Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 21 de abril de 2015

SOBRE EL CRIMINAL GARZÓN.

Que, en este caso, no es el juez prevaricador, sino el comunista de IU. Aunque, así dicho, lo mismo quedan dudas, porque el de las puñetas también... en fin, ustedes ya saben.

Bueno, a lo que iba es a comentar lo que informa La Gaceta: que el comunista Garzón ha expelido -porque estos cabrones no hablan, expelen, o regurgitan- que la Guardia Civil asesina inmigrantes en la frontera de Melilla.

No voy a explicar una vez más que la inmigración ilegal priva de cualquier derecho cívico al que la ejerce, lo cual se deriva de la ilegalidad de su estancia; no voy a explicar otra vez más que cualquier Estado serio -eso que llevamos ocho lustros sin saber qué coño es- repele con la fuerza necesaria cualquier intento de invasión. Ambas cosas son perfectamente claras para las personas racionales, y para las puñeteras bestias -léase animales y, en consecuencia, irracionales- ninguna explicación será suficiente.

Quizá al señor Garzón -irracional comunista- le convendría encontrarse en medio de una avalancha de salvajes que apedrean, apalean y navajean, a ver por dónde salía con su gilipollez. Pero temo que eso no sea posible; al menos mientras la Justicia española carezca de la necesaria imaginación para, por ejemplo, condenar al comunista Garzón, por la clara difamación cometida, a patrullar durante seis meses la frontera de Melilla.

Gracias a Dios, la Unión de Guardias Civiles, en un comunicado sobre este asunto, sí le echa su miajita de mala uva -tan útil para tratar con malas bestias- y aclara: Desde luego, los guardias civiles del siglo XXI poco y nada tenemos que ver con los de otra época en la que los derechos claramente no existían como también debemos ser claros al afirmar que los militantes y representantes del partido que el señor Garzón dirige tampoco son comparables a los que en ocasiones han arrebatado en esos mismos tiempos derechos fundamentales como es el de vivir...

Y también recuerda: Rectificar es de sabios señor Garzón.

Lo cual -añado por mi cuenta- clarifica bastante el motivo por el que a este gilipollas le resulta metafísicamente imposible rectificar.

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