O sea, el Partido Demócrata Catalán o
-como lo dicen ellos- Partit Demòcrata Català. Que es, para quien no lo sepa,
que será la mayoría, el nuevo invento del señor Mas y sus amigos.
Se quejan de que los persiguen al no permitirles
tener grupo propio en el Parlamento, olvidando que lo que pasa es que -con los
reglamentos en la mano- no les corresponde tenerlo, por su poca
representatividad.
Porque lo que ocurre -aunque estos separatistas tan majos, que lo mismo mandan a hacer puñetas al Tribunal Constitucional que recurren a él- es que la única forma de tener el referido grupo es hacer trampas. Pedir diputados prestados a otros partidos, o torcer la norma para hacerles una interpretación a medida. En fin, lo que los distintos Gobiernos españoles llevan haciendo décadas para que los separatistas de los Pujol o de los Mas no se les enfaden. Esos mismos Gobiernos de España -según los separatistas, tan majos y tan coherentes- los persiguen.
Pero, en el fondo, los señores del PDC -doña Marta Pascal lo dijo ayer, según El País el 5 de agosto, pág. 10- van a tener razón en una cosa: «Hay una voluntad clara de que tengamos una voz más pequeña». Y también tiene razón el portavoz en la Cámara alta, don Josep Lluís Cleries: «No lo han querido autorizar, hay una persecución contra el Partit Demòcrata Català»
Rigurosamente cierto. Hay quien quiere que los separatistas burgueses catalanes tengan una voz más pequeña, y hay una persecución contra el Partit Demòcrata Català.
La de los votantes, que no les han elegido.
Pero es que ellos son así...