Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 24 de diciembre de 2012

SOBRE HOY QUE ES NOCHEBUENA, Y MAÑANA NAVIDAD.

Y que, contra lo habitual en estas fechas, no es tiempo de consumir como bestias, ni de hipocritear con una bondad de calderilla. Hoy, esta noche, dentro de un rato, nos nace Dios.

Poca cosa para los que se pasan el año entero contemporizando con el -para ellos- mal menor del asesinato quirúrgico o químico; para los que vuelven la jeta a otro lado cuando los gobernantes esquilman a los pobres para beneficio de los ricos, cuando los canallas amenazan la vida de la Patria.

Poca cosa para los que los que sólo apetecen la fiesta -con minúsculas- de los tres infinitivos de la segunda conjugación que es su norte. Poca cosa para los borregos, los tontos, los sinvergüenzas y los cabrones.

Me pregunto si será suficiente este Divino nacimiento -el mismo que ocurre cada día en quien lo permite- para darnos la Fe que -temo- empieza a escasear; la Fortaleza que vamos a necesitar, y quizá, si Dios lo quiere, algo de Templanza. Y si no, Dios mío, un poco de mala leche para cuando haga falta.

Como de costumbre -no podía ser de otra forma- quiero desear una Feliz Navidad a mis hermanos en España, sean quienes sean y estén donde estén. Para ellos, mis mejores deseos y este video -pulsando sobre la imagen- que ya ofrecí hace un par de años, pero me sigue pareciendo simpático y fresco, lleno de ternura y de inocencia.

Para los demás -o sea, para los que no son españoles, no saben qué es eso ni les importa qué sea- lo de costumbre también: que les den.


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