Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 27 de febrero de 2012

SOBRE LA PREVARICACION DEL SUPREMO.

Prevaricación dada a conocer hoy, a propósito de la absolución del ex-juez Baltasar Garzón por el llamado caso de las fosas del franquismo.

Este caso, que en esencia estaba fundamentado en que un fulano hiciera de su toga un sayo para pasarse la Ley por el forro de las puñetas, ha sido considerado como un error y un exceso, pero no lo suficiente para representar el delito de prevaricación.

A falta de leer -y entender, que esa es otra- la sentencia, me guío por lo que dice El Mundo; y lo que dice es que en la sentencia se lee que la resolución de Garzón declarándose competente contiene argumentaciones erróneas, pero "no merece el reproche de arbitrariedad" exigido por el delito de prevaricación.

Evidentemente, para el Tribunal Supremo no existe arbitrariedad en que Garzón se declarase competente para investigar sobre las llamadas fosas del franquismo, cuando él mismo había firmado que no había lugar a investigar las de Paracuellos del Jarama, precisamente por la Ley de Amnistía de 1977.

O sea: que investigo lo que me sale del birrete, y el Tribunal Supremo se la envaina.

Y si el Tribunal Supremo no condena al ya, por otra parte, condenado Garzón, es evidente que el Tribunal Supremo comete un delito de prevaricación. Cosa que, por supuesto, no me extraña lo más mínimo.

sábado, 25 de febrero de 2012

SOBRE EL AHORRO.

El de la señora ministra de Empleo y Seguridad Social, doña Fátima Báñez, que ha tenido a bien enviar una misiva a -dice La Gaceta- 853.072 pensionistas, para pedirles perdón por la subida del IRPF, argumentando que la cosa está chunga y hay que sacudirse la mosca.

Y uno no tiene más remedio que preguntarse si acaso doña Fátima no tendría que subir el IRPF a los pensionistas, en caso de mostrarse menos generosa -ella y los múltiples ministros, directores generales y administraciones varias- con las misivas.

Porque el Ministerio de Empleo y Asuntos Sociales -que ya envió una carta a todos los pensionistas comunicándoles el incremento de su pensión- se ha gastado -a razón de 0,36 € por carta, según tarifa oficial- nada menos que 307.105,92 euros.

Y si estos 853.072 pensionistas suponen -según fuentes del Ministerio- el 11,5 por ciento del total, resulta que la primera comunicación se dirigió a unos siete millones y medio de beneficiarios. Lo cual, a razón de esos 0,36 euros por carta, suma 2.700.000 euros.

Añadiéndole los últimos trescientos mil euros largos, tenemos más de tres millones de euros gastados en cartitas.

¡Normal que haya que subir impuestos!

viernes, 24 de febrero de 2012

SOBRE UNA TACTICA REPETIDA.

Imagino que, al menos una parte de mis posibles lectores, estudiarían en Institutos o Universidades en los últimos años 70. Si así es, todos recordarán -la cosa no es para menos- las innumerables huelgas, o intentos, siempre en solidaridad con los compañeros del metal. Supongo que -si como fue mi experiencia- les pusieron un examen final a las cuatro de la tarde de un sábado del mes de junio, ningún compañero del metal se solidarizaría con ustedes. La solidaridad -en lo que a manifestaciones, huelgas y algaradas se refiere- raramente es recíproca, salvo que lo ordenen los amos.

Quiero decir con ello que cualquiera que pasara por un Instituto en aquellos años -últimos 70, repito- está más que de vuelta con respecto a la movida valenciana -que no es primaveral por un mes largo, por mucho que los partidos de ultraizquierda se lo inventen reservándose una dirección web al efecto-, y saben de sobra de qué van estas cosillas.

Estas cosillas van de individuos, generalmente vagos y un tanto maleantes, que viven divinamente de provocar algaradas. En mi Instituto -el Quevedo, de Madrid, para quien guste detalles- había dos de ellos claramente caracterizados, y algunos subcontratados cuando hacían falta. Digo subcontratados y digo bien, porque aquellos dos elementos, y los ayudantes ocasionales, cobraban por su actividad. Y cualquiera que haya vivido esa época no me dejará por mentiroso.

Estas cosillas van de individuos que animan a los estudiantes a pasar de ir a clase montándose una huelguecita, una manifa, una solidaridad con los compañeros del metal o -dado que ya de eso casi no queda tras la europeización industrial- con los que sea. Los estudiantes, generalmente, son bastante proclives a aceptar cualquier cosa que les exima de estudiar, y no me queda tan lejos como para no recordarlo, así es que el principio es fácil. Les dicen, por ejemplo, que los estudiantes de no se que Instituto no tienen calefacción y hay que solidarizarse con ellos, y allá que van los de este otro, que sí la tiene, a la movida. Que además, tiene su poquito de aventura, de cambiar el mundo y de heroica defensa de los oprimidos.

Si luego de hacer un poco el vago, de permitirse alguna pequeña algarabía, se van a casa, no pasa nada. Pero si al lado de los estudiantes se ponen los vagos y maleantes contratados al efecto para contagiar la excitación, para difundir rumores, para exagerar las cosas, alguno acabará por salirse de madre. Y si entonces la Policía carga, harta de que los niñatos -que uno a uno suelen ser muy majos cada cual en su casa, pero que juntitos se envalentonan hasta resultar unos energúmenos protegidos en el número y el anonimato- les insulten, les apedreen, les tiren botellas y les lancen patadas, basta con filtrarle a los estudiantes que ha habido detenciones para lanzarles a la solidaridad con los compañeros detenidos.

¿Creen ustedes que algún estudiante de los que andan en la movida va a preguntar por el nombre del detenido? ¿Creen que, aunque se lo dijeran, se va a parar a pensar si lo conoce o no? ¿Creen que -aunque le llame la atención- va a decir que ese no es estudiante, que tiene 40 años y que no lo conoce de nada? Yo se lo digo: no.

Y los agitadores seguirán echándole leña al fuego, armando gresca para que liberen a sus compañeros. A los compañeros de los agitadores, claro. A los individuos con antecedentes de antisistema, de ultraizquierda, de anarquistas, de okupas o de vulgares maleantes, que son los detenidos.

Y al final, ya caldeado el ambiente y los tópicos en plena ebullición, saldrán los lidercillos, los que ya desde el Instituto -o desde la cuna- tienen madera de sindicalista paniaguado o de izquierdista con pedigrí, descendiente de la pata izquierda de don Carlos Marx, el que siempre vivió del cuento, del braguetazo y de los sablazos. El mismo que aleccionó a su canalla buena para la comprobación de nuestras teorías -según carta a su compinche Engels- para que pusiera en primera fila de las huelgas a las mujeres y a los niños.

Y los niños, debidamente arrastrados por el compañerito sindicalista que presenta sus reivindicaciones de izquierdas contra la derecha que les agrede -sentido literal de las explicaciones dadas por un chulillo topiquero-, acaban convencidos de que defienden más estudio y menos violencia, sin parar mientes en que los que están insultando -violencia verbal- y apedreando -violencia física- son ellos, y que mientras lo hacen no estudian. No importa: son de izquierdas, y se lo deben todo.

Así es que, ya llegados a ese extremo, lanzan a su canalla -Marx dixit- contra las sedes del PP. Que yo sepa -tengan la bondad de corregirme si hay error- ningún recorte del PSOE se ha visto contestado con manifestaciones, concentraciones o meras algaradas ante sus sedes. Solamente una vez se permitió a AES manifestarse ante Ferraz; después, en posteriores ocasiones, la concentración fue obligada a desplazarse un centenar de metros, seguramente para que ningún sociata se sintiera definido.

