Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

sábado, 30 de julio de 2016

SOBRE LA VISITA DE FRANCISCO.

La visita al campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, donde -según La Gaceta-  ha orado en silencio y en un profundo recogimiento en el patio donde se llamaba a los elegidos condenados a muerte.

Y donde -según Religión en Libertad- ha escrito en el Libro de Honor del campo de Auschwitz: Señor, ten piedad de tu pueblo; Señor, perdona por tanta crueldad.

Es correcto, y está en lo suyo. Está bien que un Papa clame contra los asesinatos, consuele a las víctimas -eso que durante décadas no han hecho los curas y obispos baskos-, rece porque no se repita.

Me asalta, no obstante, una pregunta; pregunta que ruego se tome como indicación de mi ignorancia, y no de mala fe. Y la pregunta es para cuando -dentro de esta visita a Polonia- está prevista la visita del Papa Francisco a las fosas de Katyn. (*)


(*) Para demócratas, rojos, liberales y políticamente correctos en general, véase El País (18-04-2010): 
Uno a uno, a sangre fría, 22.000 militares polacos como Wolinski fueron ejecutados de un tiro en la nuca en 1940 y arrojados a fosas comunes en territorio de lo que entonces era la Unión Soviética. Fueron víctimas de la policía secreta de Stalin, el temido y siniestro NKVD. La conocida como matanza de Katyn -el bosque próximo a la ciudad de Smolensk en el que fueron hallados los primeros cadáveres- supuso el exterminio, en menos de un año, de la élite polaca. Durante medio siglo, el crimen fue censurado por el régimen comunista, que siempre acusó a la Gestapo de esa terrible carnicería.


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