Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 13 de noviembre de 2009

SOBRE LAS CUNETAS.

Las aludidas por don Francisco Camps en respuesta al portavoz del PSOE en el parlamento autónomo valenciano, al que dijo textualmente: "Le encantaría coger una furgoneta, venirse de madrugada a mi casa y por la mañana aparecer yo boca abajo en una cuneta."
Don Ángel Luna, el socialista, se mostró escandalizado, así como la prensa, radio, televisión y tontolabas sin graduación. Incluso hubo quien dijo que estas frases resucitaban acontecimientos ya superados.
Esta referencia a acontecimientos superados ya, es sospechosa de no estar incursa en la ley de memez histérica porque, de ser una de las acusaciones hacia el franquismo, ya lo hubieran repetido a bombo, platillo y trombón de varas.
Y no es que a mí me resulte particularmente simpático el señor Camps; pero por poco que no se sea estúpido, inculto o cabrón, se sabe que esto de presentarse en casa de un político enemigo de madrugada, y hacerlo aparecer asesinado en una cuneta no es cosa nueva.
Don José Calvo Sotelo podría decir algo al respecto. De no haber sido asesinado por guardias de asalto socialistas el 13 de julio de 1936.

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