Y esto ya nos suena de algo, ¿verdad? Lo de manifestarse, concentrarse, romper cristales de las sedes del PP, digo. A mi -creo innecesario repetirlo para los habituales, pero nunca se sabe quien puede acabar aquí- no me gusta el PP. No soy del PP, ni lo he sido, ni lo voy a ser. Pero los hechos son hechos, con el PP o con Perico el de los Palotes.

Y el hecho es que en España siempre hay incontrolados y espontáneos ante las sedes del PP cuando ocurre algo. Si están acordándose de la espontánea movida en torno al 11-M no es por casualidad, obviamente.

Lo cual debería servir de aviso al PP, si el PP no fuera tan cortito, tan blando, tan fofo. Aunque bien visto, si no fuera todas estas cosas no haría falta aviso, puesto que no habría motivos, y de sobra sabrían los agitadores de ultraizquierda que a sus sedes convenía dejarlas en paz, como en su día aprendieron -tras un par de intentos que no acabaron para ellos demasiado bien- que a la sede de Fuerza Nueva no se la tocaba.

Y debería servir de aviso, porque la izquierda siempre emplea la misma táctica, desde hace siglo y medio: capitalizar las reivindicaciones -probablemente razonables en principio- de cualquier grupo, e inflarlas hasta convertirlas en inaceptables, porque no buscan soluciones, sino enfrentamientos, y cuanto más enconados mejor.

De la misma forma, la propia ultraizquierda hace la función de dique de contención de las iras populares que no convienen a sus intereses. ¿No se les ha ocurrido pensar que aquella movida del 15-M, que en principio pudo ser auténticamente una protesta popular contra todo un sistema corrupto y nefasto, dejó de tener fuerza en cuanto se hicieron con la dirección los ultraizquierdistas?

Valen para todo estos chicos, y lo mismo te montan un tiberio con los estudiantes que te anulan el desasosiego popular. Para eso les pagan.

jueves, 23 de febrero de 2012

HOLA AL TRABAJO OBLIGADO. (por Arturo Robsy)

Un elevado cargo de la Empresarial, convencido de que la oportunidad le va a venir del gobierno del PP, se ha descolgado con la petición de que el parado que rechace un trabajo que pierda el seguro de paro. Si tiene que irse a Finlandia, se va.
La ministra de Sanidad, casi a la vez, habla de prohibir las terapias inútiles, aunque no define lo que significa inútil. Se trata de ahorrar gasto a costa de los más débiles: los enfermos, como ya se hace en Cataluña.
Estas medidas, de momento en el nido, hacen pensar en el capitalismo salvaje y en la idea básica, ya dicha desde hace años, de la privatización de los servicios sociales. Algunos locutores ven bien lo de privar del seguro de paro a quienes rechacen un trabajo, tanto da si saben hacerlo o no. Se trata del trabajo obligado se quiera o no, se conozca o no. O sea, un ataque a la libertad y a los derechos humanos. Es, claro, un paso más hacia el trabajo esclavo que tanto se ha criticado sin distinguir entre tiempos de guerra ni tiempos de paz.
¿Medidas de catástrofe bélica en tiempos de paz? Trabajos forzados como se ha hecho con presos o prisioneros? La mentalidad que puede pensar así es propia de quien se imagina que ha vencido en un conflicto bélico y de quien piensa que la globalización ha sido y es invasión y que los invadidos, nosotros entre muchísimos más, deben empezar a pagar los costes que han tenido los que tratan de dominar el mundo.
¿Y la terapia inútil? Se sabe bien, y lo dice la clase médica, que salvo las infecciones, nada se cura en realidad. En lo demás, se aplacan las molestias, los dolores, pero se trata de ir poniendo muletas químicas para que, aunque no se vea la recuperación de la salud, se alivie el sufrimiento y se recupera cierta calidad de vida. Pero la recuperación de la salud es, suele ser, inviable.
Y eso ya sucede con la eutanasia más o menos encubierta. Si la persona no se va a recuperar ¿por qué no matarla como cuando a un caballo se le rompía la pierna en las películas del Oeste? Y con los abortos: si se descubre una enfermedad genética o la posibilidad de que el nasciturus no vivirá más allá de la infancia, puede ser eliminado.
Ahorrar al precio del sufrimiento humano o de la libertad son prácticas muy peligrosas, muy humillantes, muy inhumanas. Periódicamente ideas como esas se lanzan sobre la sociedad como solución a la pobreza que avanza o como remedio al pago de la exorbitante deuda, lo que equivale a dinero. Y por dinero la gente debe sufrir, no nacer, morir o trabajar en lo que le manden.
A esto se le suele llamar progreso, idea insistente del siglo XIX en España que perdura en el XXI. Lo que parece lógico al bolsillo no lo es a la inteligencia. ¿Cree alguien que si se bajan los costes de la sanidad, por ejemplo, o de las ayudas laborales, se va a cobrar un euro más?
Demasiados ilusos cuando no se ignora que se está dando un acoso y derribo al estado de derecho. Desde las dos bandas.
Arturo Robsy.

miércoles, 22 de febrero de 2012

EL HUMANISMO FUE SIEMPRE CATÓLICO. (por Arturo Robsy)

No siempre vale la pena enfrentarse a las maniobras oscuras que hacen los que conducen el estado, la educación y el desarrollo de la sociedad, pero empieza a ser necesario hablar de esa punta diamantina que prevalece en algunos ilustrados y en la mayoría de los sin lustre.


Ya se que lo de cristianismo, cristiano, cristiandad y su símbolo universal, la Cruz, están perseguidos por estas ideas importadas como el liberalismo y el social comunismo. De determinados asuntos, como lo gay, lo religioso o lo simbológico, sólo se puede decir lo que se ve: que hay coincidencia plena del Pipi y del Psoe. Con una diferencia de método: el socialismo prohíbe y el PP busca lo mismo pero con vaselina.


Cuando esto sucede, cuando dos ideologías buscan lo mismo pese a estar enfrentadas, es que su impulsor está más allá, agazapado. Y con esto me refiero a los masones, que procuran estar en todas las salsas.


El escrito que he recibido sobre este asunto da buenas razones, está muy bien, pero se desvía: conviene hacer una corrección: los que quieren cargarse el humanismo cristiano no son ignorantes. Al contrario: saben muy bien que lo cristiano es el soporte de la idea de patria y del concepto de Europa, antes llamada cristiandad. Quieren quitarnos algo básico que nos hace próximos a todos, y saben cómo hacerlo: o de golpe como el tabaco o pasito a paso, sin asustar demasiado.


Eso sin olvidar que cuando Europa era la Cristiandad no había aparecido Lutero y la Reforma, y se trataba de la Cristiandad Católica. Y que el Renacimiento es un fenómeno cultural que nace y se extiende desde el Catolicismo. Decir "cristiano" también es separarlo de su origen y desnaturalizarlo.


Cambiar el sentido de las palabras es el método que vienen usando con éxito. Y eso es gravísimo: no conocer las ideas reales que contiene cada palabra es olvidarlas. Las cargas subterráneas, las minas, son eso, subterráneas.


Arturo Robsy.


Nota bene: El católico es siempre cristiano,  pero el cristiano a secas no siempre es católico.

SOBRE UN CORREO RECIBIDO.

Correo electrónico que me trae una muy razonada exposición de lo que -por otra parte- hace lustros que llevo diciendo, pero con el aliciente de ser -al menos eso parece- escrita por quien tiene mejor motivo para conocerlo de primera mano. Aquí se lo dejo:
 
LA HISTORIA NO PERDONA MITOS.
 
