Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 15 de octubre de 2009

ACLARACION.

Aclaración a la anterior entrada (Sobre la desfachatez de Aznar), que me viene impuesta por la pregunta de soldado_vikingo: ¿Entonces lo recomendable es que nadie vaya si esta en contra del aborto?.
Lejos de mí la intención de decirle a nadie que vaya o que deje de ir. Lo que quiero es que -al menos quien se asome a este diario- tenga claro por qué y para qué le convocan. Le llaman para rechazar la nueva Ley del aborto, pero no para oponerse a la actualmente vigente. En cierta forma, le llaman para apoyar que se mantenga el aborto como está regulado hoy.
¿Qué es mejor? ¿Asistir a la manifestación y que utilicen tu presencia para reforzar el aborto actual? ¿No asistir, y que tenga menos fuerza el antiabortismo más o menos genérico y nebuloso?
No lo sé. De verdad que no lo se, y por eso no recomiendo nada a quien pueda leer. Soy perro viejo y curtido en manipulaciones, mentiras y traiciones. Ya estoy suficientemente harto de posibilistas, malminoristas y cobardes en general, razón por la que -a título personal e intransferible- no prestaré mi presencia al recuento de la Delegación del Gobierno.
No obstante, fuera de mi particular hartazón de paños calientes, no puedo aconsejar a nadie. Que cada uno obre en conciencia, pero -ese es mi interés- sabiendo para qué es convocado.

SOBRE LA DESFACHATEZ DE AZNAR.

Desfachatez extensible a los PijoProgres en general, y a los que -según El Imparcial, que cita al ABC, diario que no consulto porque no mantiene los enlaces y no me vale como fuente- van a asistir el próximo sábado día 17 de octubre a la manifestación convocada por más de 40 asociaciones en contra de la Reforma de la Ley del Aborto.
Me da lo mismo que vaya Rajoy o que -como avisó- no vaya a asistir para no politizarla, porque Rajoy ya dijo que le parecía bien la actual Ley. O sea, que no está contra el aborto, sino contra el escándalo que ha creado en la sociedad.
Me da igual que vaya Aznar, que en ocho años de gobierno mantuvo la actual Ley y autorizó la distribución gratuíta de las píldoras -abortivas- del día después aunque -eso sí- dispensadas por médicos pagados al efecto.
Me da igual que tantos hipócritas y tantas asociaciones vayan a pedir que se mantenga la Ley del aborto que lleva decenios asesinando niños; Ley que los convocantes y adheridos a la manifestación del sábado no van a repudiar.
Conmigo, que no cuenten. Cuando todos estos genocidas se arrepientan de haber consentido y mantenido la Ley actual; cuando pidan la desaparición de todo tipo de aborto provocado; cuando se retiren de la vida pública como mínima espiación por sus culpas; cuando recomienden el voto a las opciones políticas que no contemplan ninguna razón para el asesinato de los inocentes, entonces empezaremos a hablar.
Mientras tanto, Aznar me parece un sinvergüenza, que arroja piedras cuando bien poco limpias de culpa tiene sus manos; Rajoy y los organizadores de la manifestación, otros, que reniegan de la próxima Ley, pero admiten la actual e incluso la subvencionan, como es el caso de la señora Aguirre en Madrid.
Que sepan, pues, los que se proponen asistir, para qué los convocan: para mantener la Ley del aborto socialista que lleva producidos cientos de miles de asesinatos.

SOBRE LA "CONJUNCION PLANETARIA".

Que por fin tuvo lugar el pasado martes, 13 de octubre de 2009 con el encuentro de don Barack Obama y don José Luis Rodríguez.
Al lado de esta conjunción planetaria -por continuar el símil de doña Leire-, la promesa de envío de más tropas al avispero afgano, el lugar de paz donde los Ejércitos españoles -convertidos en hermanitos de la caridad que no pueden llevar el cargador puesto en sus armas- han tenido más bajas desde que comenzaron estas pácificas misiones, es minucia.
Al lado de esta celestial conjunción -continuemos el símil-, el envío de guardias civiles -de que tan sobrados estan los pueblos de España y la lucha antiterrorista- para enseñar a los policías afganos cómo permanecer impasible mientras te sacuden si el Gobierno lo manda, es niñería.
Al lado de este planetario acontecimiento, que una asociación de guardias civiles diga que no están preparados para ir a una zona de guerra, es tontería. Porque, además, tampoco lo están los demás militares que han ido pasando por allí, y menos aún el material que cicateramente se les regatea.
Lo importante es que Rodríguez ha tenido su hora de entrevista y su foto.
Y, como no podía ser menos -sigamos en términos astronómicos- el agujero negro ha engullido vorazmente a la enana roja, arrancándole una promesa de eterna fidelidad e incondicional sometimiento.

SOBRE LA CAIDA DE LOS PRECIOS.

La que, dice el Instituto Nacional de Estadística, sigue produciéndose. Fudamentalmente -informa El País- por la bajada de la energía y los alimentos.
Me encantaría saber en qué país vive El País, o donde hace la compra. Porque a mí se sigue costando más o menos igual el litro de gasolina -el precio exacto hace décadas que no lo sé-, me sigue costando más la electricidad y el gas; me cuesta lo mismo desde hace muchos meses el litro de leche y la barra de pan, y el kilo de azúcar y el de patatas; me sigue costando lo mismo que a primeros de año el café en la cafetería de mi empresa.
Lo que no me sigue costando igual es el paquete de tabaco, que el Estado-camello me cobra cada vez más caro.

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