Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 26 de septiembre de 2010

SOBRE LA EMPANADA MENTAL DE UNA COMENTARISTA.

Transcribo un comentario a mi entrada acerca de "el fin de las torturas":
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Lenina Libre dijo...
Pero que se habrá creído la gente, que puede ser libre..que puede tener sus ideas..que además puede hacerlas.. No, eso no es libertad, libertad es sacrificarse, no pensar por ti mismo si no obedecer, esa es la verdadera libertad que quiere la gente, porque tú no eres propietario de tu vida, no te pertenece, si te quedas embaraza pues sufre, renuncia a tus sueños, OBEDECE
Esa gente que se cree que puede decidir cuando y con quien puede tener un hijo, que utiliza anticonceptivos, que disfruta.. No, eso no, lo mejor es sufrir, otros saben mejor que yo mismo lo que quiero, lo que me hará feliz, por eso obedezco, por eso no me lo cuestiono y busco mi libertad

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Empanada más que evidente la de esta seguidora de Lenin, o acaso de la protagonista de "un mundo feliz" de Huxley, que debe haber leído sin el menor aprovechamiento, pues la obra es un ataque en toda la línea contra las sociedades hedonistas y nihilistas que a esta Lenina le parecen tan bien.
Empanada porque se piensa -o lo que sea, porque a estas niñatas que intentan ascender al pensamiento abstracto siempre les salen unos churros impresionantes- que a mi me importa lo que haga con sus ideas, que a la vista está que no las tiene, sino tópicos; lo que haga con su vida, que debe ser muy aburrida porque con ese existencialismo barato no habrá quien la soporte; y en general, que me importa una higa que disfrute o sea disfrutada en lo que, al final, parece dirigir todo su pensamiento, que es al conocida infinitivo de la segunda conjugación que acompaña a comer y beber.
Y a mi, Lenina, me importa tres leches tu hedonismo zafio, tu nihilismo topiquero y tu existencialismo snob. Lo que no me da lo mismo, es que la Ley te permita asesinar a un ser humano para buscar tu libertad -poca libertad de espíritu debes tener para nombrarla tanto-, porque si eres propietaria de tu vida, no lo eres de la de nadie más. Aunque la pobre criatura tenga la desgracia de caer en tu cuerpo, a todas luces no merecedor de ello.
Tu puedes querer lo que te de la gana, puedes decidir con quien quedarte embarazada, y quien te disfruta, que a mí se me da un rábano. Lo que no me da igual es que mates a otro. Y si te quedas embarazada por haber disfrutado a destiempo, le haces frente -que eso es la libertad, hacer frente a la vida-, y tienes el niño, y si no lo quieres porque perturba tu libertad, lo das en adopción. Y si nueve meses de tu libérrima vida son demasiados por una vida ajena, te esterilizas antes y a disfrutar a tope.
Ahora, vuélvete al Instituto -porque es evidente que eres una cría empanada o una madura infantiloide, que es peor-, déjate un par de días la posturita de existencialista incomprendida y tocapelotas, y que el profe de ciencias te explique lo del ADN, y que es único e irrepetible para cada ser humano desde el momento de la concepción.

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