Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 22 de octubre de 2015

SOBRE UN ANIVERSARIO Y SOBRE VER LAS COSAS CLARAS.

Aniversario del fallecimiento de mi camarada Luis Tapia Aguirrebengoa, Coronel de Infantería, Caballero Legionario, miembro de la Junta Nacional de Juntas Españolas y principal creador de la Declaración Programática de aquél movimiento en el que me siento orgulloso de haber militado en un tiempo en que los demás abandonaron el frente o se dedicaban a la lucha interna por purezas indefinibles.

En fin, un tiempo hermoso, donde parecía posible aún poner freno a la miseria moral que empezaba a adueñarse de España y que hoy campa a sus anchas.

En aquél tiempo –1989, 1990, 1991- mi Coronel Luis Tapia Aguirrebengoa era, para todos nosotros, ejemplo claro y firme, inteligencia precisa, honor personificado en su estampa de caballero español.

Fue Luis Tapia, además, vigía del futuro que senos venía encima. Cuando ahora salen los cuatro idiotas y los tres memos de guardarropía rasgándose sus escasas vestiduras al ver dónde nos han traído las pertinaces bajadas de pantalones ante los separatismos, me enorgullece poder decir que ya entonces, hace –ahí es nada- un cuarto de siglo, ya nosotros las veíamos venir; ya teníamos claro a donde íbamos a ir a parar, y donde nos estaban metiendo los papanatas y los mamarrachos.

Así lo escribió mi camarada Luis Tapia Aguirrebengoa, maestro muy querido, en el número 10 de EJE, de marzo 1990 -páginas 6 y 7- referido entonces al separatismo vasco, pero con referencias al catalán, y así tengo el gusto de ofrecérselo a quien guste leerlo y comprobar que todo esto de hoy, esta maraña de cobardías y suciedades, ya la avisamos hace tiempo.


AUTODETERMINACIÓN, IMPOSIBLE.
por Luis TAPIA AGUIRREBENGOA.


Dice el punto primero de la Síntesis Ideológica y Programática de Juntas Españolas que España es una unidad histórica irrevocable. Y que, en cuanto entraña una grave contradicción, propugnamos la revisión del articulo 2- y la supresión del Titulo VIII de la vigente Constitución española, que admite el termino nacionalidades referido a las comunidades regionales, puesto que no existe en nuestro territorio mas nación que España, síntesis de peculiaridades regionales, culturales e idiomáticas que es preciso respetar, descentralizando al máximo la organización administrativa del Estado, con un único e insoslayable límite: la soberanía nacional reside únicamente en el estado de la nación española, y cualquier traspaso de competencias de este a las autonomías habrá de ser revocado y derogado a todos los efectos.

Se trata de una profesión de amor a España y de una declaración de propósitos que podrían ser asumidas por cualquier partido u organización política que no contenga en su ideario el virus separatista. La Constitución debe ser reformada sin tardanza para arrancar de su texto cuanto respalde cualquier veleidad nacionalista.

Así sucede que casi desde los comienzos de la instauración democrática, y mas aun en las últimas semanas, la autodeterminación se ha convertido en un tema muy delicado que ha originado enfrentamientos dialécticos y puede ser causa de graves tensiones. Todo comenzó en esta ultima fase con una desdichada sesión del Parlamento Catalán, seguida por una iniciativa nacionalista vasca en la que se proclama que el pueblo euskaldún tiene derecho a la autodeterminación, haciendo alusión al autogobierno, aunque se omita, púdicamente, el termino independencia, que ha estado en la mente de todos ellos, desde que Sabino Arana, en las postrimerías del siglo XIX, enarbolo la bandera de la secesión.

Hay quienes se extrañan cuando, ante tan intolerable pretensión, nos escandalizamos los que, desde las entrañas, nos nace el amor a España. Y los mas extrañados, por lo que hemos oído y leído, son quienes creen que todo es posible dentro de la legalidad de un estado democrático, incluso la separación de una región o territorio, por el simple ejercicio del voto popular.

