Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 17 de noviembre de 2013

SOBRE LA DESAPARICION.

La mía, desde hace cosa de un par de semanas, y lo que cuelga.
 
Para conocimiento de camaradas y amigos -y aviso de los que nolo sean-, debo explicar que una vez más me encuentro fuera del "mundo" gracias a que mi ordenador ha tenido a bien ponérseme en huelga. Acaso imitando a los juerguistas de la basura madrileña, que ahora se dedican a esparcir la que antes recogían.
 
El caso es que mi ordenador dijo hace unos días que hasta allí había llegado, se apagó, y se mantiene en sus trece, así es que tengo que recurrir a un ordenador prestado para dar este aviso, en tanto le miro las tripas al mío o -caso extremo- lo llevo al técnico.
 
No quiero aburrir a los habituales con mis peripecias para intentar poner en uso un ordenador viejo, el cual también ha considerado oportuno dejarme tirado. Las historias sobre formateos, particiones, instalaciones de sistema, etc., darían para mucho, y regocijarían a cuantos empezaron en este mundillo de la informática cuando el señor de los sistemas era el MS-DOS. Pero valga de momento un saludo a todos, como explicación de por qué no escribo aquí, ni puedo recibir correo, ni responderlo.
 

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