El 18 de Julio de 1936 es una fecha que todos conocemos. Sobre todo, los rojos, que cada año se esfuerzan más en tenerla presente, en combatirla y en exorcizarla, como si no estuviesen muy seguros de que no vaya a caerles de nuevo sobre el lomo, y como si aún les escocieran las carreras en pelo.
El Alzamiento Nacional del 18 de Julio es una fecha histórica; o sea, es una fecha que quedó en la Historia, que sucedió en su día y allí se quedó. Al menos, hasta que Rodríguez la ha sacado del baúl de los recuerdos y la ha puesto de moda, de plena actualidad.
Evidentemente, el 18 de Julio fue como fue, y eso -pese a rojos y a bobos- no hay quien lo mueva. De igual manera que no hay quien mueva el hecho de que las tropas nacionales vencieron, y las rojas salieron con el rabo entre las patas. Y más de uno, incluso dejándoselo atrás.
Y esto es así -fue así- por mucho que ahora los pijoprogres, los rojazos antediluvianos, los maricomplejines de centro liberal avanzado, y los gilipollas de pelaje variable, pretendan reescribir la Historia.
Por mucho que los unos condenen en el Congreso el golpe de Estado, y los otros pongan el comienzo de la Guerra en el asesinato de Calvo Sotelo, con manifiesto olvido de los otros golpes de Estado -el de 1931- y la Revolución de Asturias -y de Barcelona también, que siempre se olvidan-, de 1934.
Así es que, para solaz de todos los que no pueden vivir sin la Guerra del 1936 a 1939 -que había empezado mucho antes, como queda dicho, y que se empeñan en reeditar-, aquí les pongo como banda sonora el Cara al Sol.
Y la pongo hoy, día 17, porque esta es la fecha real del Alzamiento Nacional, cuando La Legión y los Regulares -las dos unidades más condecoradas del Ejército español-, dijerón allá que vamos y le pusieron un cirio a Sanseacabó.