Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 6 de diciembre de 2009

SOBRE HOY Y SOBRE PASADO MAÑANA.

Hoy, que es 6 de diciembre, lo cual suele ocurrir cada año por estas mismas fechas.
Hoy, que conmemoran los que no tiene mejor cosa que celebrar, los 31 años de Constitución, cosa que suele variar cada cierto tiempo, porque en España ya llevamos padecidas unas cuantas. Y lo que te rondaré, morena.
Constitución que traigo a este diario con un único motivo, que es el de decir que me importa tres pimientos, dado que el Gobierno, la oposición, los políticos diversos -aunque iguales-, la prensa, y los Tribunales, se la pasan por el refajo. Cada cual -imagino- por el suyo, aunque no es de descartar que lo hagan al tresbolillo.
Y pasado mañana, que es la fiesta, la que importa, la que significa algo y mucho: la fiesta de la Inmaculada Concepción, la Patrona de la Infantería.
Este año, por motivo de que mi ordenador va a pasar a la reserva, y mientras llega el nuevo, no odré hacer comentario adecuado en su día, de manera que -para que lo disfruten las gentes de bien, y para que se jodan los cretinos- mi homenaje a la Patrona será el fondo musical del Himno de Infantería hasta que pueda volver.

SOBRE LOS EMPUJONES.

Los que doña Aminatou Haidar dice -cuenta El Imparcial- que le está dando España, como cómplice de Marruecos, hacia la muerte.
Doña Aminatou Haidar es la señora saharaui -activista, la denominan- a la que Marruecos retiró el pasaporte y devolvió a Lanzarote, por cuyo motivo lleva tres semanas en huelga de hambre.
Doña Aminatou se queja de que España no le resuelva su situación, lo que -en su opinión- supone la vulneración de la "legalidad internacional, los derechos humanos", lo que evidencia el alto concepto en que la citada señora se tiene.
Y lleva razón al decir que el Gobierno español no sabe lo que hace, y se deja miccionar por el mojamé, y que sobre hacer de cortesana, pone el lecho.
Pero, señora Haidar, el Gobierno español le ha dado a usted todas las opciones posibles, y ninguna le ha resultado satisfactoria, luego España ha cumplido sobradamente con sus obligaciones legales y humanitarias. Lo que no puede hacer un Gobierno -ni siquiera este que soportamos- es provocar un conflicto internacional por el gusto de una persona. Por mucha razón que la persona tenga, que no se la niego.

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