Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 3 de marzo de 2011

SOBRE UN EVIDENTE DELITO.

Delito cometido por el Partido Popular que, tras unas informaciones -por decir algo- del diario Levante -que recoge, faltaría más, El Plural- ha decidido prescindir de los servicios del profesor Isidro Juan Palacios, por sus antecedentes políticos.
Don Isidro Juan Palacios -dice la prensa- "estuvo vinculado a la organización neonazi Cedade", y en el PP -según El Plural, repito- achacan la contratación a que les pareció que tenía un buen currículum profesional y a que desconocían sus antecedentes políticos, por lo que aseguran que “ya no contaremos con él”.
Despues de estas afirmaciones, queda patente el delito de discriminación, por la vulneración del artículo 14 de la Constitución: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Es también evidente la vulneración de la Ley de Igualdad de Trato que estudia el Gobierno, lo cual comunico por si tienen a bien tomar nota los señores fiscales, y por si negarle el trabajo a una persona por razón de su pensamiento fuera igual de grave que llamarle feo.

SOBRE EL VUELO DEL ZANGANO.

¿Recuerdan ustedes la serie aquella de dibujos animados protagonizada por una abejita, Maya, y su inseparable compañero, el zángano Willy?
Me la ha traído a la imaginación el reciente revoloteo de don José Luis Rodríguez y, como no es cosa de cambiarle el género y ponerlo de abeja, no me queda mas solución que colocarle de zángano. Lo cual, para qué nos vamos a andar con tonterías, se ajusta mucho más a la realidad, y no sólo zoológicamente hablando.
Bien; pues el reciente revoloteo de don José Luís Rodríguez, libando de flor en flor, unos milloncejos por allí para las pobres Cajas, por el amor de Alá, y unos milloncejos por aquí, para que os democraticéis a mi modo y semejanza; esto es, al modo marxista de los capullos en ristre.
Los tunecinos, absortos con tal zángano revoloteador sobre sus ya mas que ocupadas cabezas, se habrán quedado de una pieza al escuchar que el prohombre que antaño compartía mesa, mantel e Internacional Socialista con su -ahora llamado- dictador, les regalaba 300 millones de euros con tal de que le escucharan las soplapolleces sobre su abuelo, que hay que ver qué fijación, coño.
Lo malo es que les ha llegado a decir que si siguen el modelo de Transición española, algún día alguien como él podrá llegar a Presidente.
De fuentes bien informadas, me llega el rumor de que muchos tunecinos cavilan sobre la conveniencia de llamar a su anterior mandamás porque, socialista por socialista y capullo por capullo, prefieren lo malo conocido que el abuelo matamineros por conocer.

SOBRE LA RESPUESTA A LA ADIVINANZA.

La que les proponía anteayer.
Las respuestas -vean los comentarios- han sido variadas.
Y sólo uno ha acertado, seguramente porque 27 Puntos hizo la misma batida de prensa que yo. Porque el especimen en cuestión, objeto de diagnóstico por dos reconocidos psiquiatras (D. José Cabrera, Psiquiatra Forense y Autor del libro 'La salud mental y los políticos', y D. Jesús de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos), no es otro que Muamar el Gadafi, y todas las frases que les proponía como pistas del acertijo las recoge un artículo de El Mundo del pasado domingo 27 de febrero.
Pero, ¿a que le cuadra muy bien a ese otro personaje -o personajes- que los comunicantes han aventurado?
Pues vean en qué manos estamos.

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