Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 11 de junio de 2011

SOBRE LA RETIRADA DE "RESIDUOS DE LA DICTADURA".

Existe, al parecer -porque tiene que haber de todo- una Plataforma contra la impunidad del Franquismo.

Esta plataforma -cuenta Público casi en éxtasis- va a presentar ante el Ayuntamiento de Madrid una propuesta formal para la retirada de todo símbolo franquista de las calles de la Capital.

Y se refieren en concreto a las placas que recuerdan quien hizo cientos de miles de viviendas, en condiciones realmente favorables. Vamos, la chorrada de la Vivienda de Protección Oficial de ahora, pero en serio. Y a lo grande.

Debe ser duro, para los gilipollas, que cada vistazo a los edificios de viviendas -que pese a los años permanecen incólumes, no como las promociones actuales- les recuerde qué régimen fue el que dio a tantísimos españoles un techo digno y asequible.

Eso es lo que deben proponer estos plataformos: la retirada de los edificios de viviendas que hizo la dictadura -ahí debajo tienen algunas fotos-, y no sólo las placas del Instituto Nacional de la Vivienda, de tan grato recuerdo para los bien nacidos.

Que se lo propongan a los beneficiarios, y que reciban la espuerta de collejas como si fueran hombres.

¿A que no hay?

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