Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 6 de febrero de 2016

SOBRE TÍTERES, TITIRITEROS Y GILIPOLLAS.

Otra vez el arrejuntamiento de la tricoteuse Carmena -vean, si gustan, la entrada anterior, para hacerse con el cuadro-, ha sido piedra de escándalo. Esta vez, a cuenta de unos títeres patrocinados, contratados y pagados por el Ayuntamiento, o sea, por los madrileños.

En la función -para niños, ojo- se hacían y decían auténticas monerías, propias de los orangutanes que los contrataron. Entre otras cosas, -informa okdiario- ‘apuñalan’ monjas, ‘ahorcan’ jueces y banqueros y dan vivas a ETA. También -según la COPE, y si la información no es exacta, señor fiscal, reclame a esa emisora- se escenificaban violaciones y abortos.

Por supuesto, todos los partidos con voz en la prensa amarilla, la radio amarilla, la televisión amarilla, se ha rasgado las vestiduras, se han mostrado escandalizados, han pedido responsabilidades, dimisiones, explicaciones; en fin, lo que hacen siempre que tienen que disimular.

A mi no me escandaliza que unos titiriteros -sean como estos, que utilizan títeres, o de los otros, que ponen el cazo subvencional- contratados por los okupas carmeneros hagan estas cosas. A mi, lo que me escandaliza -relativamente, porque me conozco el paño- es que aún haya gilipollas en la prensa, la radio, la tele, la ciudadanía responsable, votante y pagante, que tengan la cara dura de quejarse por estas cosas, como si no supiéramos ya todos que esto es lo normal con esta gentuza democráticamente elegida por los necios.

Esto -esto, señoras, señores, señoros- es el resultado del sistema. Y quien no lo entienda, es un ignorante o un cómplice. 

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