Soy un barcelonés de 30 años que, como mi generación, creció con el Club Super 3, el Tomàtic, la Bola de Drac, la Arare , Sopa de Cabra, Els Pets, Els Caçafantasmes, "Regreso al Futuro"... Veíamos la predicción del tiempo en la TV3, con los dibujos de soles y nubes sobre un mapa de los Países Catalanes.
 
En la escuela nos explicaban la historia de las cuatro barras, pintadas por el emperador franco con la sangre de Wilfredo el Velloso sobre un escudo o tela de color amarillo-dorado: así nació nuestra bandera (la Senyera). Los domingos por la mañana bailábamos sardanas en la plaza de la Iglesia , y daba gozo ver en un mismo círculo a los abuelos y los nietos, cogidos de la mano. En Navidad hacíamos cagar al "Tió", y poníamos un "Caganer" con barretina en el Nacimiento. Así, disfrutábamos de una auténtica Navidad catalana como Dios manda.
 
En la primavera cogíamos las Xirucas (Chirucas, marca de calzado), y nos íbamos a nuestros Pirineos a disfrutar de nuestras montañas y sierras, en nuestra tierra. Celebrábamos la "Diada", con ánimo de no olvidarnos de la derrota de nuestro pueblo contra Felipe V y los españoles.
 
Somos un pueblo trabajador, con carácter, distinto del resto. Tenemos la Caixa, el RACC, los Mozos de Escuadra y los Ferrocarriles Catalanes. ¿Qué más queremos? Pues queremos, queremos, queremos...
 
Pero la verdad no se puede ocultar siempre. Te vas de Erasmus a Londres, y descubres que existe vida fuera de nuestro pequeño planeta catalán. Que también hay trabajadores con carácter en otros territorios. Que la Caixa no es tan importante, si se compara con el Comercial Bank of China. Que solamente una ciudad como Shanghái tiene 20 millones de personas (tres veces toda Cataluña).
 
Descubres la verdad: que lo de las cuatro barras de Wifredo el Velloso sólo era una leyenda, un mito, sin fundamento histórico. Ni Wifredo fue contemporáneo del emperador, ni se usaba la heráldica en ese siglo. Además, hasta la unión con Aragón, el emblema de los condes de Barcelona fue la cruz de San Jorge (una cruz de gules sobre campo de plata).
 
Descubres que la sardana la inventaron en el año 1817. Fue un tal Pep Ventura, que tampoco se llamaba Pep sino José, nacido en Alcalá la Real, provincia de Jaén, e hijo de un comandante del Ejército español.
 
Se la inventaron, porque no podía ser que la jota de Lérida o del Campo de Tarragona fuese el baile nacional. Y tampoco podía serlo el baile denominado "El Españolito". Por eso se inventaron la sardana a comienzos del siglo XIX: para crear una identidad nacional inexistente hasta entonces. La sardana, otro mito.
 
Descubres que en 1714 no hubo ninguna guerra catalana-española, que Cataluña no participó en ninguna derrota bélica. Fue una guerra entre dos candidatos a la Corona de España, vacante desde la muerte de Carlos II sin descendencia: entre un candidato de la dinastía de los Borbones (de Francia) y otro de la de
Austria (de tierras germánicas). En todos los territorios de la Corona de España hubo austracistas y borbónicos: por ejemplo, Madrid, Alcalá y Toledo lucharon en el mismo bando que Barcelona. No fue, como intentan venderlo, una guerra de secesión, sino de sucesión: ningún bando aspiró nunca a romper la unidad dinástica entre Castilla y Aragón, ni la separación de Cataluña. La Diada, otro mito.
 
Descubres que el "Caganer" del belén es una "tradición" que no se generaliza hasta el siglo XIX, como la sardana. Y que el "Tió" es otra milonga identitarias y absurda. La Navidad catalana, otro mito.
 
Te das cuenta que (los nacionalistas) nos han tomado el pelo. No nos han educado, sino adoctrinado. Que nos han alimentado, sin darnos cuenta, de una "ideología total" que se encuentra por encima de todo y de todos. Lo abarca todo: permite pisar el derecho de las personas, modelar la Historia a su gusto, y determinar qué está bien o mal.
 
Te das cuenta que (los nacionalistas) nos han adoctrinado a través de mitos, leyendas, mentiras. Que han construido o falseado una realidad, con tal de fundamentar su ideología. Intentaré poco a poco ir comentando esos mitos. Pido ayuda y la colaboración de todos, para tratar de encontrar otras mentiras. Así, (los catalanes) podremos liberarnos de esos mitos, y ser libres de verdad.
 
Está claro que eso de viajar, es para algunos, una estupenda vacuna contra la estupidez y el aldeanismo. Si estás de acuerdo difúndelo para conocimiento de todos.

martes, 21 de febrero de 2012

SOBRE CIFRAS QUE CANTAN.

Sin duda han oído ustedes hablar de la brutal represión policial contra los estudiantes de un Instituto valenciano que protestan por los recortes educativos. Lo han visto en todas las televisiones, y con preferencia en los momentos en que un policía sacude a algún mozalbete huidizo.
También habrán visto -ayer mismo en el telediario de Intereconomía, a las 8,30- cómo un joven arengaba a las cámaras con soflamas sobre el derecho de manifestación y la libertad de circulación. El hecho de que el individuo de marras tuviese edad más que suficiente para doblar la de un estudiante de Instituto, no obsta para que fuera llamado joven y estudiante. Y acaso lo fuera en realidad -estudiante, digo; joven, ni de coña-, y su, en tal caso, evidente cortedad intelectual, que le lleva a seguir en el Instituto con la treintena larga, cuando no cuarentena, justifique el desconocimiento de que el derecho de manifestación debe atenerse a las normas vigentes; esto es, la solicitud de autorización en un plazo mínimo determinado, y el visto bueno de la autoridad gubernativa correspondiente.
Acaso también su cortedad intelectual le haya impedido darse cuenta de que el mismo derecho a la libertad de circulación rige para él y sus compadres de algarada callejera, que para los ciudadanos vulgares -esto es, los que no son jóvenes de 40 años que siguen en el Instituto- que quieran circular por las calles que ellos cortan.
No seré yo quien defienda a la Policía a capa y espada. Después de muchos años sacando la cara por esa Institución, hace otros muchos que llegué a la conclusión de que no valía la pena y de que cada palo aguante su vela. 
He visto a la policía cargar, con saña, contra una manifestación -tan no autorizada como las de los estudiantes de Valencia o los garzonitas de la semana pasada- que protestaba contra el asesinato de unos altos mandos militares. Algún golpe -aunque no sobre mí- cayó lo suficientemente cerca para no admitir duda de la mala leche del que lo daba. 
He visto -esto ya lo he contado, y además mi camarada Eloy lo puede corroborar- cómo los maderos de las UIP recién desenchiquerados, provocaban a algunos manifestantes -debidamente autorizados- que marchaban desde la Plaza de Colón hasta la de San Juan de la Cruz, Castellana arriba. Provocaban con preferencia a los ancianos y a las mujeres. Cuando pasaban cerca los que llevaban a la vista credenciales de la organización, guardaban un discreto silencio. Y los que, aun perteneciendo a la organización, no llevábamos credenciales a la vista porque nuestro cometido era otro, lo pudimos observar repetidamente.
Por lo tanto, lejos de mí la defensa a ultranza de la Policía, y más lejos aún la de los Delegados del Gobierno. De este, del anterior o del que venga. Pero temo que hay cifras que hablan claro a quien sepa leer. Es lo que tienen los números, que son muy tozudos.
Y los números son los que da la prensa -véase 20 Minutos-, y cantan así: de 25 detenidos, sólo 5 eran menores de edad. De 13 heridos leves, 11 eran policías.
Es decir: que de jóvenes estudiantes sólo había un 20% -al menos entre los que más gresca montaban-, y que el 84,6% de los heridos han sido policías. 
Si además tenemos en cuenta que la Policía lleva casco, chaleco, protecciones diversas, y que es mucho más difícil lesionar a alguien así uniformado que al que va a cuerpo gentil, hagan ustedes un cálculo aproximado de la cantidad de violencia empleada por unos y otros.


lunes, 20 de febrero de 2012

SOBRE LAS RETRANSMISIONES DE TOROS.

