Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 18 de noviembre de 2014

SOBRE LA VUELTA AL TRULLO POR "SENSIBILIDAD SOCIAL"


La del señor Matas, presidente que fue del gobiernín de Baleares, y condenado por tráfico de influencias a nueve mesecillos de cárcel. Según dice El Mundo -página 10 de la edición de papel- el juez de vigilancia penitenciaria de Valladolid ha revocado el tercer grado que la administración carcelaria de había concedido, basándose en la sensibilidad social con los temas de corrupción.

Bien: no soy juez, ni fiscal, ni siquiera abogado; soy un ciudadanito de a pie que en su día aprendió aquello de que la ley es igual para todos. Entonces, lo que me pregunto es si el señor Matas ha cumplido las condiciones legales para acceder al tercer grado, o no lo ha hecho. Si las reúne, mantenerlo en prisión es una manifiesta discriminación; especialmente si el motivo es la sensibilidad social, pues ello implica que si esa sensibilidad fuera menor, el criminal estaría en la calle sin problema. Es decir: mantenerlo en prisión es prevaricar.

Si no reúne las condiciones, entonces alguien de la administración carcelaria ha prevaricado al concederle el tercer grado, y se le tendrán que exigir las responsabilidades correspondientes.

Se mire como se mire, aquí hay alguien -algunos, varios, muchos- que se pasan la ley por donde no digan dueñas, y la adaptan, conforman y deforman en función de la opinión pública. Y eso no es justicia ni por el forro.

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