Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 31 de julio de 2015

SOBRE EL OPTIMISMO RAJOYANO.

Según un viejo dicho, un pesimista es un antiguo optimista que se ha informado. Cabe deducir de ello que, en demasiadas ocasiones, el optimismo es simplemente necedad, falta de conocimiento.

Lamento tener que preguntarme si el optimismo del señor Rajoy obedece a ignorancia, o se sitúa más en la prepotencia del débil, que expele palabras huecas, sin sentido ni fundamento, cuando afirma que -véase El País- Cataluña no será independiente de ninguna manera.

Ya me gustaría, no diré que ser tan optimista como don Mariano, sino simplemente podérmelo creer. Pero conozco demasiado -muy poco para lo que me gustaría, pero más, a lo que se ve, que los zopencos fatuos- la Historia para poder sentirme tranquilo con este tipo de afirmaciones. 

No puedo, por ejemplo, olvidar el asombro del Almirante Aznar, ante un país que se acuesta monárquico y se despierta republicano.

Estudie un poquito de Historia, señor Rajoy. Tal vez pueda evitar hacer el ridículo, y quizá nos evite a los demás tener que hacer otras cosas.

jueves, 30 de julio de 2015

SOBRE LOS SÍMBOLOS.


Que en este caso son los retratos del Rey que algunos alcaldes -o alcaldas, o alcaldos, según- están quitando de sus despachos, salones de plenos o dependencias locales en general.

Se que el asunto no es de hoy, sino que lleva varios días coleando, pero una inoportuna avería en mi ordenador me ha impedido comentarlo antes. Tampoco es que importe mucho, porque -y es a lo que voy- la ofensa aldeanoseparatista a los símbolos de España no es de ahora, sino de hace cuarenta años. Y a mi no me gusta que el retrato del Rey sea tal símbolo, pero es lo que hay y como tal lo defiendo, porque la ofensa no es contra Felipe VI, sino contra España.

Por otra parte, los que ahora se escandalizan no pueden ser sino hipócritas, canallas o idiotas. ¿Qué esperaban, después de ejercer la más burda iconoclastia con los símbolos del pasado? ¿Pensaban que se iban a detener en destrozar las placas del Instituto Nacional de la Vivienda en los miles de casas que construyó, para que los despistados y los hideputas no se acordaran de quién las hizo? ¿Creían que todo iba a ser retirar estatuas de Franco? 

Los que pretenden borrar por ley los años de Franco son los mismos que retiran los retratos del actual Rey, o quemaban los del anterior. No son demócratas, ni liberales, ni tolerantes, ni puñetas. Son rojos a los que les duelen aún las carreras en pelo de sus antepasados ideológicos, y pretenden resarcirse de ellas aplicando el mismo sistema de entonces: la amenaza, la represión, la censura -no legal, pero si de hecho- y, llegado el caso, el asesinato.

Y yo, para qué negarlo, me alegro de que se hayan quitado la careta, de que se sientan tan seguros como para dar la cara, porque eso indica que estamos próximos al final de esta -como la llama mi camarada Eloy- democaca. Y luego vendrá la segunda república bis. 

Y después, por fin, renacerá España.

viernes, 17 de julio de 2015

SOBRE EL DÍA DE LA CONDENA AL FRANQUISMO.

Que es como una llamada Federación Estatal de Foros por la Memoria quiere declarar el 18 de julio.

El 18 de julio de 1936 -como sabe todo el mundo que sabe algo; esto es, que no es un cenutrio como los forros esos de la injuria histórica-, España se levantó contra los hijos de Stalin. A los hijos de Stalin -como es bien sabido- se les llamaba también hijos de otras muchas cosas, que me harán la merced de permitirme que omita, en aras a la parcialidad política de los fiscales, jueces y otras gentes de buen vivir. De buen vivir a nuestra costa, quiero decir.

Como todo el mundo sabe, el 18 de julio se levantó una pequeña parte del Ejército, si; pero se levantó una gran parte de la población civil, harta de ser asesinada, robada, vejada, injuriada, perseguida y amenazada. Don José Calvo Sotelo no podrá dar fe de ello, porque fue asesinado por los sociatas de mierda enchufados en las que hoy llamarían Fuerzas de Seguridad del Estado.

