Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

viernes, 25 de noviembre de 2011

SOBRE METODOS PEDAGÓGICOS.

Lo copio como me ha llegado:

* * *

Cierto individuo recibió un loro por su cumpleaños; ya era un loro adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decía estaba adornada por alguna palabrota, así como siempre, de muy mal genio.

Trató, desde el primer día, de corregir la actitud del loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación; le ponía música suave y siempre lo trataba con mucho cariño.

Llegó un día en que perdió la paciencia y gritó al loro, el cual se puso más grosero aún, hasta que en un momento de desesperación puso al loro en el congelador. Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro y el revuelo que causaba en el compartimiento, hasta que de pronto todo fue silencio.

Después de un rato, arrepentido y temeroso de haber matado al loro, abrió la puerta del congelador. El loro salió despacio y con mucha calma dio un paso hacia el hombro de nuestro hombre y al oído le dijo en voz baja:

- Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud, te pido que me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi comportamiento.

Estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la actitud del loro y estaba a punto de preguntarle qué es lo que lo había hecho cambiar de esa manera, cuando el loro continuó:

- ¿Te puedo preguntar una cosa?

- Sí... ¡cómo no!-, contestó.

- ¿Qué fue lo que hizo el pollo?

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