Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 27 de septiembre de 2018

SOBRE LOS VESTIGIOS DE CARMENA.

Que no es que sea cosa suya en particular, sino de todo el ajuntamiento -no es errata- de la desgraciada ciudad de Madrid; pero la señora Carmena es la alcalda, y cada palo que aguante su vela.

Los vestigios son otros doce lugares de la ciudad donde un cierto Comisionado de la Memoria Histórica, presidido por la otrora famosa Francisca Sauquillo, ha creído encontrar alusiones franquistas, y cuya eliminación propone.

Entre las medidas, la de cambiar el nombre de Camposanto de los Mártires de Aravaca, por el de cementerio de Aravaca. No vaya a ser que alguien se acuerde de quien asesinó a miles de españoles allí. Y, por supuesto, la retirada de escudos franquistas. ¿Para qué nos vamos a ir hasta los Reyes Católicos, si tenemos a Franco a mano? Por cierto, ¿sabrá esta gentuza que existieron los Reyes Católicos? ¿O eran unos fachas que precedieron directamente a Franco?

Mis lectores habituales -si es que queda alguno- sabrán, porque son personas cultas -y si tienen un despiste ya les ofrezco la foto para refrescarles la memoria- que en el edificio del Banco de España permaneció durante toda la llamada dictadura un escudo de España de la época republicana. 

La señora Carmena y su recua se proponen quitar los escudos que aún perduran en edificios que, siendo propiedad de la Administración y construidos durante la época de Francisco Franco, ostentan el escudo del momento en que se hicieron.

Diferentes gentes, diferentes categorías.

Pero en vista del celo inquisidor e iconoclasta de la señora Carmena y su fauna, me permito sugerir que -puestos a eliminar- empiecen por los vestigios de la época franquista que aún permanecen en la política española. 

Por ejemplo, la señora Carmena.


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