Como todo el mundo sabe -incluidos los de los forros histéricos- el 18 de julio España mandó a tomar... el camino recto a los sicarios del comunismo internacional -léase a los comunistas y socialistas de la época- que es lo que les duele a los nuevos sicarios, cuyo esfínter aún sufre. O goza, que de todo hay.

Y como todo el mundo sabe -o sea, el mundo que piensa, que conoce y que razona; los giliflautas, las concubinas enchufamaromos y las viejecitas nepóticas no, porque no viven en el mundo, sino entre el complejo, el estereotipo y la necedad- el 18 de Julio significa que no puede esclavo ser, pueblo que sabe morir. Palabras -dicho sea para necios, concubinas y vejestorios- escritas por don Bernardo López y García, republicano y revolucionario que fue allá por los finales del XIX, en su Oda al Dos de Mayo.

Y ahora, para todo el mundo que no sabe nada, la invitación a que sigan con la juerga, con el cachondeíto; que sigan pensando que dominan los hilos de España desde esos parlamentos, asambleas, foros, forros y otras mamandurrias. Que sigan empeñados en repetir lo mismo, y que nos den la ocasión de vernos de nuevo en la necesidad de repetirlo también.

Y que Dios me de fuerzas para tomar parte. Amén.


miércoles, 15 de julio de 2015

SOBRE MI CAMARADA ARTURO.

Mi camarada Arturo Robsy, que hace un año que se nos fue a los luceros.

El primer contacto que tuve con Arturo -creo que ya lo he contado, y quien se conozca la historia que me disculpe la repetición- fue allá por 1989 ó 1990. Juntas Españolas había iniciado unos años antes lo que por aquél tiempo pareció una briosa andadura, y se consolidaba en torno a varios proyectos, entre los cuales el que me resultaba más próximo era la revista EJE, como centro de una futura editorial que nunca llegaría a desarrollarse. La historia de EJE fue difícil y bonita, y acaso algún día la cuente entera, pero no es el momento.

El caso es que di en la idea de publicar un libro en homenaje al -entonces- recientemente fallecido maestro Rafael García Serrano. Nos dirigimos a todos los escritores y periodistas de nuestro ámbito que pudimos encontrar y, entre ellos, a Arturo Robsy.

También contaré algún día, quizá, los silencios y las respuestas negativas de algunos, y los motivos que adujeron. Tampoco es este el momento. Sí es el momento de recordar cómo Arturo respondió, casi a vuelta de correo, con su colaboración, y con otras muchas y buenas ideas y sugerencias. Entre ellas, la de poner a nuestra disposición la BBS que gestionaba, y a través de la cual ponía a disposición de quien quisiera acercarse cuanto material literario caía a su alcance.

Dicho sea para los jóvenes o los que se han iniciado en la informática después del advenimiento de los sistemas Windows -esto es, para todos aquellos que no se han tenido que pelear durante horas con el MS-DOS para configurar IRQs, memoria alta, memorias expandidas y extendidas y otras maravillas-, una BBS era el antecedente directo de un servidor de Internet, y todo el misterio radicaba en tener un ordenador con módem, configurado para permitir el acceso remoto en todo instante. El que tuviera otro ordenador con módem y conociera los parámetros para la conexión, podía enchufarse cuando quisiera y descargar -vía FTP- lo que allí hubiese.

No pudimos aprovechar su oferta generosa porque ninguno de nosotros era capaz entonces de entender aquél galimatías. Arturo, en cambio, era maestro también de los ordenadores, y de ello dejó constancia en un libro divertidísimo y exacto que tituló cómo liarse con un ordenador -en este enlace lo tienen, puesto que él declaró todas sus obras de libre difusión para particulares-, que ya en el nombre señala la forma en que los apasionados de la época nos acercábamos al misterio.

Bien: el caso es que ni pudimos conectarnos a su BBS, ni se publicó el libro, ni sobrevivió Juntas Españolas, y perdí el contacto con Arturo hasta muchos años después, ya en pleno auge de los blogs en Internet. Nos escribíamos con frecuencia, y en muchas ocasiones la epístola electrónica alcanzaba tales cotas de altura intelectual y literaria por su parte, que no me resistí a trasladar esa correspondencia a este diario.

Últimamente su salud no le permitía tanta frecuencia, y en uno de sus postreros mensajes, a raíz del fallecimiento de mi madre, me decía que aquella muerte me dejaba en primera línea de cara al más allá. Como se consideraba a sí mismo desde hacía tiempo.