Siempre resulto inquietante jugar con el término, que, con el actual o parecido enunciado, nació cuando el romanticismo abrió en el siglo pasado la caja de Pandora de los nacionalismos, y aun ahora, en las postrimerías del siglo XX y del milenio, resulta extraño y confuso su significado. ¿Que es autodeterminación? ¿Que pretenden sus partidarios? Mal que les pese a algunos, autodeterminación es secesión o independencia, y los que la exigen abogan por un Estado propio, escalando estadios autonómicos intermedios de autogobierno, representados por los modelos autonómico, de autonomía profunda, que es a la que aspiran ahora los nacionalistas vascos y catalanes, federal, en el sentido disgregador no unificador, y confederal, hasta recibir el ultimo impulso que lleve a la separación total. Puede ser que aun se tarden años, diez, quince, una generación, pero siguiendo el actual camino vamos derechos hacia la disgregación nacional, cuando Europa y el mundo marchan en la dirección contraria, la del abatimiento de muros separadores y barreras fronterizas, creando superestados que conservan las variedades y peculiaridades de las naciones que los constituyen.

No nos quepa la menor duda, los nacionalistas españoles, solo pretenden romper España, aquejados de la enfermedad del cantonalismo y el enfrentamiento, a la que tan propicia es nuestra individualista sociedad.

Nosotros, los hombres y mujeres de Juntas Españolas no comprendemos como aun quedan quienes creen que todo se reduce a una mera y beneficiosa descentralización administrativa, de la que somos partidarios, cuando los propósitos separatistas se presentan tan claros. El derecho a la autodeterminación -ha dicho un portavoz nacionalista- es la opción a constituirse, por propia y libre decisión, en estado independiente, o a separarse del territorio de un estado por elección mayoritaria de la población. Aunque, como antes se ha dicho, puede ser que todavía no este el fruto suficientemente maduro, y que el desenlace sea a plazo medio. A este respecto, Arzallus cifraba en una generación el tiempo que podían aguardar para alcanzar la independencia. Mientras tanto, continuaran las presiones, las escaramuzas dialécticas, la petición de mas libertades políticas, la escalada en el campo de las transferencias, pues mucho es lo alcanzado hasta ahora, pero aun quedan importantes aspiraciones que arrancar al débil estado español. He aquí algunas: en Cataluña, la catalanización lingüística, la reorganización territorial y la asunción de competencias y despliegue de los Mossos d'Esquadra; en el Pals Vasco, el despliegue de la Ertzaintza, simultáneo al repliegue de las fuerzas de seguridad del Estado, la transferencia de medios y facultades de la administración de justicia, la sustitución de la escuela publica estatal por la escuela publica vasca, y, a mas largo plazo, la creación de un ejercito vasco, con mandos autóctonos, para caso de una invasión extranjera (¿la española?) y la autorización de un banco nacional vasco. Y no piensen que estas son exageraciones, que no somos dados a ellas, se trata de una denuncia formulada en la prensa de Bilbao, por Adolfo Careaga, ex diputado a Cortes.

Semejantes pretensiones son como querer forzar las leyes y el sentido de la Historia, pues ni el País Vasco ni Cataluña fueron nunca independientes, y la autodeterminación no aparece como formula política en la Constitución, ni podrá contemplarse nunca, pues cualquier reforma al respecto seria como legislar la propia autodestrucción del Estado. Y el alegato nacionalista de que la firma de la Carta de las Naciones Unidas lleva implícita el reconocimiento por España de este derecho, no es valido por referirse a los pueblos en vías de descolonización, y ni el País Vasco ni Cataluña fueron nunca colonias. Garaicoechea, ha dicho, también, que va a trasladar las aspiraciones vascas al Parlamento Europeo y al seno de la Alianza libre europea, que reúne a las diversas organizaciones nacionalistas del continente, lo cual es algo así como recurrir al Archipampano de las Indias, ya que ni el primer organismo, ni menos el segundo tienen facultades para hacer nada en favor de su desdichada causa.

