Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 22 de abril de 2010

SOBRE LO QUE SUCEDIO.



Lo que sucedió, -en la delirante inmundicia de un pps que me llega por correo electrónico, y que desde aquí puede descargar quien guste-, es que Franco prohibió hacer película o tomar fotos de los campos de concentración y de exterminio, para que nadie supiera de ello. Y el hijoputa que lo ha hecho, se queda tan ancho con su ideíca de mierda, tergiversadora, mentirosa, infamante, desvergonzada, obtusa, lerda, ridícula, grotesca, sucia, puerca...
Gracias a Dios, las fotos con que quiere demostrar lo que dice en palabras, lo desmienten claramente. Hay una foto de "niños muertos en un bombardeo en Barcelona". Por cierto, foto repetida, en un caso como bombardeo, y en otro como holocausto, que vaya tajada tendría el cabrón del pps ruín para ni siquiera darse cuenta.
Pues si; hubo bombardeos en Barcelona, y causaron muertos. Y también en Cáceres, y en Salamanca, y en Cabra, y en Oviedo; y en Zaragoza, donde las bombas arrojadas sobre la Basílica del Pilar no llegaron a explotar, y sirvieron de modelo para la aviación nacional, que carecía de ellas.
Y también hubo muertos en esas ciudades. Con dos diferencias: que los rojos ponían los polvorines y los cuarteles -objetivos evidentemente militares- entre la población civil, para camuflarse, y que los nacionales tenían la vergüenza de no hacer de los muertos un espectáculo.
Y si, hubo fusilamientos en Badajoz. Hubo fusilamientos de los que, tras la toma de la ciudad en combate durísimo que diezmó a los atacantes ("Legionarios: los rojos dicen que sois frailes disfrazados. ¡Entrad en Badajoz a decir misa!" -arengó el legendario Yagüe), y ya rendida la defensa mantenían el tiroteo desde tejados, balcones y esquinas, o habían cometido crímenes patentes en los días inmediatamente anteriores. En el Madrid rojo, por esos mismos días, se asesinaba a la gente por tener bigote o usar corbata, sin que hubieran visto un arma de cerca.
Como otra foto, donde aparecen bastantes cadáveres y bastantes individuos -civiles, esto es, sin uniforme de ninguna clase, pero algunos con armas- curioseando entre los muertos. Foto que el cuatezón del pps no indica a donde pertenece, acaso porque se parece como una gota de agua a otra gota de agua a las fotos que los rojos tomaron de los asesinados en el Cuartel de la Montaña, tras su rendición. En la defensa del Cuatel de la Montaña hubo muchos civiles, que se fueron a la guerra -como tantos miles- con el traje de los domingos porque no había uniformes para tantos voluntarios nacionales; pero eso duró poco, y pronto la intendencia suministró prendas de uniformidad militar, cosa que no ocurrió entre los milicianos rojos, que hasta que se hicieron cargo los comunistas, con la férrea disciplina soviética, anduvieron a su aire. En vestimenta, y en todo.
En otra foto se ve un grupo de milicianos y milicianas, una de ellas con un periódico de anagrama comunista -“Doscientos milicianos enfermos e inutilizados para combatir por un largo período... De doscientas milicianas reconocidas, el 70 por 100 padece de enfermedades venéreas... ‘¡Hijas de p... ! Debería fusilar a unas cuantas!”, escribió sobre el tema Enrique Castro, jefe del Quinto Regimiento, comunista- con caras sonrientes y complacidas, fusiles en la mano y sacos terreros de fondo, estampa muy poco acorde para haber sido masacrados, según dice el cornudo del pps.
Y una más, de "fusilados a las afueras de Madrid", amontonados en lo que parecen unas ruínas. Foto con un innegable parecido a las que los periódicos rojos sacaban de aquellos a los que los comunistas, socialistas, republicanos azañistas, anarquistras... habían "paseado" cada noche en el Madrid del terror previo al genocidio de Carrillo. Hay miles de fotos como esa: todas las que pudo hacer la Policía del Madrid rojo antes de que se le acabara el presupuesto y le ordenaran dejar de hacerlo.
Y por ultimo, un arco adornado con la genialidad que aún hace extasiarse a los gilipollas: "No pasarán". ¡Como si no hiciera 71 años que pasaron, joder!
¿O se trata -cabrones, hideputas, mamarrachos de la mentira histérica-, de repetirlo? ¡Pues dejad de tocar los cojones, porque lo mismo nos obligais a pasar otra vez!





SOBRE EL SUBCONSCIENTE PROGRE.

A propósito de la coña marinera del velo islámico, con la que una niña -y sus progenitores A y B, o C y D, o H y J...- se revuelve como animal salvaje para morder la mano que le da de comer, el periódico Que! (edición papel de Madrid, pág. 10) entresaca algunas opiniones. Entre ellas -además de las estupidipolíticamente gregariocorrectas- las de un llamado Movimiento Laico Progresista de España.
Este Movimiento -o meneíllo, vaya usted a saber- declara que "es urgente legislar desde una perspectiva laica y eliminar los privilegios de la Iglesia."
¿Nos vamos enterando de qué van estos meneíllos laico-progres? Como se discute sobre si es correcto que personas residentes en España estén ocultas o semiocultas tras una máscara religiosa musulmana, lo que hay que hacer es eliminar los privilegios de la Iglesia. Iglesia que, citada sin más añadidos, todos entendemos como la Católica.
Un razonamiento de lo más lógico.

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