Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 6 de junio de 2011

POR LA BOCA MUERE EL PEZ. (por Arturo Robsy)

Dice el príncipe D. Felipe que "por mecanismos democráticos todo es posible." No se trata de un titular, sino de una frase dicha en directo, u oída en directo, cuando alguien advirtió a Su Alteza que lo bueno era la república.

Está muy gastado el argumentario a favor y en contra de la democracia, pero sigue en auge la capacidad humana para no calcular lo que significan las palabras, en este caso un artículo, todo. Unir la totalidad a la posibilidad ya es un error de lógica: La posibilidad, que se mueve entre el ser y el no-ser no se lleva bien con lo absoluto que significa "todo".

O sea, no todo es posible. Por ejemplo, el hombre que vuele solamente agitando los brazos como las aves las alas. Naturalmente se da por supuesto que el príncipe no se refiere a la totalidad del Universo. Su Alteza habla de un método de organizar la sociedad en orden a la representación de los ciudadanos: la democracia, Palabrita griega, irreal, que significa el gobierno del pueblo. Si el pueblo (o sea, todos los ciudadanos) gobernara, ¿quién obedecería?

Pero no es por ahí por dónde se va. Ni siquiera se avanza por la idea de Aristóteles (que era un poco rojo) de las formas de gobierno justas, donde figuran Monarquía y Democracia. La democracia excluye la monarquía, a no ser que se corone a todos los ciudadanos. Cónstese que algunos liberales hacen equivaler las asambleas con la "rojitud", por así decir. Las democracias griegas, la ateniense que es la famosa, eran asamblearias; en ocasiones se sorteaban empleos públicos y "al que le den, que se joda", con perdón.

El asunto clave es que el príncipe de España hablaba de que, mediante una organización democrática que incluye las votaciones, es posible cualquier cambio en la forma de gobierno. Ese todo, mal pensado, dice que también, democráticamente, es posible un sistema no democrático si el pueblo, los votos, lo reclaman así.

Y esto es grave. Como para que llamen ultraderecho a quien lo diga y para que le mienten a Hitler, que democráticamente fue Hitler. Si hasta lo que es posible, reclamar responsabilidades, reclamar legitimidad, reclamar inteligencia pública, no sucede, no se hace.

Como dicen todavía algunos, por la boca muere el pez. O sea, no sólo por la urna.

Arturo Robsy.

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