Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 21 de diciembre de 2010

SOBRE EL HIJO DE PUTA PREDILECTO.

Y lo digo con motivo, puesto que el cabrón Carrillo renegó de su padre.
El caso es que la ciudad de Gijón ha decidido nombrar a Santiago Carrillo Solares hijo predilecto. Nada más y nada menos que por -dice Público- haber mantenido sus ideas "con coherencia"; por haberse afanado en desarrollar "un país mejor, más libre y más justo para todos"; por "su demostración de valor y dignidad política y personal"; y por ser ejemplo "de moderación, tolerancia, responsabilidad y sentido de la realidad", así como de "lealtad" a sus orígenes, ideas y país.
Decir que la pobre ciudad de Gijón está dominada por la peor clase de tontos, que son los que presumen de su propia necedad con acomplejado snobismo, es una obviedad. Basta saber que hay en ella muchos imbéciles que matriculaban sus coches en Gerona porque -desde la aldeanización del nombre por Girona- las iniciales GI podían pasar por orígen gijonés ante los incultos.
Sobre la coherencia del hijoputa predilecto, bastaría preguntarle al PCUS sobre su pase al llamado eurocomunismo; sobre el país mejor, libre y justo, darían fe los asesinados en Paracuellos y en las chekas de Madrid; sobre su valor y dignidad, darían fe los comunistas que se quedaron y apechugaron, en tanto que él salía de naja hacia la madrecita URSS, y los que él mandó al maquis, engañándolos con la mentira de que el pueblo español los recibiría con los brazos abiertos. Sobre su moderación, tolerancia y responsabilidad, hablan sus recientes declaraciones acerca del peligro que supone el fascista PP y de que hay que expulsar a la derecha de la vida pública. Cosa que a mí me importa tres leches, porque el acojone del PP merece eso y más; pero que demuestra la tolerancia, la moderación y la responsabilidad del rojo de mierda, así como su sentido de la realidad, al decir que se sentía orgulloso de que "los que han luchado contra la libertad del pueblo español y los que han tiranizado 40 años este país, me consideren como un adversario", porque dos concejales peperos faltaron al acto de proclamación hideputense.
Sobre la lealtad a sus orígenes, ya queda dicho lo que hizo con ellos renegando de su padre porque este no se pasaba a la Unión Soviética; la lealtad a sus ideas las definen sus bandazos ideológicos con tal de seguir en el machito; la lealtad a su país la demuestra la foto de la Puerta de Alcalá madrileña con sus fotos de Lenin y Stalin y sus vivas a la URSS, durante su etapa de mandoncillo. Sobre su lealtad genérica, algo podría decir Julián Grimau, al que envió a España delatándole después, a fin de, en primer lugar, quitárselo de en medio; y en segundo, procurarse un "martir" para su propaganda (véase Crónica agitada de unos años tranquilos, de Ángel Ruíz Ayúcar).
Sin embargo, hay que reconocer que los concejales gijoneses han hecho bien en nombrar hijo predilecto de su ciudad a este soberbio ejemplar de cabrón. Basta ver -foto adjunta- lo que piensan las autoridades asturianas que son sus ciudadanos.

Pues eso: digno hijo de tales autoridades.

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