Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

lunes, 30 de junio de 2014

SOBRE LA SANCION AL SEÑOR MONAGO.

Para quienes no lo sepan -que puede ser la mayoría, puesto que el interfecto no deja de ser un mindundi- el señor Monago es el presidentito de la autonomía extremeña, y ejerce -como en su día Gallardón- de verso suelto. O sea, de nene malo en el PP, y de travestí político a tiempo completo.
 
El señor Monago no tuvo mejor idea que plantar, en vísperas del refocile gay, una banderita arcoiris en la ventana de su propio despacho de la Junta de Extremadura, según cuenta El País y pueden ver en la imagen. La cosa es de hace unos días, pero es que esta clase de gilipollas no merece la cortesía de la rapidez.
 
El señor Monago, además -sigue El País- trabaja en un proyecto de Ley de igualdad entre heterosexuales, lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (...) que establece un régimen de infracciones y sanciones administrativas a la discriminación sexual con multas que podrán llegar hasta los 45.000 euros.
 
El señor Monago, pues, debería ir ahorrando, porque hasta que no ponga en el mismo sitio la banderilla que corresponda a los zoófilos, los estará discriminando. Igual que está discriminando a cuantos homosexuales viven su vida sin exhibiciones públicas de grosería, zafiedad y chabacanería, y sin insultar a los demás.
 
Debería ir ahorrando el señor Monago para la multa, pues exhibir esa banderilla supone una clara discriminación a los heterosexuales, dejados de lado en las preferencias simbólicas del presidentito autonómico y pepero.
 
Presidentito autonómico y pepero, que tiene como objetivo -lo sigue diciendo el periódico citado, no me lo invento-, buscar un "impulso" a las políticas sociales con la creación de una Consejería de Empleo, Mujer y Políticas Sociales, en una  región que tiene un 30% de paro.
 
Uno piensa que el objetivo debería ser el de crear empleo; pero se nota que las preferencias del señor Monago van por el camino de la sopa boba, el exhibicionismo aberrante y el engaño a su electorado.
 
Con lo cual se sugiere -en la perfecta inteligencia de que no va a servir para nada- que los votantes del PP tomen nota.
 
También se sugiere al señor Monago que, para no discriminar a los heterosexuales y a los homosexuales no exhibicionistas, en vez de colocar la banderilla arcoiris en la ventana de su despacho, se la meta por el camino recto.

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