De todos modos, no puede ignorarse la gravedad del tema, cuyos resultados atentan contra la unidad de España, pues las actuales aspiraciones de autodeterminación pueden tomar la forma de una explosión nacionalista incontrolada, cuando agotada la capacidad negociadora del Estado, hechas por este todas las concesiones posibles en el elástico marco constitucional, maltrecha la soberanía española y preparada la sociedad española a aceptar lo inaceptable, se alcance el techo de la unidad nacional.

Se llega así al aspecto mas delicado del problema, el de la unidad de España, incuestionable en los limites actuales del territorio nacional; nada ni nadie puede alterarla, no siendo válidas las urnas, ni supuestas reformas constitucionales para lograrlo. España ha existido a través de los siglos por voluntad de muchas generaciones de españoles, que la construyeron y sostuvieron, a veces con muchos sacrificios, y la determinación de una minoría de una cierta época carece de fuerza y de derecho a romperla mediante el cauce democrático del voto o el cauce bélico de la violencia. Es ineludible deber de todos los españoles defenderla, y el Ejercito, pieza básica de la unidad, aplicara, sin duda, toda su fuerza y toda su pasión en el cumplimiento del mandato que el pueblo español le tiene confiado; varios Capitanes Generales así lo han proclamado. En principio, bastara con la disuasión de su presencia, pero si fuera necesario, recurriría a otros medios. Los españoles, incluidos los secesionistas, deben estar convencidos de que así se hará.

Procuremos entre todos que no sea necesaria la intervención del Ejercito; unámonos, para ello, en un frente común ante los separatistas; no persistamos en el error cometido en los comienzos de la transición democrática, cuando se dio a los nacionalismos unas alas que ahora va a ser muy difícil cortar con procedimientos pacíficos. El punto de arranque del nuevo camino esta, sin duda, en la reforma constitucional, y Juntas Españolas aboga por ella. Hagamos lo imposible para lograrla.




miércoles, 21 de octubre de 2015

SOBRE LA CAZA DE MAS.

Que en su megalomanía y ombligomundismo, entiende que el hecho de que el tesorero de su partido sea detenido por el asuntillo del 3% -Maragall dixit-, y se descubra que la red de prevaricación, corrupción y estafa de los separatistas catalanes se extiende a toda Cataluña, es una cuestión política para jorobarle a él, personal e intransferiblemente.

En su soberana estupidez, en su oceánica estulticia, ha declarado -véase El País-: “Convergència y yo somos objeto de caza mayor.”

Hombre, señor Mas... caza mayor, lo que se dice caza mayor, es mucho decir. No sea usted tan fatuo ni tan engreído; usted y los suyos son, como mucho, caza ínfima. Conejitos casi de peluche. Vamos, de esa que uno tira porque no tiene nada serio que llevarse a la mira.

martes, 20 de octubre de 2015

SOBRE VERDADES COMO PUÑOS.

Las que -según informa Adelante la Fe, transcribiendo un artículo de la página estadounidense RemnantNewspaper.com- le ha cantado a los asistentes al Sínodo sobre la Familia una médico rumana. 

Lo transcribo íntegro, porque no tiene desperdicio:

Una doctora le dice al Papa en la cara: “En este mundo, el mal proviene del pecado. No de la disparidad de ingresos ni del ‘cambio climático'”

Finalmente, después de esperar en vano que los obispos encaren al Papa por su inversión de prioridades en Laudato Si, le viene su merecida reprimenda de una doctora en medicina rumana que asiste al Sínodo.

A veces en la historia, cuando los hombres de la Iglesia son demasiado cobardes para cumplir su deber, Dios los avergüenza llamando a una mujer para que lo haga por ellos. Nos acordamos, por ejemplo, de Santa Juana de Arco y Santa Catalina de Siena. Habiendo sufrido su familia persecución por parte de los comunistas, esta señora católica no se sintió intimidada en lo más mínimo por la presencia del Sumo Pontífice, y le dijo precisamente lo que a todos nos habría gustado decirle. Espero sinceramente que esta reprimenda infunda contrición al Santo Padre y a todos los prelados progresistas afines por el escándalo que ha originado con sus actos en la Iglesia, y que empiecen a cumplir de verdad su función.

