Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 21 de abril de 2010

SOBRE EL PAN SUYO DE CADA DÍA.

Perdóneseme la irreverencia -si la hay- pero es que todos sabemos qué intereses mueven tanta solidaridad hacia el nefasto juez Garzón -nefasto según sentencias de los tribunales que tuvieron que enjuiciar sus bodrios de instrucción sumarial- y de donde vienen -del antifranquismo a partir del 76, que no antes, lo que constituye carrera aventajada y de beneficios pingües- y a donde van: a la subvención, la prebenda, la mojiganga y la corrupción, que son su salsa natural.
Ha nacido una nueva secta -la de los garzonianos-, que como mandamientos tienen la prevaricación, el cohecho, la ilegalidad y la ineptitud profesional. Y con tales normas básicas, es evidente que tiene muchos adeptos y cada día tendrá más.
Aunque no tantos como los creadores pretenden, porque -según Público, que estos días está resultando fuente inagotable de desjarretamiento risible- las asociaciones denominadas para la recuperación de la Memoria Histórica van a entregar al Consejo General del Poder Judicial unas 200.000 firmas en apoyo de Garzón; doscientas mil firmas en un manifiesto que titulan "un millón de voces en defensa de las víctimas del franquismo. Por la democracia, por los derechos humanos y en apoyo al juez Garzón".
Y a mí no me salen las cuentas, porque doscientas mil son la quinta parte del millón, si Pitágoras y otros torturadores psicológicos no mentían.
En todo caso, -y suponiendo que el total de españoles con derecho a voto sea de unos 23 millones, que ya serán más, porque este cálculo lo hago contando los votos de sociatas y peperos nada más- un millón de firmas supone el 4,3% del total. Esto es: que el 95,7% no está a favor de Garzón ni de los garzonianos. Y teniendo en cuenta que el pretendido millón se ha quedado en 200.000, el porcentaje de los favorables a los garzonitas es de 86 centésimas (0,86%) del censo electoral. Si no discriminamos por edad, y sumamos a los posibles votantes a los menores de edad, los porcentajes pueden caer drasticamente. En resumen y para los poco aficionados a los números: que son una mierda, a pesar de tener tele y periódicos.
También es curioso que una cuchipanda de Internet -donde, ojo, tienen sitio incluso los menores de edad- haya recolectado 50.000 adhesiones. Esto es: el equivalente al 0,205% del censo electoral, tirando por alto. Pese a tan magro resultado, no se privarán de hacer manifestaciones el próximo día 24, con el lema NO PASARÁN. Lema que, dice la prensa, es fruto de la minerva de la cantante Marina Rosell -conocidísima en los primeros años 70, y lastimosamente naufragada en el periplo democrático- intentando darle un pedigrí del que carece -el lema y la cantante- y se demuestra fácilmente con el hecho de que mientras la denominada cantante se inventaba la frase, ya había fulanos -y, en atención a la igualdad de doña Bibi, fulanas- con esos carteles en la calle. Y aunque ando distanciado de las imprentas ultimamente, apostaría a que en confeccionar, imprimir y distribuir unos carteles se tarda más de un cuarto de hora.
De todas formas, esto del NO PASARÁN -una vez terminado el ataque de risa- me congratula bastante. Porque el antecedente pasionario -o sea, ibarruriano- ya quedó en lo que todos sabemos: en el cuplé -o pasodoble, no recuerdo- interpretado por Celia Gámez: Ya hemos pasao.

http://www.youtube.com/watch?v=Q193sJ-SzYE


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