Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

CANNABIS PARA TODOS (por Arturo Robsy).

Con motivo de esa idea vasca, y por tanto descolocada, de hacer legal el consumo de esa droga que, entre otras cosas, dio nombre a la secta fanática de los asesinos, nos han dicho a todos que España es la segunda nación europea en consumo del herbajo. Nadie se extraña por que alcancemos siempre los mejores sitios de la cola de la civilización. Y nos cuentan este hallazgo usando la viejísima consigna de los tiempos de Suárez: "Hacer normal en la ley lo que ya lo es en las calles."

Sabido esto, es fácil recordar que, antes creo de Zapatero, se detuvo al director de la sucursal de un banco, en Ceuta o Melilla, por estar limpiando dinero. Y no se supo más, naturalmente. Ahora con la crisis bien ayudada por los bancos que no ayudarán a la recuperación, salen algunas preguntas importantes.

¿Es cierto que sin banca una nación no se sostiene ni, mucho menos, cualquier negocio, ya nuevo, ya de siempre?. En otras palabras usted para montar una red de fabricación o distribución de drogas, necesita la financiación que está en los bancos. Usted, si distribuyera ese género disolvente de la humanidad, también necesitaría bancos para "lavar" sus ganancias y bancos donde guardarlas y moverlas con seguridad en este mundo inestable.

En otras palabras, es muy posible que esas millonadas de la droga sean custodiadas por bancos, algunos conocidos, en cuyos interiores no se rebusca: ¿patente de corso financiera? Recuerden cuando se supo que la práctica totalidad de los billetes en curso contenían partículas de cocaína. Si, como es de suponer, hay millones de españoles que usan los billetes de euro para actividades normales, que la totalidad del circulante estuviera contaminada sólo supone que ya recibíamos los euros sucios directamente de los bancos.

Es posible que, si siguen las fantasías vascongadas y socialistas, acabe siendo legal esto, pero si un nuevo gobierno necesita dinero ¿no sería preferible hallar esas formidables cantidades que proceden del tráfico de drogas (o de influencias) que subir, como harán, los impuestos, las tasas y lo que sea?

Se trata de mucho dinero: escondido, oscuro, negado o reinvertido, pero con una buena actuación parte de nuestros problemas económicos se acabarían. Y lo mismo se podría hacer en el resto de Europa. Mientras es una fuerte cantidad que manejan para sus inversiones los bancos que la custodian. ¿O es que debemos creer que tal caudal va y viene por el universo sin que ninguna banca lo use, o sea, dinero inmóvil en las cámaras?

Imposible. La matemática inversora no acepta algo así. Y la primera ley capitalista es "ganar cada vez más, no importa como."

Ese dinero, sacado a los enfermos de toxicomanías, debe volver al uso abierto y pagar el daño que se provocó a los drogadictos. Y librarnos a los demás de los administradores que vengan a rebañar en el fondo del cazo.

Arturo Robsy

MARTES Y TRECE DISCRIMINADO (por Arturo Robsy).

En día nefasto se ha inaugurado el nuevo parlamento, donde la mayoría ha de cuidar de volver las aguas a su cauce, aunque los españoles apuestan a que no lo hará.

En coincidencia este martes y 13 se ha sabido por los noticieros que Cataluña pretende no pagar las cuotas universitarias que corresponden a los estudios universitarios de forasteros: que las paguen las autonomías de procedencia. Es evidente la discriminación por nacimiento, cosa que la mortecina y atropellada constitución prohibe tajantemente.

También en coincidencia los se sabe que los vascongados con lendakari (lehendakari) socialista, quieren legalizar el uso del cannabis, como quien dice otra bonita discriminación. Sólo son dos perlas de hoy que deben sumarse a cientos que demuestran que no estamos en un Estado de Derecho puesto que no estamos todos sometidos a las mismas leyes ni normas.

¿Esperamos a que los nuevos gobernantes restauren el derecho o sospechamos que esto irá a más y que, por órdenes superiores e ideológicas seguiremos en la senda de "Dejar hacer, dejar pasar", verdadero credo del liberalismo que ya manda y que en ningún modo es de derechas?

¿Puede, en suma, sobrevivir una nación con leyes tan diversas y, sobre todo, tan insolidarias y dispuestas para su imposición? Cosas así sólo las hicieron Stalin y los suyos, cuando, por ejemplo, prohibieron sembrar a todos los ucranianos y sólo a los ucranianos, que murieron de hambre a millones.

Arturo Robsy

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