Como informa Lifesite News, la doctora Anca-María Cernea, del Centro de Diagnostico y Tratamiento Victor Babes y presidenta de la Asociación de Médicos Católicos de Bucarest (Rumanía) pronunció la siguiente ponencia en el Sínodo el pasado viernes:

Santidad, Padres Sinodales, hermanos, represento a la Asociación de Médicos Católicos de Bucarest.

Pertenezco a la Iglesia Católica rumana de rito griego.

Mi madre era una dirigente política cristiana que estuvo encarcelada durante diecisiete años por los comunistas. Aunque mis padres estaban comprometidos para casarse, no pudieron hacerlo hasta 17 años después.

Durante todos aquellos años, mi madre esperó a mi padre, sin saber siquiera si estaría aún vivo. Fueron heroicamente fieles a Dios y a su compromiso.

Su ejemplo demuestra que la gracia de Dios puede sobreponerse a unas circunstancias sociales terribles y a la pobreza material.

Los médicos católicos que defendemos la vida y la familia vemos que, ante todo, nos encontramos en una batalla espiritual.

La pobreza material y el consumismo no son la causa primera de la crisis de la familia.

La causa primera de la revolución sexual y cultural es ideológica. Nuestra Señora de Fátima dijo que los errores de Rusia se propagarían por todo el mundo.

Se hizo primero de forma violenta, con el marxismo clásico, matando a decenas de millones de personas.

Ahora se hace mediante el marxismo cultural. Hay una continuidad, desde la revolución sexual leninista, a través de Gramsci y de la Escuela de Frankfurt, hasta la actual ideología de los derechos homosexuales y de género.

El marxismo clásico pretendía rediseñar la sociedad adueñándose por medios violentos de la propiedad.

Ahora la revolución va más lejos: pretende redefinir la familia, la identidad sexual y la naturaleza humana.

Esta ideología se hace llamar progresista, pero no es otra cosa que la tentación de la serpiente antigua para que el hombre se haga el amo, reemplace a Dios y organice la salvación en este mundo.

Es un error de naturaleza religiosa; es gnosticismo.

Los pastores tienen la misión de reconocerlo y de alertar al rebaño de este peligro.

“Buscad, pues, primero el Reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura”.

La misión de la Iglesia es salvar almas. En este mundo el mal proviene del pecado. No de la disparidad de ingresos ni del “cambio climático”. La solución es: Evangelización. Conversión.

No un dominio cada vez mayor por parte de las autoridades. No un gobierno mundial. Esos son hoy en día los agentes principales de la imposición del marxismo cultural, por medio del control de la natalidad, la salud reproductiva, los derechos de los homosexuales, la ideología de genero, etcétera.

Lo que el mundo necesita hoy en día no es que se limite la libertad, sino libertad verdadera, liberación del pecado. Salvación.

Nuestra Iglesia estuvo prohibida durante la ocupación soviética. Pero ninguno de nuestros doce obispos traicionó la comunión con el Santo Padre. Nuestra Iglesia sobrevivió gracias a la determinación y el ejemplo de nuestros obispos, que resistieron en las cárceles y entre el terror.

Nuestros prelados pidieron a los fieles que no siguieran al mundo. No que cooperan con los comunistas.

Ahora necesitamos que Roma le diga al mundo: “Arrepentíos de vuestros pecados y volved a Dios, porque el Reino de los Cielos está cerca”:

No sólo nosotros los católicos laicos, sino también muchos cristianos ortodoxos están rezando fervorosamente por este Sínodo. Porque, como ellos dicen, si la Iglesia Católica se entrega al espíritu de este mundo, será muy difícil para todos los demás cristianos resistirlo.

Chris Jackson


martes, 13 de octubre de 2015

SOBRE UN GUILLERMITO CAGÓN.

O sea -para que me entiendan, porque cagones hay muchos- el fulano que tres o cuatro culturetas cagurrines llaman Willy Toledo. Fulano que dice ser actor, aunque creo que lleva años sin trabajar -nada nuevo en los de su clase- o al menos he tenido la suerte de no verlo.

