Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 29 de junio de 2011

SOBRE MI PROPUESTA HIPOTECARIA.

Tema en el que nadie parece saber qué hacer, ni cómo, ni para qué.

Porque tiene narices que un banco se te quede con la casa, y encima tengas que pagar la hipoteca. La cosa será legal, pero -evidentemente- no es justa. Pero tampoco puede ser que los bancos se queden con cientos de miles de viviendas estancadas, y sin poderles sacar siquiera lo que prestaron por ellas.

No se les puede exigir a los bancos que se esperen unos años, a ver si así consiguen cobrar, porque a ver qué hacen entretanto.

Ni se les pueden dar ayudas así como así a los hipotecados, porque las ayudas van a salir de los bolsillos de los demás hipotecados, o de los que ya en su día pagaron como buenos y no tienen por qué pagarle la casa a otro.

Así es que, como el tema es peliagudo, aquí ofrezco una idea para quien guste llevarla al BOE, que es donde estas cosas valen:

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PREÁMBULO:

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Siendo evidente la incapacidad del Gobierno, de los adheridos, chupópteros, lameculos y salvaslips del Gobierno; de la oposición mayoritaria y de las oposiciones minoritarias y aún mínimas;

Siendo conocido que muchos cientos de miles de personas corren el riesgo de no poder pagar la hipoteca a las entidades bancarias y, en consecuencia, de quedarse endeudados y sin casa;

Siendo obvio que los bancos no pueden quedarse con todas las viviendas y sin fondos líquidos;

Siendo injusto que quienes ya han pagado vuelvan a hacerlo por otros;

Y siendo que el Estado entregó cantidades multimillonarias a la banca, para salvarla del hundimiento,

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DISPONGO:

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1º) Las viviendas cuyos titulares no puedan pagar la hipoteca sobre ellas, pasarán a manos de las entidades de crédito, saldando completamente la deuda contraída y, en su caso, devolviendo al hipotecado la cantidad a que hubiere lugar, si ya hubiese pagado más de lo que valga actualmente la vivienda.

2º) Las entidades bancarias cederán esas viviendas al Estado, en pago por las ayudas ya recibidas, al precio actual de la vivienda, sin intereses hipotecarios.

3º) El Estado establecerá unas condiciones adecuadas y asumibles por los propietarios de las viviendas, para que puedan hacer frente a los pagos.

4º) Oportunamente, se desarrollará el correspondiente Reglamento por funcionarios de carrera del Ministerio de Vivienda. En ningún caso participarán asesores digitales, ni comisiones políticas.

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