Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 12 de marzo de 2010

SOBRE LA DENUNCIA DE TRILLO.

Denuncia consistente en darse cuenta, a estas alturas, de que -informa La Gaceta- las izquierdas adolecen de una mentalidad que es un poco la del 'buenismo' correccionalista" y piensan que "el delincuente merece más que la víctima, que es un enfermo social al que hay que tratar muy bien en la cárcel. También añadió el señor Trillo que esta mentalidad se le antoja decimonónica y antigua.
Debería saber el señor Trillo que, mas que decimonónica, la chorrada del buen salvaje es dieciochesca. Y como el señor Trillo no parece ser demasiado tonto, también debería entender que si a las izquierdas les gusta pensar que el delincuente merece el mejor trato y a la víctima que le vayan dando, es porque tanto socialistas como comunistas se ven como carne de presidio, y buscan las mejores condiciones para su futuro.
No pretendo afirmar -aunque tampoco lo negaré tajantemente- que ser socialista o comunista implique ser delincuente. Lo que afirmo es que, por la particular configuración de su mentalidad, tan próxima al topicazo, a la mentira, a la generalización y a la estulticia borreguil, suelen creerse peseguidos injustamente cuando vulneran la ley que -en teoría- es igual para todos. Pretenden patente de corso, o consentimiento de niño malcriado, y cuando se les niega les entra la rabieta, de forma que consideran hermanos incomprendidos a los delincuentes.
Todo esto debería saber el señor Trillo. Y aún debería saber mas, y es que él y su partido tuvieron ocho años de gobierno -cuatro de ellos con mayoría absoluta- para haber puesto orden en lo que ahora critica.
Así es que, señor Trillo, empecemos a ver las vigas propias.

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