Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 12 de junio de 2014

SOBRE JUECES Y FISCALES QUE INCITAN AL ODIO.

Lo decía ayer La Gaceta: Un juez imputa a líderes de Alianza Nacional y La Falange, titulaba. Y luego la explicación: Un juez ha imputado a los líderes de Alianza Nacional, Pedro Pablo Peña, y La Falange, Manuel Andrino, por incitar al odio el pasado 12 de Octubre en Barcelona, cuando aseguraron que estaban dispuestos a "matar por España" y que Cataluña sólo sería independiente "a base de mucha sangre".

 

Todo ello, a resultas de una denuncia de la Fiscalía basada en un informe de los Mossos d'Esquadra sobre los discursos que ambos pronunciaron durante los actos del pasado Día de la Hispanidad en Montjuic.

 

El fiscal es el de delitos de Odio y Discriminación, don Miguel Ángel Aguilar. Del juez sólo se da el dato de que lo es del juzgado de instrucción número 26 de Barcelona.

 

O sea, que los mosus de Catalunya -no Cataluña- informan, el fiscal especial -no el natural, ojo- denuncia, y el juez -esta vez si natural- de Barcelona imputa, que es lo suyo.

 

Espero que don Miguel Ángel Aguilar comience una larga carrera de denuncias, empezando por todos los militares en activo, los retirados, los jubilados -que no es lo mismo-, los que en su día hicimos la mili y, por resumir, todos cuantos hemos jurado Bandera.

 

También a los miembros de la Guardia Civil, aunque no se si todavía juran Bandera o ya no; pero alguno quedará de cuando sí se hacía, y la Guardia Civil sigue siendo Cuerpo Militar mal que les pese a unos cuantos distraídos que la han confundido con una partida de guardias de la porra.

 

Es más: espero que el señor fiscal Aguilar denuncie a cuantos han jurado la Constitución: del Rey abajo todos los políticos, los fiscales -incluido el señor fiscal Aguilar- y los jueces -incluido el señor juez de Instrucción 26 de Barcelona-. Lo espero, porque al tomar posesión de sus cargos han prometido o jurado cumplir la dicha Constitución, que incluye la unidad territorial de España. Y que la encomienda a los Ejércitos, por cierto; esos Ejércitos que juran derramar la última gota de sangre...

 

En fin, como ven aquí hay mucha tela que cortar, porque todo se entrelaza. El debate filosófico podría llevarnos muy lejos, aunque el puramente legalista se quede tan corto como un fiscal especial y un juez ordinario -que son los que corresponden por su localización, no es un insulto- quieran hacerlo.

 

Evidentemente, en mi deseo nunca desmentido de colaborar con la Justicia -con la justicia quizá no tanto, pero vaya- puedo ofrecer al señor fiscal Aguilar unas cuantas muestras de delitos de incitación al odio bastante más claras que las que -en su opinión- han cometido Pedro Pablo Peña y Manuel Andrino.

 

Por ejemplo, cuando una cuarentena de ultraizquierdistas -jovencitos radicales, ya saben- se juntan para pegarle a un presunto neonazi; caso del que usted, señor fiscal, puede informarse en mi modesto blog, aunque la entrada sea de hace bastantes años.

 

Por ejemplo, cuando el señor Rodríguez Zapatero y sus mariachis sociatas considera oportuno elevar la edad de jubilación a los 67 años, en tanto que los políticos cobran la pensión máxima cotizando solo durante 7 años. Dígame, señor fiscal, si esto no incita al odio o, por lo menos, a una razonable desazón.

 

Por ejemplo cuando miles -pocos, pero miles- de criaturitas incógnitas, anónimas, cobardes, que es el feisbú (facebook para pijos), pedían hace unos años que se pusiera un cementerio nuclear en el Valle de los Caídos. ¿No es eso incitar al odio, señor fiscal? Lo digo por los republicanos enterrados allí, que conste; por los odiosos fascistas ya se que no va a mover usted una pluma.

 

Por ejemplo, cuando doña Bibiana Aído se gasta cerca de un millón de euros -nuestros, de todos- en que le estudien mapas del clítoris, con evidente discriminación de la población masculina.

 

Por ejemplo, cuando un tal Joan Carretero, de ERC -mire, señor fiscal, señor juez, señores mosus, en su propia demarcación- afirma que "nos cargaremos a cualquiera que se interponga en nuestro camino."

 

¿Qué le parece, señor fiscal, que jugadores de la Real Sociedad de San Sebastián llamen a tomar parte en la manifestación a favor de los derechos de los presos de ETA? ¿Le parece suficientemente incitador a la violencia?

 

¿No le parece discriminatorio, señor fiscal, que diputados, diputadas, diputades, senadores, senadoras, senadoros, suban gratis en el teleférico de la Casa de Campo de Madrid? Oiga, sí, ya se que esto parece cachondeo, pero es que así es la vida.

 

¿Le parece, señor fiscal, poco delito de incitación al odio y discriminación la actitud de los mamarrachos que le gritaban a los peregrinos de la JMJ eso de "arderéis como en el 36"?

 

Pues hala, señor fiscal, señor juez, ya tienen ustedes mi colaboración. Aprovéchenla, y no me discriminen ni me odien por mis opiniones. Incluso, si me dan algo de tiempo, les puedo ofrecer unos cientos de enlaces a noticias similares, de toda la prensa nacional, para que puedan ustedes ir abriendo boca.

 

Publicidad: