Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 21 de marzo de 2014

SOBRE EL MAYOR CANALLA.

Como, al parecer, está próxima la defunción de Adolfo Suárez, no quiero dejar pasar un momento sin decir las cosas claras.

Porque a partir de hoy -mañana, pasado o el otro- todos empezarán -ya han empezado- a cantar las loas del traidor como si hubiera sido algo más que un puñetero tornillo del motor del cambio, que todos sabemos quien fue, así como sabemos el nombre del ingeniero que lo diseñó.

El motor fue -según los memócratas han repetido hasta el éxtasis- el rey Juan Carlos I. El creador del motor, Torcuato Fernández Miranda, fallecido en el ostracismo, en el olvido y en el enrabietamiento de haber sido echado al cubo de la basura por su engendro. Suárez sólo fue el títere, el ambicioso sin medida al que se podía manipular fácilmente. Suárez sólo fue el traidor que -el traidor no es necesario siendo la traición pasada- acabó siendo una triste sombra de lo que sólo él, en su fatuidad y engreimiento, creyó ser.

Y lo digo ahora, cuando le quedan dos telediarios -y demasiados son- para que nadie se llame a engaño. No voy a romper mi hábito -el estilo obliga a mucho, y el falangista más- haciendo leña del árbol caído, y menos aún voy a comunistear con champán ni con agua del grifo. Pero nadie me va a impedir que diga que Adolfo Suárez fue un traidor comparable a aquellos -Audax, Ditalcon y Minuros- que vendieron a Viriato, y que recibió -Roma no paga traidores- el mismo pago. El que merecen todos los canallas.

Quizá Dios, en Su infinita misericordia, acoja a este próximamente difunto sinvergüenza en Su seno. Yo, desde luego, no lo voy a perdonar. Porque uno -cada uno de nosotros- puede perdonar las ofensas que recibe contra sí mismo; pero nadie -nadie que no sea un canalla- puede perdonar la traición a la Patria.

Que no descanse en paz.

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