Que -informa Religión en Libertad- prepara en Madrid una recua de asociaciones feministas y ateas para la mismísima Semana Santa, con -dice- un recorrido muy próximo al de los auténticos pasos.
Me niego a escribir los nombres con que los autodenominados librepensadores han denominado a sus pasos. Quien tenga curiosidad, que visite el enlace.
Esto demuestra -una vez más, que estos tocapelotas, como el algodón del anuncio, no engañan- que no se trata de librepensadores, o de hembristas; se trata de anticlericales y de anticatólicos. No se trata de ateos, sino de herejes, porque no es que ignoren la religión y se mantengan al márgen, sino que creen fervientemente en la antireligión.
Tampoco se trata de librepensadores que van a su aire y hacen lo que les da la gana sin preocuparse de la religión; son creyentes fervorosos de los tópicos decimonónicos, de los estereotipos antediluvianos de los viejos verdes, que se hacían liberales para poder irse al cabaré y echarse querindongas presumiendo de modernos.
La muestra final de mi aserto es la participación en la antidemocrática movida anticatólica del payaso Leo Bassi, ese pequeño cabrón que nunca habría salido de un circo de cuarta categoría si no se hubiera dedicado a escandalizar esnobs.
La pregunta que queda es la siguiente: ¿no hay nadie con lo que hace falta que organice una marcha -de paralelo recorrido y parejas intenciones- bajo la advocación de la Reverenda Estaca, del estamos hasta el pirigurcito de la boina de la Luna o, más sencillamente, de Sanseacabó.?