Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 20 de septiembre de 2009

SOBRE LA LEGION.

Hoy es 20 de septiembre, cosa que cada año suele ocurrir por estas fechas. Hoy es, también, el aniversario de la fundación de La Legión por aquél heróico y genial Coronel Millán Astray.
Si, ese mismo José Millán Astray que gritó ante Unamuno el famoso muera la inteligencia, tan repetido por tanto bobo, pijiprogre y mamarracho. Por cierto, el mismo Unamuno que, filosofando, entendía que el muero porque no muero teresiano era un buen antecedente de los "!viva la muerte!" del Tercio.
El General Millán Astray -ya General en aquella Salamanca guerrera- no quería matar la inteligencia. ¿Cómo iba a renunciar a la inteligencia uno de los militares más preparados de la época? Millán Astray estaba cansado de que un catedrático de griego quisquilloso, tozudo y tocapelotas, hiciera jueguecitos de palabras y sofisteara cuando lo mejor de España -a uno y otro lado- se dejaba la piel en las alambradas.
¿Es que puede ser un cafre, un tonto o un chulo quien es capaz de dotar a una Unidad militar de la mística legionaria?
ESPÍRITU DE DISCIPLINA: cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.
ESPÍRITU DE SUFRIMIENTO Y DUREZA: no se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño; hará todos los trabajos, cavará, arrastrará cañones, carros, estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden.
ESPÍRITU DE MARCHA: jamás un legionario dirá que está cansado, hasta caer reventado; será el cuerpo más veloz y resistente.
ESPÍRITU DE UNION Y SOCORRO: a la voz de «¡a mí la Legión!» sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio.
ESPÍRITU DE COMPAÑERISMO: con el sagrado juramento de no abandonar jamás un hombre en el campo, hasta perecer todos.
ESPÍRITU DE LA MUERTE: el morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde. Camisa legionaria, hábito de guerrero que llevé con honor, déjamela, Señor, como sudario en el momento de mi muerte, que es vida hacia Ti.» (Del «Credo Legionario».)
Y esto no son palabras, como esas leyes y esas medidas que continuamente dice tomar el Gobierno que para nuestra desgracia desgobierna a España. Son hechos; 10.000 muertos, caídos en el servicio y defensa de la Patria, e infinidad de actos heroicos, lo demuestran y confirman. En ochenta y nueve años de vida, la Legión se ha convertido en el cuerpo más glorioso del Ejército español, que es decir del mundo entero. ¡Bien podía sentirse contento Millán Astray de su creación! ¡Bien podía sentirse orgulloso Franco —el que fuera Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de todos los españoles— de haber vestido una de las primeras camisas legionarias, y haber moldeado y forjado la Legión según el sueño —el ideal— de su fundador!:
«... Vosotros volvéis ahora a la rudeza de la paz y al “caffard” de los campamentos; pero pensad, caballeros legionarios, que allí se formó, se forma y se seguirá formando vuestro estilo. Estoy seguro de que si España os llama otra vez, moriréis a trozos como vuestro coronel, o completos, de una vez, como murieron los miles de legionarios en la geografía de Marruecos o España...»
(Millán Astray, citado en «La Legión, revista de los Tercios», mayo, 1978, pág. 7.)

«Vosotros, legionarios, que tantas veces, antes y ahora, habéis sido vilipendiados, sois vilipendiados, y ¿sabéis por qué?, porque os tienen miedo y ese miedo proviene de que vuestros enemigos saben que os mantenéis firmes tanto en Puerto del Rosario como en Ceuta como en esta Melilla la Avanzada. Una Avanzada que mira al Norte y al Sur. Todos sabemos que los legionarios no deseáis la guerra, sino la paz de España, pero si la paz no triunfa, que es el odio y la envidia quien pretende vencer, ¡aquí esta la Legión! Esto es lo que significa vuestra presencia y la presencia de los que de la Península hemos venido a acompañaros en este día. ¡Viva España! y ¡arriba España! Vosotros tenéis el tesoro de nuestro porvenir en vuestras manos. Así sea.»
(Fray Justo Pérez de Urbel —el que fuera abad primado del Valle de los Caídos— en su visita al Tercio Gran Capitán, 1° de la Legión, el día 25 de febrero de 1978, con motivo de la celebración del Sábado Legionario) («La Legión, revista de los tercios», abril, 1978.)
Después de las palabras de Millán Astray y fray Justo Pérez de Urbel -¡ay, qué diferencia con estos anselmillos de hoy!- bien poco queda por decir. Acaso, informar a quien lo haya menester, que aunque hayan deshecho la mitad de las unidades legionarias, el espíritu de La Legión no lo van a romper, porque es el espíritu de España.
Y todavía quedamos algunos que -sin haber vestido la gloriosa camisa verde- llevamos encima la azul mahón, que se le parece mucho en la esencia.
¡Viva La Legión!
¡Arriba España!


P.S. Para quien guste de saber la verdad, y no lo que le cuentan los tontos rabiosos, o los lameculos floridos, o los rojazos de guardarropía, pulsando sobre los títulos podrán descargarse el Diario de una Bandera, del Comandante Francisco Franco Bahamonde; o La Legión Desnuda, del Caballero Legionario Antonio Maciá Serrano; o Legionario en España, del inglés -y legionario- Peter Kemp.




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