Retransmisiones que ya la semana pasada se dijo que iban a volver a TVE, y de las que ahora se quejan -véase El Mundo- los consejeros enchufados por los partidos separatistas catalanes.

Lógico. ¿Se imaginan que los habitantes de Cataluña sintonizan la televisión centralista y opresora para ver lo que sus mandamases les censuran, y se quedan en ella? ¿Qué iba a ser entonces de su adoctrinamiento hertziano, aldeano y paleto?

Por cierto: también -lo dice La Gaceta- IU se opone a que TVE retrasmita los toros.

También lógico: cada uno mira por los suyos.

sábado, 18 de febrero de 2012

SOBRE LOS COMENTARIOS A LO DE LAS BECAS.

Comentarios que pueden ver siguiendo este enlace, pero que como en ocasiones acostumbre, les copio aquí para facilitar la tarea a quien guste leer:

* * * * *

De Melk

Hoy estoy completamente de acuerdo con usted, don Rafael.

Un saludo

De Melk

Gracias, señor De Melk. Un saludo y siempre bienvenido.

***

Ocón
Son cosas claras para cualquiera con unos mínimos, pero...

Me temo, Carlos, que de lo que se trata es de igualar en el mínimo más mínimo.

***

Alfonso Atocha Aguilar

Se debe premiar el esfuerzo, y no la estupidez. Yo me harté durante mis años en la ESo de ver a extranjeros que ingresaban más dinero al mes que mi familia que les concediesen becas, porque falsificaban los datos, mientras que a mí no. De todas formas, ahora esos estudiantes están metidos en bandas tipo latin Kings y yo estoy cursando una ingeniería, sin ningún tipo de ayuda del Estado.

Sin embargo este año, mi 1º año de Universidad, sí que me han concedido beca, pero lo último que quiero es que pase como en EEUU que le dan becas de estudio a tipos que, aunque sean imbéciles, son buenos deportistas y se meten en el equipo de rugby o baseball de la Universidad accediendo así sin evaluarse sus conocimientos.

Pero resulta, amigo Alfonso, que si uno dice que los inmigrantes se llevan la mayor parte, es un racista, un xenófobo y, por supuesto, un fascista.

No se si en la Universidad española se dan actualmente esas becas deportivas; no me extrañaría, dado que siempre estamos dispuestos a copiar lo más extravagante y lo peor. Pero el simple hecho de que en las Universidades -o Institutos o colegios- tengan voz y voto las familias, los administrativos, los bedeles y los jardineros, ya canta lo suyo.

***

Soldado Vikingo

El comentario más estúpido de este asunto lo he leído de Juventudes Socialistas: según ellos, en España no había becas hasta que el PSOE llegó al Gobierno y las instauró.

Sí, ya podéis descojonaros a gusto...

Lamentablemente, así es. Pero, de los cientos de miles de estudiantes que tuvimos becas -en mi caso, primeros años 70-, ¿cuántos tenemos la vergüenza de decirlo?

***

EL CLANDESTINO

esos analfabetos no han oido hablar de las Universidades Laborales !!!

Camarada Girón de Velasco PRESENTE !!!

Si han oído, si; pero ni se han molestado en saber lo que eran, ni la enorme función que cumplieron.

***

Anónimo

Aunque siempre suelo estar de acuerdo con usted, en este caso a su planteamiento le encuentro un pero.

En mi caso tengo 38 años y en mi primer año en una ingenieria tecnica tuve beca, pero al mismo tiempo tenia que trabajar para poder llevar un sueldo a casa asi que no disponia de el mismo tiempo para dedicar a los estudios que otros alumnos con beca.

¿Es justo que la situacion de estar trabajando me discrimine a la hora de recibir esa beca segun la situacion antes expuesta?. yo creo que no.

En lo demas sigo estando de acuerdo con usted.

PATRIA TRABAJO JUSTICIA ARRIBA ESPAÑA

Pues no, no sería justo.

Pero en mi escrito no pretendo hacer un texto legal, sino una -por así decir- exposición de motivos, que se reduce a premiar el esfuerzo.

Evidentemente, quien trabaja y estudia hace doble esfuerzo, y la casuística reglamentaria lo debería tener en cuenta, como muchas otras muchas cosas.

Quizá, de atender al mérito y al esfuerzo, no se hubieran dado becas a vagos, y la suya habría sido suficiente para que no tuviera que trabajar a la vez que estudiaba.

jueves, 16 de febrero de 2012

SOBRE LAS BECAS Y LAS NOTAS.

La idea del Ministro Wert de ligar la concesión de becas a las notas de los estudiantes, ha levantado una feroz repulsa. Hay quien dice que -en la edición papel del 20 Minutos de hoy lo pueden ver entre las cartas- se trata de impedir que los pobres puedan estudiar.
 
Como beneficiario de beca de estudios que fui durante dos o tres años -hasta que los ingresos familiares superaron el tope-, puedo decir que en aquellos malhadados años del franquismo los estudiantes teníamos que ponernos las pilas y sacar las mejores notas posibles. Una mala nota final, un suspenso, y la beca se iba a otro que hubiera trabajado más. En consecuencia, el que se beneficiaba del esfuerzo colectivo tenía la obligación de dar lo mejor de su capacidad en justa reciprocidad.
 
Y de esto es de lo que protestan los habituales -sindicatos estudiantiles a la cabeza- como no podía ser menos en quien tiene la costumbre de recibir sin dar nada a cambio,  y consideran un derecho que cada uno de nosotros les paguemos unos estudios que no aprovechan.
 
Porque las becas están -o deben estar- destinadas a que ninguna persona con capacidad deje de estudiar por falta de recursos. Eso es lo justo, lo solidario y lo socialmente productivo.
 
Pagarle a un ganso para que se pase el curso jugando con el móvil en las aulas, para que no abra un libro, para que ni siquiera aprenda a escribir su nombre -lo de la lectura comprensiva lo dejamos para otro curso, o mejor para otro plan de estudios-, es una aberración. La sociedad no le debe nada a nadie porque sea pobre; le debe facilitarle un trabajo para que se gane la vida honradamente, la posibilidad de mejorar con su esfuerzo, y la facilidad para acceder al máximo donde su capacidad le permita llegar. Y me parece injusto que mis impuestos -esa millonésima de euro que el Estado destina a becas de lo que pago- se dedique a fomentar la vagancia, la apatía, el realganismo, la chulería y -a veces- la delincuencia juvenil.
 
Quiero que se dedique a que un niño que desea aprender a leer y escribir pueda hacerlo; a que ningún niño que quiera estudiar tenga que dejar de hacerlo por falta de medios económicos; a que ningún estudiante con buenas notas en el Bachiller tenga que renunciar a la Universidad porque le falta dinero para matricularse o para trasladarse a donde pueda estudiar lo que quiere.
 
Y quiero, por tanto, que esa millonésima de euro de mis impuestos que va a sufragar becas, se le entregue a quien la vaya a aprovechar, a quien vaya a esforzarse. No quiero que vaya a mantener en la Universidad a un vago o a un zoquete, porque entonces mi inversión en el futuro de España se va a hacer puñetas y no sirve de nada.
 