Nada extraño, porque la última película española digna de ser vista que recuerdo fue Alatriste, y creo que ha llovido desde entonces. 

Pero a lo que voy: este cabrón sin pintas -las pintas confieren una cierta categoría; son como un grado dentro de la cabronez, y este canalla ni a eso alcanza- ha expelido los exabruptos que ahí tienen al lado, en el recuadro. Por supuesto, no los voy a copiar ni como simple cita del hideputa.

Me llega esta noticia a través de una amiga catalana -evidentemente una catalana normal, o sea, española-, que me comunica una campaña de recogida de firmas en Change.org, donde se ha abierto con este epígrafe:

Pincha aquí y firma esta petición: exige al actor Willy Toledo que se disculpe públicamente. Y adviértele que, si no rectifica, podríamos emprender acciones legales para poner freno a estas vejaciones. A ella pueden acceder pulsando sobre la zona subrayada, como ya saben.

Con la mía, ascienden a 7.253 las firmas de la referida petición. La cagada del Willy iba por 3.188 gilipollas de apoyo cuando se tomó la captura, lo cual -siendo un presunto referente cultural- es más bien poco, pero sirve de indicio de hasta donde asciende la hijoputez.

A mi, pedirle a este homúncul0 que se disculpe me parece poca cosa. Me gustaría más una petición para exigir al Ministerio de Cultura que nunca más, bajo ningún concepto, regale sopa boba subvencional a ese mamarracho, y que se busque los garbanzos como cualquier persona honrada. Quizá, con los gestos, llegue a hacerse un hombrecito.

Pero el caso es que el Guillermito parece tener una considerable preferencia por las defecaciones múltiples. Lo que, la verdad, tampoco llama la atención. Siempre hemos sabido, Guillermín, que eres un mierda.

SOBRE EL VALOR DE LOS NAPARTARRAS.

Que es como en Navarra se ha llamado siempre -cuando Navarra ha sido Navarra, se entiende- a los cipayos que querían entregar el antiguo reino a la elucubración sabiniana de ese Euzkadi que nunca existió.

Gilipollas ha habido siempre. Entre los mamelucos que argumentan con razones de raza -como los sementales bovinos y los eunucos humanos-, más aún. Por lo tanto, no es extraño que los gilipollas de Sortu no tengan ni puta idea de nada, pero, eso si, rebuznen alto.

Rebuznan como los zopencos que son, cuando afirman -lo cuenta La Gaceta- que el toro de Osborne es "un símbolo de la ocupación española del paisaje de Euskal Herria, y su caída, un reflejo de la caída de la imposición". 

Y rebuznan, porque en su oceánica ignorancia desconocen -amén del nombre del padre, que eso va de suyo en esta gentuza-, que ya en los tiempos del mítico Orison fueron los toros de la Ribera, los rojos carriquiris navarros, los que capitanearon la derrota del cartaginés invasor. Lo cita mi camarada Luys Santa Marina, y sobre la cita escribió un relato maravilloso mi otro camarada, Rafael García Serrano, en Los Toros de Iberia.

El toro es consustancial a Navarra, como lo es a España, y sólo unos catetos ignorantes pueden definir su perfil como "símbolo de la ocupación española del paisaje de Euskal Herria". Ni siquiera teniendo en cuenta que Navarra ni es, ni ha sido nunca, "Euskal Herria," aunque anden ahora sus instituciones copadas -más que ocupadas- por los separatistas serviles, los traidores a su Historia. Los tontos.

Los tontos que se creen alguien porque, con nocturnidad y sin alevosía -porque la alevosía implica premeditación, y estos energúmenos no tienen inteligencia para meditar nada- tiran al suelo un armatoste de cartón piedra. 

Si este es el valor de los napartarras de Sortu y demás cretinos de la misma ralea, no hay de qué preocuparse. Como conejos van a correr.

lunes, 12 de octubre de 2015

SOBRE EL GENOCIDIO DE COLAU Y EL KICHI.

No confundir con el kichi de la Colau, aunque allá se vayan la una y el otro, o el otro de la una. En fin, ya me entienden, y cuando nos ponemos a tocar las gónadas todos tenemos manos.

