Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 12 de agosto de 2011

NO SABEMOS LO QUE NOS PASA (por Arturo Robsy).

Decía D. José Ortega y Gasset, admirado maestro de España -unas veces roja y otras alba, impresionado por aquel momento de tanto catalán o ébrio momento vasco con la boca llena de mejillones y un pico de chacolí agrio poco presentable por la color, dijeron como mucho relacionado con los españoles con boina, con casco y con gorro frigio.Y crucifijo y rosario. O sea, dijeron, digamos lo que se menos verdades. "No es Eso", escribía don José Ortega y Gasset ante el panorama en explosión por gentileza de la NKVD.

"No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa." Añado yo: no saber es no vivir. Hombre inteligentísimo, Don José, se lucía en los contrasentidos, porque el hombre andaba en huída de lo que creyó solución y sólo fue bajada a los infiernos.

No saber lo que nos pasa -que es precisamente lo que hay-, es una conclusión algo derrotista. Muchos de los que intervinieron en el experiemento Manhattan, tampoco supieron lo que le pasaba a la materia hasta que explosionaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki y nadie sabía tampoco que podía suceder.

La cosa es saber qué nos pasa ahora mismo, sin átomos encabritados. ¿Podemos decir que ese "sin saber" atómico es lo que nos sucede y añadir que es lo mismo que los tiempos esperan echarnos encima? ¿O decir que ya sabemos lo que nos pasa hoy y sus riesgos? ¿Podemos creer que las Financias aspiran a ser Dios valiéndose de papeles y de redondelitos metálicos?

Esto es historia vieja que no se repetirá fácilmente y se debe añadirle a eso, con eco de José Ortega y Gasset: "En la historia de la Humanidad pocas sociedades han sabido lo que les pasaba." Sabían que armas podrían crear, pero no veían el planisferio que señalaba la victoria o la derrota.

Más fácil ahora: ninguna sociedad-imperio-nación, ha sabido jamás hacia adónde iba y que pretendía caso de ser la vencedora. Ni siquiera lo que era.. Miles de años de no saber qué sociedad o cómo se organizaban sus gentes. Pocas naciones han podido decir con claridad que eran sólo un retortillo de ideas antiguas y tozudas.

Pero para saber qué te pasa hoy hay que conocer qué y quién eres y de qué forma parte esa forma de ser tuya Y hay gentuza de todo color que gasta infinitamente para que ignoremos eso. Se ha roto muchas veces, en milenios, el concepto de lo que es el hombre

Unos, ahora mismo, lo prefieren Gran Simio: otros consumir o trabajador. Los menos, "ser trascendente", que equivale a portador de valores y no de propaganda... Ahora D. José diría también que no sabemos quienes somos, pero nuestros enemigos sí lo saben bastante bien por orden de Marx y de Hengels y de Negrín y Largo Caballero. De esta idea, propiciada por la propaganda y la repetición, sólo se deriva la imposición de inteligencias romas, todavía poco dispuestas a ahogarse en la realidad. Y, brindando por la realidad, dejo el mármol de la historia: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y en el nuestro de españoles.

Los que atacarán al Papa desde el día 18, que son unos cientos, seguirán una norma o una orden, pero tampoco ellos sabrán qué es el ser humano, ya se llamen, para disimular, Ateos de Madrid y cosas de Mayo, florecillas quizá. Pero lo sepan bien o mal, que NO SON SIMPLES ATEOS SINO EL REVOLCÓN SENTIMENTAL DE SER ENEMIGOS DE DIOS, y para ser esa clase de enemigos, les es preciso creer en Él como quien disimula y no estarán conformes. Pero creyendo y fingiendo despreciarlo. No es que no quieran creer en el Papa, es que Dios les pone nervisosos, lo mismo que la eternidad y, si se quiere, la caldera de Pedro Botero, amigo socialista de nada hirviente.

En otras palabras, qué cuajo los que con palabras aprendidas del siglo XVIII, ignorando los universales, son capaces de inventarse un mundo a la deriva y falso, del que esperan apoderarse. ¿Para que´? Para apoderarse. Y no de España, y no de Cristo -que los pueden- sino de almas desorientadas.

Y entonces llega el Papa, que se lo sabe y que sonríe. Benidicat vos omnipotens Deus. Y Dios baja con calma, porque ha visto mucho; piensa "Fiat Lux", y los bendice. Se acepte o no es la luz de la tierra y las almas abren bien los ojos.

Arturo Robsy.

¿Qué es precisamente lo que nos pasa, eh? Que hay que ser hombres y no apariencias de la propaganda que aspira a hacernos enemigos de Dios. Como si Dios pudiera tener enemigos y no puras rabietas de chiquilicuatros.

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