Y me parece -aunque lo haya dicho el señor Wert- que es justo que los gestores de mi dinero establezcan unas normas que me garanticen que se emplea bien, en quien lo merece y lo aprovecha.
 
Cosas todas ellas, evidentemente, incompatibles con la cultura de la subvención por nada, de la sopa boba y del tengoderechosperonoobligaciones.

martes, 14 de febrero de 2012

SOBRE EL ANIVERSARIO DE MATÍAS MONTERO.

O mas bien, sobre dos actos de homenaje celebrados recientemente, de los que me da noticia mi camarada Lobo_Ibero, y que podrán ver cumplidamente -y mejor de lo que yo pudiera transcribirlo aquí- en su Cruzada Hispánica siguiendo el enlace.

SOBRE DOS CÍNICAS.

Si cínico es -según nuestra madre Academia- quien muestra cinismo, y cinismo vale por desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables, nadie se sentirá ofendido, ni molesto, ni alterado, si afirmo que la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, y la Presidenta del chiringuito autónomo madrileño, Esperanza Aguirre, son dos cínicas. Además, con máster; y con sus vetas de hipocresía, necedad y estulticia, en lo que tiene de tontería.
 
La señora Valenciano -véase La Gaceta- aseguró que la reforma laboral recién aprobada por el Gobierno "no vea la luz tal como ha sido diseñada", porque a su juicio incluye medidas que suponen "prácticamente un retroceso a la situación predemocrática" y elementos que "no se atrevió a hacer ni la legislación franquista".
 
La señora Valenciano miente con toda su boca al insinuar que con Franco el trabajador estaba desprotegido y esclavizado. Por contra, la señora Aguirre miente con todos sus dientes cuando dice -y ya van como poco dos ocasiones- que es la legislación franquista la que ha causado cinco millones largos de parados.
 
Ambas mienten, y ambas lo saben. Ignoro la edad de la señora Valenciano, pero es evidente que la señora Aguirre tiene años como para haberlo vivido en primera persona, y saber que con Franco el empleo era casi pleno. Ambas son, pues, cínicas: mienten con desvergüenza.
 
La señora Valenciano, como roja, está en lo suyo difamando, tergiversando, acusando, porque de eso vive. Está en lo suyo pensando -es un decir- que basta que ella lo diga para que los trabajadores se crean que con Franco estaban peor. La señora Aguirre, además de mentir, expele lo de franquista como insulto, creyéndose que así la van a mirar mejor los rojos. Y como liberal, muestra la patita debajo de la reforma que convierte -ya definitivamente y sin remedio- al trabajador en mera mercancía.
 
Y para ahorrarme argumentos, aquí tienen la prueba de lo que digo:
 
* * * * *
 
Por ser esencialmente personal y humano, el trabajo no puede reducirse a un concepto material de mercancía, ni ser objeto de transacción incompatible con la dignidad personal de quien lo preste. (1)
 
El trabajo constituye uno de los más nobles atributos de jerarquía y de honor, y es título suficiente para exigir la asistencia y tutela del Estado. (2)
 
La retribución del trabajo será, como mínimo, suficiente para proporcionar al trabajador y su familia una vida moral y digna. (3)
 
El Estado velará por la seguridad y continuidad en el trabajo. (4)
 
El beneficio de la empresa, atendido un justo interés del capital, se aplicará con preferencia a la formación de las reservas necesarias para su estabilidad, al perfeccionamiento de la producción y al mejoramiento de las condiciones de trabajo y vida de los trabajadores. (5)
 
De modo primordial se atenderá a dotar a los trabajadores ancianos de un retiro suficiente. (6)
 
El Estado asume la tarea de multiplicar y hacer asequibles a todos los españoles las formas de propiedad ligadas vitalmente a la persona humana: el hogar familiar, la heredad de tierra y los instrumentos o bienes de trabajo para uso cotidiano. (7)
 
___
(1) Fuero del Trabajo, art. 1, 2
(2) Fuero del Trabajo, art. 1, 6
(3) Fuero del Trabajo, art. 3, 1
(4) Fuero del Trabajo, art. 3, 6
(5) Fuero del Trabajo, art. 8, 4
(6) Fuero del Trabajo, art. 10, 2
(7) Fuero del Trabajo, art. 12, 2
(9 de marzo de 1938)

domingo, 12 de febrero de 2012

SOBRE EL BUSTO.

Lo siento por quien haya llegado hasta aquí pensando, por el titular, que este diario se había pasado a la modernidad y el progresismo del comercio glandular; pero el busto de que se trata es el de doña Dolores Ibarruri (a) Pasionaria, robado -cuenta Minuto Digital- de su emplazamiento en la comunista localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid, probablemente -dicen- para fundirlo y rescatar el cobre.

Los nostálgicos del PCE de dicho pueblo consideran que este robo es -ni más ni menos- un ataque a la memoria histórica, porque la Pasionaria fue un ejemplo de valentía y dedicó su vida a luchar contra el fascismo.

Hay quien dice -con motivo para saberlo- que doña Dolores hizo otras muchas cosas en su vida ejemplar. Así, por ejemplo, y espigando en el Diccionario para un Macuto, de Rafael García Serrano, se puede leer:

* * *

- Lo que no hizo en la guerra la “Pasionaria” fue ponerse delante de nadie, a excepción de Antón, si ha de creerse a su camarada Jesús Hernández, y para menesteres que Góngora hubiera situado en un dulce belicismo, aquel de “a batallas de amor, campos de pluma”.

* * *

- El relato puede encontrarse en Hombres made in Moscú. Las chicas venían pegando.

Pertenecían a unas compañías formadas bajo la bendición y revista de “La Pasionaria”. “Pelo teñido, mucho carmín, desenfado en los ojos, y grandes ojeras.

‘-¡Desnúdense!

‘Abrieron los ojos con sorpresa.

‘-¡Desnúdense !

‘-Con que se levanten las faldas es suficiente, comandante.

‘Y ellas se levantaron las faldas. Castro se volvió de espaldas, y esperó a que el capitán se dirigiera a él.

‘-Siete con gonorrea, comandante.

‘-Siga ya solo, capitán.”

El informe que le entregaron fue desastroso: “Doscientos milicianos enfermos e inutilizados para combatir por un largo período... De doscientas milicianas reconocidas, el 70 por 100 padece de enfermedades venéreas... ‘¡Hijas de p... ! Debería fusilar a unas cuantas!”, pensaba Castro. Entonces se fue a ver a “La Pasionaria”, a la que llama “la santa roja”. Doña Dolores dijo que aquello era una maniobra de Castro y defendió a las chicas. Castro le hizo una buena pregunta, con el permiso de la santa: “¿Por qué entre los combatientes y las putas das preferencia a estas últimas?

* * *

- Pero Castro, años después, ofrecería este lúbrico balance que corresponde, además, a la época más pura de su revolución. Todavía Franco no ha tomado Toledo y ya se han visto las siguientes cosas: Dolores, nuestra nunca bien ponderada ‘Pasionaria’, a la que se quiere presentar como el símbolo de la mujer española, ha comenzado a acostarse con Francisco Antón, del que se rumorea que van a hacer miembro del Buró Político.

* * * * *

En fin que ese es el ejemplo al que los nostálgicos comunistas erigen bustos.

Con lo cual, nada de extraño tiene que, si el mezquino Rodríguez mandó quitar las estatuas de Franco para meterlas en un almacén, las de la Pasionaria acaben en una chatarrería.

sábado, 11 de febrero de 2012

SOBRE LA IGUALDAD.