Porque a Arturo, en ocasiones, le urgía el ansia de la muerte. Sabía que la muy tarasca le andaba detrás y no la rehuía, acaso porque ya estaba harto de ver esta España, por tercios patio de Monipodio, zahúrda y lupanar, donde toda aberración tiene asiento.

Le dolía España, como a todos los mejores, y no había perdido la fe, pero le costaba cada día más la esperanza. Y aún así, como en el Envío de Ángel María Pascual, ponía arriba los ojos, siempre arriba.

Y tu, Arturo, ya estás arriba, en ese lucero que te ganaste a pulso. Y espero que cuando me llegue el turno podamos hacer juntos nuestra guardia; y que al terminar nuestro cuarto pasemos a charlar a la sala de banderas; y que después me lleves a visitar al maestro Rafael García Serrano, maestro común y venerado; y que los tres nos echemos una parrafada de horas, de días o de siglos; hasta que algún camarada nos venga a avisar para que nos asomemos a la Tierra, porque en España empieza a amanecer.

martes, 14 de julio de 2015

SOBRE LA ENCÍCLICA ECOLÓGICA.

Leo en Adelante la Fe un comentario sobre la encíclica Laudato Si. Y entre otras varias citas, me encuentro con esto:

«Es nuestra humilde convicción que lo divino y lo humano se encuentran en el más pequeño detalle contenido en los vestidos sin costuras de la creación de Dios, hasta en el último grano de polvo de nuestro planeta.»

¡Coño! ¡Y los meapilas de la derecha de toda la vida que decían que la Falange era panteísta!

miércoles, 8 de julio de 2015

SOBRE LA INGRATITUD.

«El grito de la independencia de Hispanoamérica fue un grito nacido de la conciencia de la falta de libertades,  de estar siendo exprimidos, saqueados, sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno»

Esto está tomado de la página 21 de El Mundo de hoy, y se suponen -por el entrecomillado- palabras textuales del Papa Francisco.

Lo siento mucho, porque ya ando escaldado con el tema de la institución eclesial, de los Sumos Pontífices y de las discusiones con personas -a veces muy queridas y respetadas- que afean mi nula vocación de silencio cuando la jerarquía eclesiástica se desmadra en cuestiones políticas.

En mi perfil lo tiene quien guste leerlo, y para quien no tenga tiempo o ganas, aquí lo repito: soy español por la Gracia de Dios, y Católico por la Gracia de España. Si alguien lo necesita, no tengo inconveniente en explicarlo, pero no quiero ahora ponerme más pesado que de costumbre. Quiero decir, en resumen, que España es España por el catolicismo -que no siempre por la Iglesia Católica-; que España, desde el siglo VIII al XX, no se comprende sin el catolicismo, y de no haber sido así la Historia sería cualquier otra cosa, pero no España.

Pero quiere decir, también -y que quede muy claro- que si España no se entendería sin el catolicismo, la Iglesia Católica sin España, simplemente, no existiría.

Paréceme, por tanto, de una ingratitud impropia en un Príncipe de la Iglesia, afirmar que el grito de la independencia de Hispanoamérica surgió porque estaban siendo saqueados y exprimidos. 

No sabemos -no lo dice el Papa Francisco- quienes eran los oprimidos y saqueados. ¿Los indios? ¿Esos mismos indios que, en su mayoría, lucharon por el Rey de España y por seguir vinculados a España, en contra de los criollos -los descendientes de españoles pero ya nacidos en América-? ¿O los oprimidos y saqueados eran estos criollos a los que España no les permitía explotar a los indígenas, ni masacrarlos, como hicieron en cuanto lograron la independencia loada por Francisco?

Me parece, repito, una muestra de ingratitud; pero me parece, además, un insulto innecesario, gratuito y, sobre todo, infundado. Un insulto a la Historia y a la verdad que, por venir de quien viene, molesta -a mi lo que diga la institución eclesial ya no me duele- especialmente. 

Molesta, porque en el fondo uno quisiera poder seguir creyendo en esa institución, y ver que el mismísimo Papa se alía con los Maduros y los Evos y otros peleles de mal vivir no es agradable. Porque sentir vergüenza siempre es molesto. 

Aunque sea vergüenza ajena.


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