La señora Colau -ustedes dispensen, es una forma de hablar- ha escrito -vean El País- lo que sigue, a propósito de la Fiesta Nacional: "Vergüenza de estado aquel q celebra un genocidio, y encima con un desfile militar q cuesta 800mil €". 

Así, con todas sus faltas de ortografía y sus sobras de vagancia.

El señor -otra forma de hablar, ya comprenden- González -alias Kichi, porque estos fulanos tienen alias como tantos delincuentes-, esto otro: "Nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas en nombre de Dios. Nada que celebrar". 

Evidentemente, nunca descubrimos América. Al Kichi le resultan desconocidos los EE.UU., Canadá, Méjico, toda Centroamérica, Brasil, Venezuela -¡verás cuando se entere Maduro!-, Chile, Argentina... Nada de eso lo conocemos, ni tampoco -en consecuencia- los últimos cinco siglos y pico de la Historia Universal. Bueno, seamos justos: no lo conoce el Kichi, lo que tampoco es tan extraño.

El genocidio del Kichi y la Colau es otra cuestión evidente. No tienen más que venirse a Madrid, y verán con sus propios ojitos donde están los descendientes de todos los indígenas masacrados. 

En cuanto a las culturas, es cierto que el mundo ha perdido una gran riqueza con la desaparición de los sacrificios humanos, los banquetes a cuenta del enemigo vencido -o del amigo cebado para el sacrificio, que de todo había-, de los ídolos amasados con sangre humana, y de los corazones extirpados con el paciente aún vivo y puestos a asar en los templos.

Gracias a Dios no masacramos a todos los indígenas ni todas las culturas, y de vez en cuando en la América hispana de las Universidades, de la primera imprenta del Continente, de los escritores y pintores, resurge un ramalazo de la vieja cultura, cuya noticia nos ofrece también El País: Una turba quema vivo a un alcalde en Guatemala.

Laus Deo.

SOBRE EL ANIVERSARIO.

Aniversario de la muerte del mejor escritor en lengua española de todos los tiempos –con permiso de Cervantes, Quevedo y otros cuantos, que lo darán- que nos dejó -¡y cómo se nota, coño!- en 1988: Rafael García Serrano.

Cada año –salvo el pasado, que marré la fecha por primera vez en décadas, y en eso se ve el aburrimiento que me produce esta actualidad vieja, cansada, apática, que me hace olvidar incluso el calendario- quiero rendir mi modesto homenaje al maestro Rafael.

Este año, que andamos a vueltas con los cenutrios del separatismo catalán, quiero traer aquí un artículo que Rafael escribía hace la friolera de 32 años. Se basaba en los dimes y diretes del carajal autonómico que comenzaba a desparramarse en idiotez, pequeñez y catetez, y desde ahí elaboraba uno de sus deliciosos futuribles que –con demasiada frecuencia, por desgracia para España-se han ido convirtiendo en casi realidad.

El número de los tontos es infinito, y el maestro se los conocía a todos.


El porvenir
«León no formará autonomía con Castilla»
 (De EL ALCÁZAR de ayer)
SÁBADO, 15 DE ENERO (83)

Primero fue León, que no quiso formar parte de la autonomía Castilla-León, de modo que Segovia reclamó y al final le dijeron que claro, que por qué no, que bien podía hacerse una nacionalidad incluso con su capital y su provincia, y esto estimuló mucho el ánimo secesionista español, de por sí tendencial y generosamente desarrollado en cuanto falta comunidad de empresa, voluntad nacional y un par de eso que ustedes saben y que, se nombren o no, son elementos sustanciales de la unidad lo mismo, por ejemplo, en los Estados Unidos que en Rusia, en Francia que en Perú, en Dinamarca que en China, y sigan ustedes soltando nombres nacionales sin atarugarse, como si no concursasen en el «Un, dos, tres...»