Constitución española (art. 14): Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

El Mundo: El CGPJ dice sobre Urdangarin que 'no todos los imputados son iguales'

Vale.

SOBRE EL "PUBLICO" ANTICONSTITUCIONAL.

El periodiquillo Público -ese que está en la más indecorosa ruina, porque una vez perdidos los untes monclovitas no vale ni para... bueno, eso que están pensando- se permite el siguiente titular: "Un alcalde del PP exhibe una bandera preconstitucional."

Y esto -entreverado con los consiguientes comentarios de los tocinos semianalfabetos que no distinguen las churras de las merinas, ni el culo de las témporas- se lo permite un panfleto que sobre su cabecera vende banderillas de la Segunda República, y ahí está la foto.

viernes, 10 de febrero de 2012

SOBRE EL CONDENADO GARZON.

Condenado, que en este caso vale por sujeto de sentencia judicial condenatoria, según se desprende del infinitivo condenar, y en ningún caso -¡líbreme Dios!- por endemoniado, perverso, nocivo, como entendería la RAE del uso del participio.

Lo aclaro porque, aunque ya el condenado Garzón no va a prevaricar en un tiempo, ni a abusar de su poder ilegítimo, nunca está uno libre de caer en las puñetas de los muchos garzonitas que en la judicatura y fiscalía existen. Si alguno de ellos piensa que me podía haber ahorrado esta entradilla, porque así lo que hago es, precisamente, llamar la atención sobre el significado de la palabra, será una apreciación suya de la que no me hago responsable.

El señor Garzón -ya no juez- ha sido condenado por el peor crimen que puede cometer un magistrado, que es el de tomar una decisión injusta a sabiendas.

Igualmente podría ser condenado por otras muchas cosas, y amonestado por otras tantas. Por ello, llama poderosamente la atención que los rojos anden despepitándose en la defensa de un juez delincuente.

Llama la atención que los rojos, rojetes, rojillos, rojazos, clamen a las nubes -ellos no pueden clamar al cielo porque son laicos- porque se condena a un individuo que ha vulnerado los derechos fundamentales de unos procesados y de -entiéndase bien- de unos trabajadores -los abogados- a los que se les ha impedido realizar su labor y a los que se ha privado de su intimidad profesional y personal. Porque eso, y no otra cosa, es lo que se ha juzgado y condenado: las escuchas ilegales entre abogado y cliente, garantizadas por el secreto profesional y por el derecho de defensa.

Que los acusados de la Gürtel sean unos ladrones, unos estafadores, unos sinvergüenzas, unos chorizos es cosa distinta. Que el PP se haya lucrado indebidamente de esos sinvergüenzas es tema diferente. Y la obligación del juez instructor es la de obtener pruebas de ello. Pero obtener pruebas de acuerdo con la Ley.

El ya no juez Garzón sabe perfectamente -lo sabe porque más de una vez se lo han afeado las sentencias de procesos por él mal instruidos- que una prueba obtenida sin respetar los derechos procesales del acusado no vale en el juicio. El ya no juez Garzón sabía que las pruebas que obtuviera ilegalmente no valdrían de nada, pero que las filtraciones habituales en su juzgado -en casi todos, pero más en el suyo- ya habrían condenado públicamente a los acusados, y ya habrían levantado la -salvo prueba- calumnia contra el PP.

El ya no juez Garzón se prestó, una vez más, a hacerle el juego a una determinada política; a la política socialista, de la que él formó parte en su día. Y el ya no juez Garzón se ha encontrado con que por una vez -y esperemos que siente precedente- los poderes del Estado han sido independientes.

Para el ya no juez Garzón, el ideal parece ser el de un Estado en que el Partido infiltra todos los estamentos de la sociedad y, por tanto, si un juez es amado por el aparato del Partido está por encima de la Ley. Para el ya no juez Garzón, el ideal es el estalinismo, donde la real gana del miembro bien situado del Partido es Ley.

Y esa es la postura de los cientos -nada de miles, que hacía frío- de rojillos nostálgicos que defienden a un juez -por ser socialista- que conculca los derechos que a estos rojetes no se les caen de las fauces. Los mismos que protestan porque la Guardia Civil tiene que darle un par de collejas a unos asesinos etarras para poderlos detener, y balan acusando a los guardias de torturadores que no respetan los derechos humanos -todo ello falso, según sentencia posterior-, son los que alaban al ya no juez Garzón por incumplir la Ley y vulnerar derechos fundamentales. Los mismos que alaban al ya no juez Garzón por investigar presuntos procesos sin garantías durante el franquismo, son los que se manifiestan para protestar de que a un juez se le condene por no respetar las garantías procesales de los acusados.

¿Ven ustedes alguna lógica? Yo, si. Y la respuesta la da la declaración que recoge Público de un tal Julio Villarrubia, que dicen que es portavoz de Justicia del PSOE: "No nos gusta ver que un juez con este perfil sea condenado por un delito tan grave y que curiosamente sea el primer condenado en esta trama de corrupción".

O sea, que lo que cuenta es el "perfil" del condenado: el que sea socialista.

Y otro socialista, Eduardo Madina, ha reconocido que es "imposible comprender que Camps esté absuelto en la mayor trama de corrupción de la historia y el juez que lo investigó, declarado culpable." Esto es: que lo que les jode, es que la Ley no les permita manipular pruebas -es lo que hizo el ya no juez Garzón- para condenar al enemigo político. A fin de cuentas, está en el código genético del socialismo: aceptar la Ley mientras les beneficie; subvertirla cuando no les de la razón.

Y el ex juez Garzón; el condenado Garzón, es socialista. Se presentó en las listas del PSOE, y ocupó cargos en el Gobierno de Felipe González, antes de ponerse a despejar las X del GAL que nunca llegó a encontrar, como mal alumno de matemáticas.

Quizá por esa nulidad matemática, el condenado Garzón no supo tampoco distinguir las cuentas de las subvenciones del Banco de Santander -antes de que archivara una causa que por casualidad tenía en su mesa-, ni sabía diferenciar entre los pagos que recibía. Y esto -que un juez se unte y se deje sobornar- también le parecerá bien a los sociatas, a los rojazos antediluvianos, a los nostálgicos estalinistas.

Pero lo que mejor retrata al condenado ex juez Garzón y a la tropa que le alaba y defiende y protege, es una frase de la carta que ha remitido su señora -o señorita, o señoroto- hija a los medios de comunicación, en la que -dice la prensa- felicita con ironía a "los que hoy brindarán con champán."

Esto les retrata, porque evidencia lo que son: gentes mezquinas, que harían eso mismo, o quizá ya lo han hecho en alguna ocasión, quien sabe si en aquellas cacerías ilegales con el rojo Bermejo, cazador furtivo. Les define en la mínima categoría personal y moral de los que brindan por la desgracia ajena.

Como aquellos héroes que brindaron por el fallecimiento -natural y de puro viejo- del Generalísimo Franco, que se murió sin que los brindones le dieran el más pequeño dolor de cabeza.

Y es que son así: pequeños, cobardes, mezquinos. Por lo menos, ahora, también condenados. Y la madre Academia tampoco anda muy descaminada con el participio.

jueves, 9 de febrero de 2012

SOBRE DOS TITULARES.

Como la cosa -ustedes ya lo verán- no necesita comentario, y además no quiero que el testimonio que publiqué ayer desaparezca de pantalla demasiado pronto (en la columna lateral, y bajo el epígrafe de memoria histórica lo tendrán permanentemente enlazado), me limito a copiar:
- Minuto Digital: 140 etarras entre las 'víctimas' policiales de Patxi López
- La Gaceta: El Gobierno vasco estudia la implantación del 'céntimo sanitario'
 

miércoles, 8 de febrero de 2012

MEMORIA HISTORICA.

