Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 3 de enero de 2012

SOBRE LOS GUINDOS.

De los que el señor que así se apellida se piensa que nos hemos caído anteayer.

Porque resulta que el Gobierno de Marianico el corto -que nos va a venir bien largo- tuvo a bien aprobar -lo dice El Mundo- avales por 100.000 millones a la banca para mejorar el crédito", aunque la medida que aparece en el BOE no fue anunciada por doña Soraya, en un evidente gesto de la prometida transparencia.

El señor ministro de Economía y Competitividad, don Luis de Guindos, recalcó que "si no se hiciera así, sería un acto de irresponsabilidad que llevaría a la economía española a una situación absoluta de cierre de crédito".

No se en qué país, o en qué guindo, vive el señor De Guindos; pero en España -según afirman los que lo han intentado- no se concede crédito a nadie, salvo cuando demuestra que no lo necesita. Para ese viaje, señor De Guindos, no hace falta la alforja de 100.000 millones.

Sobre todo, cuando en el mismo Decreto se bajan sueldos de funcionarios, salario mínimo interprofesional y pensiones, y se suben todos los impuestos habidos y por haber.

Se bajan sueldos y pensiones, digo, y repito mi argumento ya expuesto el otro día: congelar es dejar el poder adquisitivo en los mismos niveles que el año anterior. Cuando se mantiene igual salario, habiendo subido el IPC un 2,5%, lo que se hace es disminuir el poder adquisitivo en ese dos y medio por ciento. Congelar es subir las pensiones lo mismo que el IPC; cuando se suben el 1%, siendo el IPC del 2,5%, lo que se hace es bajar el poder adquisitivo el 1,5%.

Como, además, se sube el IRPF, resulta que el poder adquisitivo disminuye aún más por la acción directa del Gobierno. Y por la acción indirecta, puesto que la subida de otros impuestos redundará en el incremento de lo que paguemos por IVA en todos los productos.

Como, además, se sube el IBI, resulta que cualquiera que tenga techo -aunque sea hipotecado usurariamente a los bancos que ustedes avalan con 100.000 millones- pagará más impuestos.

Como, además, los bancos que ustedes avalan por importe de 100.000 milloncejos de nada, cobran cada día más comisiones, mas elevadas, mas usurarias -y no ya por pedir créditos, sino por llevar su dinero a una cuenta bancaria-, pagaremos más a los bancos avalados, no sólo al Gobierno que los avala.

Así, todo queda en familia, ¿verdad señor De Guindos? Porque me parece que lo que no va a ocurrir, es que los bancos -que siguen teniendo beneficios multimillonarios- los repartan con los clientes, o devuelvan con los intereses correspondientes los miles de millones que han trincado del Gobierno del PSOE y que siguen trincando con el del PP.

No soy economista; ni siquiera se me dan bien las matemáticas. Pero me parecería bastante razonable y -desde luego- más justo, que ustedes, señor de Guindos, aprobaran ya -mañana mismo, puesto que para mañana se anuncian nuevas medidas- que en los dos próximos años -esos dos años en que cifran las medidas extraordinarias- los bancos no repartieran dividendos entre sus accionistas, y dedicaran los beneficios a capitalizarse y sanear sus cuentas. Cosa que ignoro si la legislación vigente permite; pero lo que no ignoro es que ustedes tienen mayoría absoluta para modificar las Leyes que sea menester.

Para que ustedes, señor De Guindos, señora Sáenz de Santamaría, señor Rajoy, sigan beneficiando a los ricos y robando a los pobres; para que ustedes sigan matando inocentes en las chekas de nonatos; para que ustedes sigan ocultando las cosas, para que ustedes premien con condecoraciones a los ineptos -otro adjetivo lo tendrían que avalar los jueces-, no necesitábamos cambiar de partido.

Me decían algunos conocidos, tras las elecciones generales, que me iba a quedar sin tema para escribir. ¡Joder, pues no han dado poco de sí estas dos semanas!

Y lo que te rondaré, morena.

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