Que no viene de ahora, ni mucho menos, y  ya el maestro Rafael García Serrano nos desjarretaba de risa a cuenta del  mescunclú allá por 1974, lo cual debe ser tenido en  cuenta para juzgar la actual sorpresa de los aficionados barcelonistas de otras  regiones.
 El F.C. Barcelona ha sido separatista  institucionalmente desde que se tuvieron que inventar aquello de que el Real  Madrid era el equipo del Régimen para justificar sus derrotas, pero  ahora lo es a cara descubierta y calzón quitado. Para no dejarme mentir, aquí  tienen las noticias que publica la prensa:
 Josep Guardiola ha defendido  en Kiev, en la rueda de prensa posterior al partido entre el Dinamo y el  Barcelona, el uso del catalán en sus comparecencias públicas. Un periodista  ucraniano le ha preguntado por qué utilizaban el catalán cuando sólo los  enviados especiales de Cataluña le entendían y el traductor no podía  intervenir.
 Guardiola ha contestado que  "es nuestra lengua. Somos un país con lengua propia y cuando salimos, los que la  utilizamos, la hablamos".
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 Cierto es que -como he leído en algún comentario en el mismo periódico- la RAE admite como definición de la palabra país las de nación, región, provincia o territorio. En este sentido de provincia o territorio, más generalmente comarca, existen multitud de ejemplos en la literatura, preferentemente decimonónica, que aluden con frecuencia a las gentes del país, el paisaje del país, los productos del país, las costumbres del país...
Pero en sentido  político, y con la que está cayendo, nadie en su sano juicio -y por muy forofo  extracatalán del FC Barcelona que sea- puede negar un declaración separatista en  las palabras del señor Guardiola. 
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 El Barsa lidera los  referéndum secesionistas del domingo ante los que se ha convocado una  manifestación
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 Noticia que no necesita interpretación ni comentario, porque esta resulta de una claridad diáfana. Lo que si requiere comentario, es lo que podemos hacer al respecto.
Y lo que podemos  hacer es -sin pretensión de exhaustividad- dejar de asistir a los campos de  fútbol cuando juegue el FC Bacelona fuera de su estadio, y dejar de ver los  partidos del FC Barcelona en televisión, sea en abierto o -mejor aún- en los  canales de pago, y no comprar un partido de los de pago por visión ni  de broma. 
 Cosas perfectamente realizables para los aficionados al fútbol que  no sean barcelonistas acérrimos, e incluso para los aficionados y socios  barcelonistas que deseen que su club sea una sociedad deportiva y no una  plataforma política para el señor Laporta; el cual utiliza el nombre -y tal vez  los medios- del club para una finalidad distinta a la que  corresponde.
 Incluso -piénsenlo- a  los socios y aficionados barcelonistas no les interesa -ni deportiva ni  económicamente- la secesión de Cataluña. Porque su club tendría casi garantizado  el campeonato de liga de su país -algo más difícil si llegan a  anexionarse Valencia y Baleares-, y prácticamente segura la participación en  competiciones europeas, sí; pero ¿a quién le iba a interesar una liga así, y qué  televisiones pagarían millonadas por un Barcelona-Mataró?
 Pues eso: a quien su  forofismo se lo permita, que no vea un solo partido del F.C. Barcelona mientras  sea mescunclú.
  
 
 



 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
