Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 2 de agosto de 2012

SOBRE UN COMENTARIO A LO DEL RESCATE.

Comentario que me hacía De Melk, y que transcribo para facilitar la lectura a los amigos visitantes:

* * * * *

De Melk ha dejado un nuevo comentario en su entrada "SOBRE EL RESCATE A LA AUTONOMÍA CATALANA.":

Don Rafael:

Después de un cierto tiempo sin comentar -que no sin leerle, cosa que hago asiduamente- me tomo la libertad de intervenir, esta vez para, de algn modo, discrepar con usted en algunos aspectos.

En concreto, me desconcierta un poco el contenido de las dos primeras lneas del tercer prrafo. Entiendo que ahí hay un error de apreciacin por su parte, puesto que el dinero que reclama la Generalitat es un dinero que la Administracin Central, en su obligación de redistribuir, debe "retornar" por decirlo de algn modo, a Cataluña. Claro que es dinero "de todos", como usted dice, pero es que dentro de esosl "todos" también entran los catalanes, que como contribuyentes son los que ms aportan a las arcas del Estado, algo por encima de Baleares y Comunidad de Madrid, como una vez creo recordar que me reconoc usted mismo aqu. En consecuencia, ese dentro le corresponde legítimamente a Cataluña como parte integrante del estado, no es un dinero que se reclame "porque si", como figura en su texto.

Por otro lado, se puedo estar de acuerdo con que muchos de los salarios de los cargos públicos debieran moderarse. Pero que a mi, como ciudadano español y cataln, no me contraria en absoluto que la Generalitat destine dinero a la promoción de la lengua catalana y a poner los elementos para que esta goce de la salud social que merece y que hoy en da no tiene. En Cataluña el mercado castiga seriamente la produccin de ocio y cultura masas en cataln, y alguien debe corregir ese handicap, porque soy de los que no cree en las infinitas virtudes ni santidades del "Mercado" como ente dotado de vida propia y discernimiento. Entonces, ¿Quien va a proteger al cataln de las coces que le propina el mercado, si no son las instituciones catalanas?

Respecto a la utilizacin de la expresin "casta poltica" debo decir que estoy en desacuerdo con el uso que se le da estos das, especialmente por parte de indignados y quinzeemistas (de 15 M). Como usted bien sabe, "casta" es aquel estrato social impermeable a la incorporacin de nuevos elementos. Por suerte nuestra democracia nos permite el acceso a los cargos pblicos, a todos los que circulamos por la calle y compramos el pan. Otra cosa es que no nos interese, pero siempre digo que si estn ellos es porque hemos permitido que estn; si estuviésemos nosotros ellos y sus malas prcticas tendrán que estar en su casa. Llmeme ingenuo, pero no creo que me falte razon.

Y por ultimo, solo recordar que los titulares periodísticos pueden contener, a veces, verdades objetivas, pero que a menudo la verdad que se muestra no es toda la verdad, y ms de una vez el periodismo oculta los contrapuntos a las notcias que de modo sensacionalista y obedeciendo a intereses ideológicos se nos muestran. Se que esto es as siempre, y que el periodismo objetivo y no tendencioso murio hace mucho, si es que alguna vez existió

Quizs me he excedido en la extension, aunque ha sido un placer poder intervenir.

Reciba un saludo cordial,

De Melk

PD: Disculpe, pero he tenido problemas con las mayúsculas, no s si achacables a mi ordenador, o a Blogger...

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Vaya por delante que me consta que los errores ortográficos que aparecen en el comentario son producto de las manías de Blogger, o quizá de una desconfiguración del teclado, achacable a la excesiva automatización de la informática, de la que estamos dejando de ser usuarios para ser esclavos. Quiero decir que el señor De Melk, con quien he debatido en alguna ocasión, siempre escribe correctamente, y los errores que se aprecian son claramente ajenos a su intención. A mi me ocurrió algo similar, y hube de recurrir a un ordenador viejo para poder escribir hasta que se resolvió el problema. Digo todo esto porque hay ocasiones en que la manera de escribir un comentario anuncia el tipo de intelecto que lo hace, y quiero aclarar -por si alguien se enreda en la forma antes de llegar al fondo- que no es este el caso. Creo que me he enredado bastante, pero también que -con un poco de buena voluntad- ha quedado claro lo que quiero decir.

Y vamos al tema.

Le agradezco, señor De Melk, que lea este diario, así como sus comentarios. La discrepancia razonada y el debate de ideas nunca está de más.

Admito que quizá no me haya expresado bien, cosa que me ocurre a veces cuando intento condensar los antecedentes de los hechos antes de pasar al comentario. En este caso, digo que "el dinero que ellos quieren que les de porque sí", porque el señor Homs afirma que "si tuviéramos la llave de la caja esto no nos pasaría."

Es decir: la queja -razonable si así fuera- no es porque la Administración central no le haya enviado a la Generalidad lo que tenía comprometido, sino porque no le da su Hacienda propia, que es la vieja aspiración del nacionalismo: quedarse con todos los impuestos que en la región catalana se paguen -incluso aunque el hecho impositivo se produzca fuera-, sin atender a más razones que el aquí y ahora. Y lo reclaman comparándose con los anacronismos cuasi feudales de Vascongadas y Navarra.

