Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 28 de febrero de 2010

SOBRE LA OFENSIVA CONTRA EL CAYO.

Don Cayo Lara, troglodita mayor de I(h)U, que a estas alturas de cumplido el vigésimo aniversario del derrumbe del muro de Berlín, ha salido diciendo en Pamplona que hay una ofensiva de la derecha contra -textualiza Público- los "derechos y valores de la izquierda".
Vamos a ver, don Cayo: nadie duda que la izquierda tenga valores. Los conocemos muy bien, e incluso los tenemos debidamente cuantificados en moneda de curso legal, y en chanchullos de curso ilegal.
Pero no sabíamos que existían -declaradamente- los derechos de la izquierda. Y es de agradecer la confesión, porque así ya nadie nos podrá llamar exagerados, ultras, desestabilizadores -o cualquiera de esas gilipolleces a que ustedes, los rojetes, son tan aficionados-, cuando decimos que en esta llamada democracia sólo tienen derechos los rojos, los delincuentes y los sinvergüenzas, condiciones no excluyentes y a menudo complementarias.
Así es que ya lo saben ustedes: la izquierda tiene derechos privativos y propios, que no cobijan a la derecha, al centro -si alguien sabe lo que es-, y a los particulares sin graduación.
Defiende don Cayo al juececito Garzón, que -dice- es "el único que ha estado metiéndose en las cosas más delicadas de este país".
Hay que ver, Cayito, hijo, lo tontos que os ponéis los rojos a veces. Un necio con puñetas pregunta -a 35 años vista, échale guindas- si Franco está vivo para empapelarlo, y tu y los tuyos ya perdéis el culo por alabarle, de forma que acabais defendiendo que a los jueces les pague los estudios y los viajes un Banco de esos que satanizáis. Es que sois de traca, coño. Llega cualquiera, dice ¡muera Franco!, y le soltais una subvención y le concedéis patente de chorizo.
Y luego sigues con lo mismo de siempre, que es que sois monotemáticos: que si la mujer tiene "derecho a su cuerpo" y que la Iglesia convoca manifestaciones "con el dinero de todos".
Mira Cayín, no te voy a decir otra vez que -científicamente hablando- una cosa es la hembra, y otra la cría, dicho en términos animales para que te sean accesibles. Y pierde el miedo, que nadie quiere para nada el cuerpo de tus seguidoras, porque la inmensa mayoría, Cayo, son un callo. (Siento que parezca un juego de palabras, pero las reclamaciones al maestro armero; en este caso, a la RAE).
Y el dinero, Cayo, es el de todos los católicos; de todos los que nos sale del bolígrafo marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta; pero ni un céntimo del dinero tuyo, caso de que no te salga a devolver, que seguro que sí. Sale de nuestra real gana, y quien no pague no tiene por qué hablar.
Unicamente acierta don Cayo en la apreciación sobra la actualidad económica, y en su calificación: la situación está "jodida". Y añade que la banca "no solo no tiene crisis, sino que tiene más beneficios" y esto es "un insulto a la inteligencia y la solidaridad".
No dice Público -que es de donde tomo la información, porque la prensa seria no dice nada, como es normal- si don Cayo ha dado muestras de saber quien gobierna y, por tanto, autoriza el descarado robo de las comisiones bancarias y los intereses usurarios. Porque mucho criticar a la derecha, Cayito, pero quien permite desde hace 6 años esta sinvergonzonería es Rodríguez Zapatero, que te enteres.
Y por último, propone el señor Lara una serie de cien medidas para salir de la crisis con propuestas de "izquierdas", que -dice- el viernes le presentó al Gobierno.
Espero, don Cayo, que no sean todas como la de sus mujiks de la Comunidad de Madrid, que hace unos días pedían la instalación de energía solar en los edificios, con evidente desconocimiento de que eso ya es obligatorio por Ley desde hace tiempo.
En fin, que tiene usted una suerte loca de ser comunista residual, nostálgico de un sistema derrotado y fenecido, porque si el padrecito Stalin levantase los bigotes, Cayito, te ibas a hacer un crucero por el Gulag que no veas.

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