Los rojos andan despepitados con los garzoncillos por bandera, y el juez incompetente –por no tener competencias, y por ser pésimo instructor según las sentencias emitidas por sus compañeros- pretende, con la habilidad propia de los de su condición, revolver los procesos y hacer que se enjuicie a quienes no están llamados al banquillo, para que él se pueda quedar tranquilo, como si nunca hubiera ocultado una X.

En este sentido, una serie de ancianitos aúllan lacrimógenas declaraciones en el Tribunal que juzga a Garzón por prevaricar. Ancianitos debidamente manipulados por los perceptores de subvenciones, o con evidente desequilibrio mental, porque al cabo de tantas décadas sólo un psicópata como Rodríguez Zapatero –o un mamarracho como Garzón- puede revivir, como si de ayer fueran, las historias ya más que olvidadas.

Como resulta que de este circo garzoniano y zapateresco pudiera resultar que alguien poco avisado –esto es, manipulado por la prensa de izquierdas, de centro, de derechas vergonzantes; por las televisiones, las radios y las pataletas cejilleras-, o alguien dispuesto a comprar todo lo que le ofrecen los publicistas de la memez histérica, acabe creyendo que lo que estos propagandistas de estilo soviético es la verdad, les quiero ofrecer un testimonio de primera mano.

Testimonio de autor al que conocí personalmente, y que tuve el honor de publicar en “Cruz de los Caídos” hace muchos años. Si no fuera por los ladrones de los Estados Estafadores y Usurpadores Unidos, podría ofrecerles directamente el enlace a la colección de aquella publicación, pero como he sufrido –ya ustedes saben- el atraco de la Unión de Sinvergüenzas Asociados, tendré que limitarme a colocar aquellas páginas como fotos, y si ustedes desean ver el original habrán de pulsar sobre cada una de ellas para verlas a tamaño legible.

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Mi paso por el «Alfonso Pérez» y El Dueso.

por JOSÉ MARÍA LÓPEZ-CÁMARA FERNÁNDEZ

1936. Corrían malos vientos, acrecentadas por las lecciones del mes de Febrero. Los odios incubados desde la revolución marxista de Octubre de 1934 no se habían extinguido.

La marejada se veía venir. Yo había sido una víctima mas, al despojárseme de mi empleo de Inspector técnico en la Compañía del Gas, que había ganado mediante previo examen en Octubre de 1934, y para optar al cual era requisito principal ser Retirado del Ejército.

El 2 de Julio de 1936 viendo el cariz que estaban tomando las cosas, decidí salir de Madrid con mi mujer y los dos primeros hijos que entonces teníamos, para trasladarnos a Comillas (Santander), donde habían nacido los tres, y estar junto a mi madre política y mis cuñadas.

El 18 de Julio me sorprendió en dicho pueblo.

Indirectamente se me hacían insinuaciones para que me incorporara al ejército republicano, y ofertas halagüeñas, hasta el extremo de darme el empleo de coronel o teniente coronel. Yo procuraba zafarme con disculpas, diciendo que había ido a Comillas a pasar el verano y lo que deseaba era estar tranquilo al lado de los míos.

Pero no me valió. Sabían que en el año 1933 había formado en el pueblo un triunvirato de Falange Española. A esto se agarraron como disculpa para detenerme.

Así fue, y el 12 de Agosto de 1936 cuatro escopeteros al mando de un tal “Trevedes”, que iba tocado con una gorra militar con el emblema de Ingenieros y el empleo de Sargento, me “invitaron” a que les acompañara para tomarme una declaración y me condujeron a la Universidad Pontificia, en donde habían descubierto escondidos a todos los falangistas del pueblo, los cuales estaban amarrados de dos en dos. A mi me amarraron solo.

De la Universidad salimos todos en unión de profesores y seminaristas en una caravana, rumbo a Santander. Al frente de la caravana iba un tal “Neila”, que decían era el Jefe de la Policía de Santander.

Pasamos mil odiseas en el trayecto, pues había pueblos donde tenían preparada a la gente para insultarnos y tal como en Torrelavega, donde gracias a la Guardia Civil no nos lincharon. En la capital fuimos distribuidos por diferentes sitios; a mi me 11B varón a la checa del Ayuntamiento, donde pasé 24 horas de verdadero terror.

Los pelos se ponían de punta cada vez que entraban aquellos esbirros con listas en la mano, nombrando personas para sacarlas a dar el “paseo”. El día 13 por la noche nos lleva ron a todos los de Comillas a la Cárcel Provincial.

¡Qué salida aquella de la checa del Ayuntamiento! La gente, apostada en « una escalinata que había frente a la puerta, se abalanzaba sobre nosotros para hacernos guiñapos; a algunos llegaron a echarles mano, librándose gracias a la protección de los Guardias de Asalto que nos custodiaban.

El 14 por la noche, después de formarnos en el rastrillo de salida de la Cárcel y despojarnos de todo cuanto les dio la gana, fuimos conducidos unos 20 ó 30 y embarcados en un lanchón hasta el barco-prisión.

En el barco, como había sido militar, me introdujeron en la bodega numero tres. Allí se encontraba casi la totalidad de los Jefes y Oficiales de la guarnición de Santander y Santoña. Al Coronel del Regimiento lo llevaron días después, y la saña de los milicianos se cebaba en su persona, haciéndole pasar por innumerables vejaciones. Esto le haría recapacitar en su prudencia y tardanza en declarar el estado de Guerra en la Montaña, y haber evitado a Santander caer en manos de la chusma roja. En el pecado llevó la penitencia: salió del barco sin pena ni gloria, como había entrado, pues la oficialidad que tuvo a sus órdenes ni le hacía el menor saludo o deferencia.

También entró en la tres, aunque por pocos días Su Eminencia Ilustrísima, el Sr. Obispo de Santander. Estaba muy enfermo, y decían que lo llevaban a Valdecilla.

Quién daba muestras de conformidad y resignación era el Rector Magnífico de la Universidad de Comillas, Padre Fernández; era un verdadero santo.

!Qué hambre y cuantas privaciones pasábamos! Las cestas de comida que nos enviaban nuestras familias eran requisadas y saqueadas de tal forma, qué a veces sólo venían los restos de lo que en ellas se había depositado. Nos trataban como a bestias; ellos, que eran unos verdaderos animales, sin conciencia ni atisbo de humanidad.

Teníamos nuestros ratos de buen humor y de esperanza ¿por qué no?. En la tres estaba el párroco de Villaverde de Trucios, pueblo de Santander metido por completo en la provincia de Vizcaya.

Este señor llegó a formar una coral con muy buenas voces. Yo formaba parte de la misma con mi voz de barítono. Ayudó mucho a ello el médico de Cabuérniga, José María Cos.

Y como contrapartida, teníamos también nuestros ratos amargos, como el día 13 de septiembre de 1936, fecha de la toma de San Sebastián por las tropas nacionales.

Las organizaciones marxistas nos colgaron el sambenito diciendo que los militares de la tres teníamos organizada una conspiración con las fuerzas de Santander, para sorprenderlos por la retaguardia en Mataporquera. Bajaron a la bodega, y después de despojarnos de todo lo que teníamos, nos mandaron subir a la cubierta y nos formaron en fila de tres en línea. Tan nerviosos estaban aquellos granujas, que a alguno se le dispara el arma que lleva y hay algún herido. Al pronto se presenta, avisado por alguien, que ve el desaguisado que se va a armar, un tal Quijano, que decían era el Ministro de Justicia de Santander, y ordenó volviéramos a la bodega, librándonos de no se qué barbaridad que iban a cometer con nosotros.

