado Rodríguez a un pasmado Rajoy; de un psicópata a un marmolillo. De un gilipollas a otro, en resumen.
 
O acaso, porque lo de los separatistas catalanes no deja de ser una ópera bufa; una comedia que nadie se toma en serio; una bufonada con la que despistar al hambriento. Porque, díganme ustedes qué organismo de espionaje puede montar un gobiernillo, cuando a sus loados mozos de escuadra se les puede sobornar con una invitación a un prostíbulo.
 
El problema es que esta payasada ya está alcanzando el límite donde la comedia prostibularia puede dar paso al drama.

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