Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 13 de octubre de 2010

SOBRE EL DESFILE, O LO QUE FUESE.

Obviamente, el de ayer.
Se que me repito, pero también ellos lo hacen: no me gusta la cancioncita melíflua "la muerte no es el final", y aún me extraño mucho de que la sigan interpretando en los Ejércitos laicos y gominoleros que nos gastamos. Me gustó todavía menos la interpretación -no floreada, sino floripondiada- del toque de Oración. Hay cosas que son como son y tocarlas es peor que un delito, porque es una cursilería.
Menos me gustó -y ya es ahondar- la falta de respeto de que hizo gala Intereconomía -esa emisora que presume de patriotismo y se queda en oropel-, que me obligó a emigrar a Tve1, y ya es decir.
Tampoco me había gustado la publicidad del Ministerio de Antimilitarismo, con su panegírico de las tiritas, gominolas, choclates y leches que -en la idea de esa señora inutilmente llamada Carmen- reparten los soldados oenegistas.
Por otra parte, me dio absolutamente igual la pitada a Zapatero, que tantos esfuerzos supuso a las televisiones; a una -Tve1- por el imposible intento de ocultarla, despidiendo la conexión antes de que la comitiva real abandonase el lugar; a otra -Intereconomia- por separarla de la presencia del Rey.
Porque eso si que fue sintomático: el clamoroso desinterés, el soberbio ninguneo del pueblo de Madrid al Rey, al menos en su retirada al término del acto y en las imágenes -aunque no el comentario- de Intereconomía.
Una cosa más quiero decir. Los que han silbado y abucheado a Rodríguez se sentirán muy contentos, muy ufanos; se tendrán por unos machotes y unos patriotas. Para mi, quien silba, quien abuchea, quien habla, quien siquiera se mueve cuando suena el Himno Nacional y se rinden honores a los Caídos, es un sinvergüenza, simple y llanamente.

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