Pero el crimen mas gordo que llevó a cabo esta chusma fue la matanza del 27 de Diciembre de 1936.

A mi ya no me cogió en el barco, pero me hicieron, un fiel reflejo de lo sucedido los supervivientes, cuando fueran al Penal del Dueso.

Con motivo de un bombardeo que efectuó la aviación nacional a unos objetivos militares de Santander, y como represalia, la gente de la FAI asaltó el barco; redujeron a la guardia del mismo, y después de lanzar bombas de mano al interior de las cuatro bodegas, causando muertos y heridos, no quedaron contentos con esta criminalidad. A las dos horas bajaron a las bodegas, formaron a los presos y previas listas que traían de antemano, mataron en cubierta a cerca de doscientos, por el procedimiento del tiro en la nuca. A un sobrino de mi mujer, que era de Acción Católica lo asesinaron gritando el muchacho ¡Viva Cristo Rey!. Tres hermanos, que creo eran de Santoña fueron asesinados, y el último rematado en el agua, donde se tiró después de haber dado una paliza al miliciano de turno.

Cada bodega tenía su autonomía propia. Dependía mas bien, de la calidad de presos que en ellas había, pues no se trataba con la misma rigurosidad a los de la una y la cuatro, que a los de la dos y la tres, que eran falangistas y militares respectivamente.

En la dos había algunos militares, pocos, pero era por deseo de los mismos, que así lo solicitaban.

Como yo pertenecí a Ingenieros-Transmisiones, tuvimos la ocurrencia de querer comunicarnos por Morse a través de las planchas de hierro de las paredes de la bodega, con nuestros vecinos de la dos, pero fui sorprendido por el miliciano de guardia y la Providencia me libró dé un serio disgusto.

Otra salvajada, también de las gordas fue la que querían llevar a cabo los del Acorazado Jaime I, que venían de Bilbao, de matar presos en otro barco-prisión. De este hecho si fui testigo. La macabra operación les falló.

Entraron en la dársena de Santander, y ni cortos ni perezosos, se pusieron a soltar las amarras del “Alfonso Pérez”, para una vez rotas sacar el barco a alta mar y torpedearlo con todos los presos dentro, para lo cual ya nos habían cerrado las bodegas con los tablones sobre las escotillas, y hubiéramos muerto ahogados como ratas.

Había en Santander un “mandamás” llamado Bruno Alonso, diputado socialista por las Constituyentes y de la rama de Indalecio Prieto. Al enterarse de lo que estaba sucediendo, llamó a su presencia al comité del “Jaime I”, y que fueran acompañados de los cuatro jefes de bodega (que eran presos), preguntándoles qué intenciones eran las que traían para soltar las amarras, y le contestaron que les estaba estorbando el barco lleno de fascistas. Entonces Bruno Alonso, que dicen tenía mucha cachaza y era un tanto socarrón les contestó que a él el barco que le estor baba era el “Cervera” y que si tenían algo de hombres salieran a alta mar a buscarlo. De ésta manera les hizo salir de la dársena, y nos libramos de una muerte cierta.

Un buen día me llamó el “Comandante” del barco, un tal Riollo, del partido socialista, que fue obrero de la fábrica de loza en el pueblo de Adarzo, y sin saber por qué me preguntó por mi nombre y residencia oficial, y el 19 de Octubre de 1936 me llevaron, con otros preso, al Penal del Dueso, en Santoña, donde pasé a ocupar la celda 126 de la tercera galería, teniendo, como compañero al entonces seminarista Borja de Cossio, un gran muchacho, requeté, que después de liberado Santander militó en el Tercio “María de Molina”, donde casi todos los componentes eran oriundos de la Montaña, o avecindados en ella. Borja falleció hace unos cinco años, siendo Capellán de los señores Marqueses de Comillas.

También encontré en el Dueso a muchos Guardias Civiles supervivientes del cuartel de Simancas, en Gijón; entre ellos, un Capitán y un suboficial. Al primero lo trataban con mucha dureza, y el segundo se suicidó en la celda que ocupaba.

En el Penal encontré al joven Ortega, autor del atentado contra Jiménez Asúa del que salió ileso. A este chico un buen día lo sacaron del Dueso, y nada mas se supo de él.

Durante nuestra estancia en el Dueso lo pasamos muy mal; las comidas, el día que las querían entregar, llegaban en muy malas condiciones.

Cierto día sólo me entregaron los huesos de un pollo que me habían mandado; otro, no me dieron un queso de bola que mi mujer me envió, diciéndome que me engañaba. Teníamos de Director a un aborto del infierno, un tal Carral, de oficio relojero y perteneciente al partido Comunista. No admitía reclamaciones.

Además, había que trabajar en algo; si no, nos daban de comer muy poco. Yo elegí ir a los talleres de alpargatería y medio aprendí el oficio.

Las visitas de las familias eran escasas y existía tal distancia entre los familiares y nosotros, que con las voces no nos entendíamos.

Las cosas se ponían difíciles por la guerra, y había que trabajar en las fortificaciones, haciendo trincheras y nidos de ametralladora. Aquello era un galimatías; no había orden ni concierto, y así cayeron al primer empujón de las tropas nacionales. A éstos trabajos de fortificar nos sacaban a diario en camiones, bien empezada la mañana, y regresábamos al atardecer. La comida de mediodía la hacíamos en el campo: nos daban mucha patata, mucho garbanzo, todo ello con carne hasta de perro, según afirmaban algunos veterinarios que estaban presos como nosotros.

Había anécdotas y casos curiosos: la vigilancia que teníamos era muy espaciada; eran buenos chicos. Uno de estos soldados fue, después de liberado Santander, Delegado Sindical en Cabezón de la Sal. Nos daban muchas noticias del avance de las fuerzas nacionales.

Todas las mañanas tenían que venir los de las aldeas a entregar los jumentos, y a cada preso mayor de 35 años nos entregaban uno de ellos, a fin de subir sacos de arena desde las playas a las fortificaciones.

Se daba el caso de que en un caserío del pueblo de Cicero, cerca de Santoña, había una familia que tenía dos hijos; uno preso en el penal, y otro en libertad. Algunas noches, el que estaba en libertad se venía a dormir al penal y el preso se quedaba con sus padres. Así corrieron esta aventura varias veces y como a los milicianos al hacer los recuentos les salía la cuenta, todo iba sobre ruedas.

Este episodio hubo que suspenderlo cuando nos dimos cuenta de que Santander iba a caer.

Nuestra liberación el 27 de Agosto de 1937 se debió al sublevarse un batallón de vascos “gudaris” contra sus compañeros marxistas, y nos abrieron las puertas del Penal.

Los milicianos, al escapar, dejaron el Dueso minado, para que explotara, pero no les dio tiempo a efectuar esta “faena”.

No había pasado una hora cuando los Capellanes vascos que venían con los “gudaris” armaron un altar con la imagen de la Virgen del Carmen y nos invitaron a confesar y comulgar. Por cierto que con pedacitos de pan, porque no traían Formas.

El día 30 entraron definitivamente las tropas de Franco, formadas por Brigadas mixtas de españoles e italianos. Entre los oficiales venía mi gran amigo José Antonio Pascual, que después fue Jefe de Distrito de la Falange, en La Latina.

Reintegrado en Comillas, solicité el ingreso en el Ejército hasta que terminara la guerra y pasé voluntario al frente de Madrid, en la División 11ª que mandaba el general don Maximino Bartoméu, terminando mi cometido militar en las operaciones de Extremadura.

Pasé en Julio de 1939 a la situación de retirado y me incorporé a mi destino en la Compañía del Gas en Madrid.

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