Lérida se enfadó con Barcelona, harta del centralismo de la Generalidad, y puso en el empeño el tesón de su raya aragonesa, de modo que salió adelante con su Estatuto, no sin antes haber empleado algunos trucos guerrilleros heredados directamente de Indívil y Mandonio. Barcelona se movió mucho y bien, pero Gerona y Tarragona no respondieron como se esperaba, porque realmente la cuestión les interesaba mucho y estaban «a lo que estamos, tuerta». Cuando Lérida, por fin, fue libre/lliure, Tarragona se movilizó en pro de su independencia, con su Cardenal y el Gran Maestre de la Logia al frente, ocasión que aprovechó Gerona para hacer otro tanto. En el caso de Tarragona el asunto se complicó una pizca porque Reus planteó sus indiscutibles derechos y antiquísimas querellas —los de Reus emplazaron la grupa del caballo de la estatua de su general Prim de modo que pudiera ventosear en dirección Tarragona, y eso desde el lejanísimo tiempo en que se alzó el monumento ecuestre, en plena Unidad de España— y con su tenacidad comercial, el ímpetu de Prim, el valor de Prim y la inteligencia sutilísima y política de Prim, que fue un gran diplomático, heredados por un señor del Arrabal de Santa Ana, resolvió la papeleta a su favor en dos boleos, lo cual excitó el independentismo de Tortosa, que ya que no era ni siquiera Expaña prefería ser cualquier otra cosa menos una dependencia de la dinastía de los Tartarines. Esto, escribió un cronista, «fue el punto que salía de la malla sin que nadie lo remalle, aunque sea de Calella». En menos de un año Cataluña ofreció al mundo el insólito espectáculo de partirse en treinta y cinco nacionalidades; en dos, cincuenta y una. Y la ventanilla continuaba abierta día y noche, porque los catalanes, gracias a Dios, son muy emprendedores.

«Euzkadi» saltó en trece taifas del primer empentón, el batúa se fue al carajo y se retornó al antiguo vascuence, que subsistía pese a la Academia Baska y que encontró de nuevo los viejos dialectos. Si uno de Usúrbil iba a Gernika para cambiar sidra por clavos —único sistema comercial que se utilizaba en la antaño industriosa, rica y próspera región española—, tenía que valerse de la traducción simultánea, del intérprete o de la lengua española, la compañera del Imperio, que resultaba lo más rápido y lo más económico. Galicia descubrió la Parroquia y el Cacicato como estados soberanos, si bien con socarrona moderación dentro de una pródiga multiplicidad. En algunas nuevas nacionalidades subgalaicas se solicitó el Protectorado de la Argentina, que con elegancia se limitó a prestar ayudas económicas y facilidades para la emigración. Andalucía dio trescientas nacionalidades. Murcia se hinchó de Cantones Independientes y contagió a buena parte de Levante. Madrid, provincia, se dividió en ocho. Madrid, capital, tuvo el honor de ser la descubridora de la Nacionalidad Vecinal, porque el  Hotel Palace se declaró independiente y bilingüe, con dos idiomas oficiales, el español y el catalán: había una facción dentro del Palace que solicitaba su incorporación a la nacionalidad barcelonesa, si bien con Estatuto diferente, y estalló como consecuencia una guerra civil que devastó la provincia del vestíbulo, el comedor y el bar del Palace. El servicio de «Caballeros» fue tomado a cuchillo (de cocina) y sólo en esa acción se produjeron ocho bajas (tres muertos y cinco heridos). La ONU se vio obligada a construir dos edificios más como el primitivo de Nueva York, solamente para dar cabida a los representantes de las distintas nacionalidades surgidas en Expana, y las sesiones plenarias se celebraban en el Madison Square Garden.   

Expaña era un festival de banderas, fronteras, constituciones, leyes civiles, penales, monedas (todas de papel), ejércitos, policías, embajadores, etcétera, y algunas nacionalidades se vendían a caprichosos ricos que querían ejercer de Jefes del Estado (por Alcalá de Henares pagó doscientos millones de dólares un petrolero de Texas, a condición de vestir de cardenal renacentista en los actos oficiales), o se alquilaban para residencia de verano de nudistas, antropófagos, drogadictos, maricones o Estados-Sanatorio de jesuítas pachuchos (algunos decían «poco católicos»). Fue un buen negocio.

