Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 14 de marzo de 2012

SOBRE LA INSUMISIÓN GERUNDENSE.

Resulta que -dice El Mundo- el Ayuntamiento de Gerona ha aprobado una propuesta para "liquidar, cuando sea posible, todos los impuestos -IRPF e IVA- en la Agencia Tributaria de Cataluña y deje de hacerlo en la de España, y que por tanto se apueste por la insumisión fiscal como medida contra el déficit fiscal."

La cosa viene de los grupetes declaradamente separatistas -5 votos-, y ha contado con la oposición del PP (3) y la abstención de CiU (10) y PSC -el partido de doña Carmen Chacón- (7). Es decir: la propuesta alcanzó la democrática aprobación por 5 votos a favor contra 20.

Para reducir el déficit fiscal no se les ha ocurrido pedir el cierre de miniembajadas, que suponen 32 millones de euros anuales y que son, a modo de ejemplo, 832.260 euros la de Bruselas; un millón la de Madrid. No se les ha ocurrido recortar el déficit empezando por los tres millones y medio en abortos, los 500.000 euros en subvencionar asientos vacíos en vuelos desde Lérida; los más de 100.000 euros blindados de su parlamentito aldeano...

Así es que, como vivimos en el país del absurdo -¿mejor dicho, acaso, en un país lleno de gente absurda?- voy a contribuir con mis propuestas, igualmente absurdas.

Y lo haré pidiendo que el Gobierno de España impida utilizar a los insumisos -a las personas y a las Instituciones- todas aquellas cosas que fueron construidas con el dinero de los españoles en general, sin distinción de provincia de residencia.

Por ejemplo, cortándoles el agua de los embalses construidos por el Estado; cerrando la difusión de señales radioeléctricas de Retevisión; concediendo a otras entidades que sí tributen adecuadamente, las frecuencias de radio y televisión locales que ahora usen los insumisos; imponiéndoles un canon por kilómetro recorrido en carreteras de la Red General del Estado y en trenes que utilicen las vías de las redes generales; negándole a esos insumisos el derecho a voto en las elecciones generales españolas, así como la gestión de los censos electorales; retirándoles los documentos de identidad y pasaportes españoles; obligándoles a canjear su permiso de conducir cada vez que abandonen su pueblo; exigiéndoles la devolución de las matrículas de sus vehículos, gestionadas por el Estado; en fin, todas esas cosillas y otras muchas que a buen seguro se nos podrían ocurrir.

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