Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 21 de febrero de 2010

SOBRE EL EMPUJE PROGRE.

Empuje al que hace referencia un anónimo en un comentario a mi anterior entrada -la del mapa de doña Bibiana-, pero que pese al anonimato firma con una dirección correspondiente al blog de un señor que, en cabecera, tiene el emblema del PSOE.

¡Anda que no os queda ná!
Azulines, vais a seguir presenciando el empuje progresista.
http://jmsanchezgonzalez.blogspot.com/

Bueno, rojillo -oye, que no hay acritud, que para eso se decir otras muchas cosas; que sólo es corresponder al cariñoso azulines tuyo- puede que nos quede mucho, o puede que nos quede menos. Ya se verá.
Al que parece que le queda bastante es a tí, que con los dones que indicas en tu perfil, aun no has conseguido -o lo ocultas con ejemplar modestia, que no creo- un puestecillo majo, como tu compañera Bibiana. Acaso sea que tu mapa sexual no coincide con lo adecuado en tu partido, háztelo ver.
Y hazte ver ese interés en que presenciemos el empuje progresista en el susodicho mapa de doña Bibiana, cosa que tal vez a tí te guste observar -con cierto afán de mirón-, pero que a mí -máxime con esta señorita- no me motiva en absoluto.
Comprenderán -los habituales, este señor anónimo no creo que llegue- que ponernos a estas alturas a hablar sobre el empuje progresista de los dos años más de trabajo, hasta los 67; de los dos puntos más de IVA a partir de junio; de la supresión del regalo electoral de los 400 euros; de la subida en los impuestos especiales -hidrocarburos- e indirectos, que son los mas retrógrados porque igual afectan al millonario que al legalmente pobre; de las subvenciones a cocineros multimillonarios y a invertidos foráneos; de la colaboración con banda armada con merienda de faisanes; sobre los recortes a la libertad de expresión; sobre las calificaciones en sede parlamentaria de hijos de puta para los socialistas; sobre la multiplicación de cargos -remunerados, y bien- de los sociatas... En fin, hablar de todos estos temas -de los que voluntariamente he omitido los referentes a lo religioso y moral, cosa incomprensible para cualquier rojillo que se precie- es perder el tiempo. A ellos, lo que les importa, es presenciar cómo le empujan a doña Bibiana con el progresismo.

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