Hubo, incluso, nacionalidades simplemente unipersonales: un tal Faustino Pipaón de la Gándara y Ulises, fue el primero. Llevaba su bandera izada en la chistera, y silbaba un cuplé, “Muñecos”, constantemente: era su Himno Nacional. Esta moda no prosperó porque el segundo ciudadano que consiguió su Estatuto de Nacionalidad, inmediatamente procedió a declarar independiente su parte Sur de la cintura para abajo, de su parte Norte, de la cintura para arriba, la aduana estaba en el ombligo; que lo tenía caído, y para conceder la libertad nacional a ambas, creyó oportuno darse un tajo con una cuchilla de carnicero y separar realmente ambas nacionalidades, cada una con su independencia y su soberanía. Lo consiguió, pero murieron ambas.

LECTOR.—¿Cómo se llamaba el tío?
YO— No, amigo, no fue ninguno de los que usted se figura. ¡Imagínese con qué alegría se lo hubiese dicho!

Rafael García Serrano



miércoles, 7 de octubre de 2015

SOBRE REFUGIADOS, INMIGRANTES ISLÁMICOS Y TODO ESO.

Que resulta que es un tema -según dice hoy El País- que está entre las 10 principales preocupaciones de los españoles.

Se que no es políticamente correcto lo que voy a decir, y la verdad es que se me da una higa. Si me importase lo políticamente correcto, si estuviera atado a las modas y a los tópicos, a estas alturas sería alcalde de Madrid, como poco; y no por mi valía personal, sino por la poca de los que han llegado a excelentísimos sillones.

Total, que ya se hacen a la idea de lo que tengo que decir sobre la inmigración islámica, ahora en forma de esos miles de refugiados que nos invaden y encima nos dicen que hay que recibirlos con los brazos abiertos porque -pobrecitos- lo están pasando muy mal.

Bueno, digo yo que si lo estuvieran pasando tan mal, si estuvieran pasando hambre, no tirarían, enojadísimos, la comida que se les entrega con un envoltorio que -¡horror!- lleva impresa una Cruz Roja. Porque los refugiados no quieren -eso aducen- que les maten los islamistas; pero tampoco quieren que los europeos sigamos siendo cristianos. Quieren que nos islamicemos para recibirlos.

Nada nuevo bajo el sol. Ya lo avisó hace décadas Ben Bella, Presidente de Argelia a la sazón: conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres. Y lo dijo en la ONU, nada de esconderse, porque Ben Bella sabía -había sido oficial de las tropas francesas en Argelia antes de la independencia- que los europeos somos relativamente gilipollas y absolutamente acomplejados. 

Sí es nueva una reacción como la de doña Angela Merkel, que tras anatematizar a su colega húngaro Orban, ha llegado a la conclusión -al ver que los refugiados islámicos sirios apaleaban a los sirios católicos igualmente refugiados- de que Europa tiene que permanecer fiel a las esencias cristianas.

Nunca es tarde si la dicha es buena, y que este atisbo de -al menos- reconocimiento de la realidad, venga de Alemania es interesante en esta Europa que va a remolque suyo. Quizá -ahora que en Roma hay un Papa que se hace bendecir por anglicanos, judíos y mahometanos-, deba ser una mujer alemana la que encabece la reacción que le ponga freno a la invasión musulmana. 

Tal y como lo hizo un hombre llamado Juan, hoy hace 444 años, en la batalla de Lepanto.

viernes, 2 de octubre de 2015

SOBRE LA CONFESIÓN DE DOÑA MANUELA.

La señora Carmena, lamentable alcalda de Madrid por nuestros merecimientos, que ha debido tener un ataque agudo de sinceridad porque ha declarado -véanlo en El País- que está meditando que los universitarios colaboren en la limpieza de la ciudad y se pongan a barrer la inmundicia de, por ejemplo, los botellones.

Dejando de lado que no es mala idea que los botelloneros limpien lo que engorrinan, lo que dice la señora Carmena es una confesión palmaria de que la educación universitaria española sólo vale para acabar en la basura. 



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