Este debate ya es antiguo, y temo que las posiciones no sean fácilmente conciliables. No voy a negar la tradicional industriosidad de Cataluña, muchas veces representada por eminentes charnegos que allí han establecido sus industrias, fábricas, empresas... Se me ocurre ahora mismo el ejemplo de don José Manuel Lara -padre-, creador del imperio Planeta. Pero me parece evidente que, además de la laboriosidad de los habitantes de Cataluña, la región ha gozado de beneficios que otras regiones no han tenido.

Beneficios que en su día tuvieron su razón de ser, porque cuando el Estado era uno y no tenía diecisiete intermediarios, era mucho más lógico establecer las industrias lo más cerca posible de aquellos lugares de los que se importaba y a los que se exportaba. Era más razonable ayudar a la construcción de fábricas de vehículos -pongo por caso- a pocos kilómetros de la frontera y en una provincia bien comunicada y con buen puerto.

Ahora de aquello no queda nada, o casi; pero el tejido industrial y comercial que se vio favorecido hace décadas por los polos de desarrollo -o hace siglos por los aranceles- siguen manteniendo la economía de la región catalana por encima de otras menos beneficiadas. La polémica habitual de los separatistas con respecto a Andalucía, ya fue respondida en su día con datos en la mano, y aunque El Plural -periódico donde apareció la información- no mantiene los enlaces, en una página vinculada al PSOE la puede usted ver.

Por supuesto que dentro de todos los ciudadanos españoles están los catalanes, y que a ellos debe retornar en forma de servicios lo que entregan al Estado. Pero actualmente, no es el Estado el que presta esos servicios, sino un ente administrativo intermedio, que es la autonomía. Ente administrativo interpuesto que tiene la facultad de hacer sus presupuestos, con la previsión de ingresos provenientes del Estado, y la determinación del gasto en lo que considere mejor para sus administrados. Y en las circunstancias que nos encontramos -ya conocidas cuando se aprobaran los últimos presupuestos- dedicar sustanciosas partidas a gastos superfluos no parece una actitud razonable que justifique reclamaciones de más fondos al Estado.

En este sentido de gastos superfluos tengo que ver las subvenciones a una lengua que -usted me lo indica- no es apreciada por los ciudadanos. Porque si los ciudadanos que residen en Cataluña no compran periódicos en catalán, o no ven cine en catalán, o no van a ver obras de teatro en catalán, la solución no es la de darle dinero a manos llenas a los que hacen esos periódicos, esas películas o esas obras teatrales, que seguirán sin ser leídas o vistas.

Tampoco es solución la imposición de una lengua a quien no la quiere usar, ni el multazo y tente tieso por usar el idioma que la Constitución consagra como oficial en todo el territorio nacional, siendo los demás cooficiales en sus respectivos ámbitos.

Y el "Mercado", amigo De Melk, no es en este caso una entelequia que conspira contra el catalán desde el anonimato. En este caso, el "Mercado" es el señor de la esquina que no compra libros en catalán; el vecino del quinto que no quiere ver cine en catalán; la vecina del segundo a la que no le gusta el teatro en catalán, o la estrella del F.C. Barcelona que tiene que mandar a su hermana de vuelta a Argentina porque la pobre no se entera de nada en el colegio.

Me dice usted que "casta es aquel estrato social impermeable a la incorporación de nuevos elementos", motivo por el que no está de acuerdo en el uso de este término, puesto que -añade- "nuestra democracia nos permite el acceso a los cargos públicos, a todos los que circulamos por la calle y compramos el pan."

Lamento tener que disentir. Nuestra "democracia", por de pronto, se ha blindado prohibiendo -en la Ley Electoral- la presentación a las elecciones de los partidos políticos que no tengan ya escaños, salvo que consigan un número exagerado de firmas de apoyo en un tiempo mínimo. En la práctica, se prohíbe presentarse a quien no esta ya metido; es decir: es un estrato impermeable a la incorporación de nuevos elementos, de manera que ya no podemos impedir que sigan estando los que están, salvo por métodos fuera de la ley.

Por supuesto, los titulares de prensa pueden ser absolutamente manipuladores, y tengo mucha experiencia en sufrirlo desde hace décadas, con permanentes falsedades, inexactitudes e insultos a mí y a los míos. Por esa razón, aunque copio solamente el titular de la noticia -de diferentes medios, como habrá visto, aunque no todos se hacen eco de las cosas- también incluyo el enlace para las comprobaciones que cada cual guste. Sin embargo, y por lo que hace a la concesión de subvenciones, estas cosas suelen publicarse en los Boletines Oficiales, así es que no cabe tergiversación.

¿Por qué unos llaman embajadas y otros oficinas de promoción comercial exterior? Pues probablemente porque unos se atienen al subterfugio de un lenguaje político donde nada se expresa con claridad, y otros nos atenemos al espíritu evidente de sus inventores, que a toda costa sueñan con hacerse pasar por un Estado.

Un cordial saludo, señor De Melk.

SOBRE LA RENUNCIA POR DIGNIDAD.

El jefe de Estado Mayor del Ejército... ha renunciado al mando por motivos de “ética y dignidad”, según informa el diario... ha señalado a una web que su honor de soldado está por encima de cualquier otro deber vinculado a la casta política.

Tranquilos. Déjenme continuar antes de ponerse en pie y saludar, o enviar un recuerdo laudatorio a los progenitores de este General, o una alabanza -evidentemente merecida- a ciertas gándulas suyas.

Lamento que se hayan hecho ilusiones, pero ya comprenderán que esto no ha ocurrido en España. El asunto -vean Alerta Digital- nos llega de Grecia, y el General se llama Constantinos Ziazias.

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