Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 31 de julio de 2014

SOBRE LO QUE LE FALTA A LA ONU ( o sobre tener uno o dos).

Ya, cuando en los años cuarenta del pasado siglo los genocidas -recuérdese Dresde, Hiroshima, Nagasaki, Katyn, los campos de la muerte de Heisenhower- vencedores en la GMII se arrejuntaron para crear la ONU, tuvieron como meta principal alistarse de matones de los vencidos en la Guerra de Liberación; esto es, de mamporreros de los socialistas, comunistas, anarquistas, monárquicos juanistas, que en nauseabundo revoltijo sólo tenían en común el deseo de que los extranjeros les ganaran la guerra que habían perdido y les pusieran a ellos en el machito.
 
Esto lo recuerdo en vista de que esa misma ONU sale ahora con -lo dice El País- un informe presentado por un llamado Grupo de Trabajo que visitó España el pasado septiembre. Vamos que curran un montón; sólo necesitan 11 meses para inventarse los informes...
 
En el cuentecillo referido, piden una serie de cosas que -por evidentes razones de higiene en este diario- no voy a transcribir. Los estómagos fuertes pueden ver el artículo de El País en el enlace.
 
Sólo voy a decir que los onuanos se han olvidado de unas cuantas cosas, como de pedir al Gobierno español que investigue la identidad de la famosa "X" que el condenado prevaricador -o sea, señor fiscal, condenado por prevaricación, no me malinterprete- Garzón dejó de despejar en aquella ecuación de los GAL, donde el terrorismo de Estado se utilizó como tapadera -burda- para trincar fondos reservados con los que regalar joyas a las esposas -esposas, o parejas, o querindongas, o concubinas...- de los mandamases del Ministerio del Interior. También podría indicarle a los onuanos que investiguen acontecimientos sospechosos, que el recuerdo de los GAL me ha traído a la mente, acaecidos en Italia -Brigadas Rojas- o Alemania -Baader Meinhoff-; pero no voy a decirlo, porque soy muy respetuoso con las indicaciones de la ONU, entre cuyos principios fundacionales figura la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, ya ven ustedes qué cosas.
 
También indica el informe del grupo de vagos -perdón, de trabajo- de la ONU que se deben "investigar de oficio y juzgar todas las desapariciones forzadas a la luz de las obligaciones internacionales, de manera exhaustiva e imparcial, independientemente del tiempo transcurrido desde el inicio de las mismas". De forma, señores onuanos, que podrían empezar por Paracuellos del Jarama, Aravaca, Torrejón, Camuñas y tantos otros lugares. También por todas las desapariciones forzadas ocurridas a manos de los bandidos que cometieron todas las tropelías imaginables -y otras inimaginables- bajo el nombre de maquis y la dirección del partido comunista.
 
Supongo que de aquellos asesinos de Paracuellos, de aquellos criminales de los maquis, no quedarán muchos vivos, así es que recomiendo -que yo también puedo recomendar, coño- que entre los símbolos a retirar que citan los onuanos, refiriéndose a la gilipollez máxima del políticamente difunto Rodríguez, se incluyan las hoces y martillos, estrellas de cinco puntas soviéticas, banderillas de la republiquita de sangre y mierda, tan vinculadas a millares de asesinatos.
 
Y, ya puestos a ello, que -lo mismo que piden que se retiren del Valle de los Caídos los restos de Franco, y se profane la Basílica dedicándola a museo comunista- se retiren los restos del genocida Carrillo, la genocida Ibárruri, y toda su corte infernal de sicarios.
 
Incluso podrían quitar al hijo intolerante, discriminador y borde del asesino Carrillo -que sigue persiguiendo católicos como hiciera su difunto padre-, del carguito de Rector de la Universidad Complutense.
 
Además, la ONU podría condenar a la ONU, por haber admitido a España -la España del que ahora llaman dictador- en su tinglado, y por haber estado tantos años cobrando de aquél Estado la cuota correspondiente, y por haberle dado sitio en todas sus organizaciones chapuceras y trinconas colaterales: UNESCO, UNICEF, OIT y toda la maraña de siglas desde las que esclavizar y mangonear a los pobres.
 
Podrían en fin, reconocer que -como afirmaba aquella pancarta de los años cuarenta- Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos DOS.

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