Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 23 de diciembre de 2011

NAVIDAD

La Humanidad es realmente monótona, así es que ya estamos de nuevo -como cada año por estas fechas, que tampoco hay que ser un lince- metidos en el vórtice del consumismo, y en el vértigo de la bondad por decreto del calendario.

Y como un servidor -a fuer de relativamente humano- es tan monótono como cualquier otro, no quiero dejar pasar la ocasión de repetir -monotonía al fin- lo mismo de todos los años.

Así pues, deseo una Feliz Navidad a quienes saben, entienden y sienten que nos nace Dios. Una Feliz Navidad a quienes están contra el asesinato, venga de donde venga y lo auspicien los pactos que lo auspicien y las leyes de quien sea que las apruebe. Los que están contra el asesinato de nonatos, lo permita Zapatero o González, o Rajoy enganchándose a cualquiera de esos dos carros de genocidas.

Feliz Navidad a los amigos de allende el oceano y las frotneras. Y Feliz Navidad a los españoles. Así, ni más, ni menos. Cada uno ya sabe de sobra si es español, si se siente español, si cree en España, si ama a España, si está dispuesto a derramar hasta la última gota de su sangre -fórmula de viejo juramento- por España.

Para los españoles que no son españoles sobre todo lo humano, ni felicidades, ni buenos deseos, ni leches. ¡Que les vayan dando, y ya pueden dar gracias de encontrarme en una etapa particularmente comedida!

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