Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 13 de enero de 2011

SOBRE LO INCREÍBLE.

No veo televisión, más allá de algún trozo de informativo que me pilla en una hora impropia para poner otra cosa. Fuera de eso, no veo nada, absolutamente nada, de televisión en su emisión normal. Gracias a Dios, la informática e Internet me permiten seleccionar lo que me da la real gana ver, y ponérmelo cuando me viene bien, sin tener que aguantar horarios intempestivos y publicidad abusiva.
(Tómese esto, si la señora Sinde gusta, como confesión de delito, aunque lo que veo habitualmente es lo mismo que podría ver en las páginas web de las diferentes emisoras; pero para el caso da igual, soy culpable, y a mucha honra, dado que pago por ello y el famoso cánon me penaliza sea o no delincuente).
Viene esto a cuento de que ruego se me crea si afirmo que no veo eso de gran hermano, ni tengo más noticia que alguna cosa chusca que a veces cuenta alguien. Y es a lo que iba.
Porque me han contado -con el natural cachondeo- que una concursante se ha mostrado asombradísima cuando le han dicho que los pollitos salen de los huevos. Y me aseguran que no era broma ni fingimiento; que de verdad la susodicha desconocía el asunto de los pollos, las gallinas y los huevos.
Lo siento, pero no tengo comentario que hacer. Es que no se me ocurre nada, palabra. Había leído cosas de esas que circulan por Internet diciendo que si hay niños que piensan que la leche se cría en el tetrabrik, y las patatas crecen en los trojes -evidentemente sin decir esta palabra- de los comercios. Pero siempre pensé que eran exageraciones tendentes al humor.
De verdad, es que no se me ocurre qué decir. Bueno, si: se me ocurre que cómo coño van a entender estas criaturitas lo que significa un aborto, por ejemplo.
Y se me ocurre también que estas criaturitas -que para haber entrado en esa mierda televisiva deberán tener los 18 años cumplidos- tienen derecho a voto.
Al final, todo se entiende.

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