Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 28 de enero de 2012

SOBRE LOS VOLUNTARIOS DE DOÑA ANA.

Los que -lo decía ayer 20 Minutos, pág. 3 de la edición papel de Madrid- la alcaldesa de Madrid, señora Botella, pide para devolver a sociedad algo de lo que nos da la sociedad, refiriéndose a su intención de cuidar o poner en marcha instalaciones públicas -polideportivos, bibliotecas...- con voluntarios ciudadanos que hagan frente a la crisis.

A mi me parece muy bien; perfecto. Siempre y cuando algunos voluntarios que cobren sueldo de alcalde, concejal, consejero, amiguete enchufado, paguen los impuestos de los ciudadanos, para devolver a la sociedad algo de lo que la sociedad les ha dado.

O de lo que ellos le han quitado por todo el morro.

Publicidad: