Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

miércoles, 24 de abril de 2024

SOBRE INVITACIONES.

Recibo con cierta frecuencia -en ese invento absurdo y ridículo que es Facebook; invento que nos separa de nuestros semejantes más que nos une- invitaciones a unirme a tal o cual grupo, generalmente vinculado a VOX.

Respetando a quienes me invitan -y agradeciéndoles el interés-, quiero dejar las cosas claras por si alguna vez hubo duda en mi pensamiento.

Es cierto que he votado a VOX en algunas ocasiones; tres o cuatro si mal no recuerdo. Es cierto que en todas esas ocasiones lo he dicho, lo he escrito y lo he publicado, mas que nada porque sé que jode. También es cierto que siempre he dicho -ateniéndome a la recomendación joseantoniana para las elecciones de 1933- que VOX me parecía lo menos malo,  y en esa condición lo votaba. La satisfacción de fastidiar a los rojiprogres y a los tontiprogres -esto es: PSOE y PP- ya me valía el esfuerzo.

Pero, -lo repito- quiero dejar las cosas claras. No soy militante de VOX, ni siquiera simpatizante. No he asistido a ningún acto de VOX, ni tengo intención de hacerlo. Me parece que su programa para las citas electorales en las que lo he votado eran lo suficientemente compatibles con mis ideas, dentro de lo que su adhesión a este sistema permite, como para ir a votar. Y para nada más.

No puedo ser militante de VOX, ni simpatizante, ni unirme a ningún grupo de apoyo a VOX, por la sencilla razón de que soy Nacionalsindicalista.

Esto, para modernos, progres y peperos en general, que no sabrán qué es, quiere decir que soy falangista aunque -me apresuro a avisarlo- no pertenezco a ningún grupo falangista. Soy nacionalsindicalista -o joseantoniano, si así me entienden mejor- por libre. Y lo soy por la sencilla razón de que no reúno las condiciones que los grupos falangistas suelen exigir a la hora de combatir al Excelentísimo Señor D. Francisco Franco Bahamonde, así como por otras cuantas razones que me han ido dando a lo largo del tiempo.

Este es, también, el motivo de que no me defina simple y llanamente como falangista sin más. No tengo ganas de que ningún purista me venga diciendo que no puedo ser falangista si no coincido con su pensamiento particular sobre el Régimen de Franco, sobre su obra y sobre su recuerdo.

Quede, por tanto, claro: no apoyo a VOX más allá de un momento concreto. Soy Nacionalsindicalista porque creo en lo que dijo José Antonio; porque me da la gana, y porque puedo. Ser Nacionalsindicalista  -adviértese- no es algo al alcance de cualquiera, como tampoco está al alcance de cualquiera ser católico, por ejemplo.

No me llamo falangista porque no milito en ninguna Falange, y así nadie me tiene que echar por no cumplir sus estándares de antifranquismo o de connivencia con el rojerío. 

Así es que -sin sentirlo nada, pero agradeciendo el interés- comunico que no me voy a adherir a ningún grupo feisbuquero de apoyo a ningún partido político del sistema.


martes, 23 de abril de 2024

SOBRE LA CASILLA DE LA IGLESIA, OTRA VEZ.

Decía hace unos días, a cuento de que Facebook me avisaba de que tenía un recuerdo, el cual resultaba ser el de un artículo que escribí años antes sobre marcar la famosa casilla de la declaración de la renta que destina cuartos a la Iglesia Católica, que todo lo que escribí hace años seguía vigente y, por tanto, continuaba mi negativa a sufragar a la institución eclesiástica.

Hoy me encuentro con una noticia que recoge infovaticana.com, que se refiere a un comunicado de la archidiócesis de Tarragona justificando la presencia del vicario general Joan Águila en un acto republicano y comunista. El comunicado dice -copio el entrecomillado-: 

«La Iglesia de Tarragona, a través del Vicario General del Arzobispado, ha pedido perdón por el papel de la Iglesia en el franquismo, mostrando especialmente la proximidad a las víctimas y recordando que, al hablar de Memoria Histórica, se las incluye a todas y supone la voluntad de curar heridas, reconociendo el sufrimiento de tantas personas afectadas». 

Y sigue: «la historia del siglo pasado muestra que la Iglesia Católica sufrió persecuciones, juicios arbitrarios y asesinatos (...) por considerar que eran partidarios de los sollevados».

Y aún más: «con la quema de iglesias, monasterios y conventos, el patrimonio cultural e histórico de la Iglesia se vio gravemente afectado, con pérdidas irreparables» (...) «esta represión fue ejercida por grupos llamados comités, miembros de partidos y sindicatos radicales (sin especificar ninguna sigla), que aparentemente no dependían de las autoridades republicanas y actuaban al margen de toda ley».

Vamos, que según la archidiócesis de Tarragona, los que fueron asesinados lo fueron por provocar, porque qué es eso de ser católico y de derechas, y que bien asesinados estaban porque se podía deducir que eran partidarios de los sublevados. Y las iglesias, monasterios, conventos -y los colegios que desasnaron a tanto futuro rojo de mierda, y las bibliotecas y los museos-, fueron quemadas por particulares, nada que ver con el Gobierno, ni con los partidos de izquierdas, que ya sabemos que eran todos ellos beatíficos, unos auténticos hermanitos de la caridad y de los tiros a la barriga.

Por lo tanto, archidiócesis de Tarragona considera que pedir perdón a los republicanos, comunistas y otros izquierdistas -o sea, a los hijos de puta rojos de toda la vida- es «una cuestión de justicia, que ayudará a la Iglesia católica a recuperar su dignidad y que, sin duda, le acercará más al Evangelio».

Perfecto. La culpa de todo la tuvieron los que no se dejaron matar y se sublevaron, y los que se dejaron matar sin resistencia y dejaron mal a los comités radicales.

Más claro el agua. El agua de borrajas. O el agua de fuego, que deben haberse pimplado a conciencia.

Más clara, la vergüenza ajena que siente cualquier persona decente ante estos pastores traidores, que confraternizan con el enemigo que asesinó a sus antecesores; más clara, la náusea ante estos curas que venden a los que murieron por no renegar de Cristo; ante estos obispos canallescos, que callan como putas y asienten a toda bellaquería.

Más clara, la ocasión de ese cura Paco, que seguirá perdiendo excelentes ocasiones de disciplinar a los bellacos que traicionan, no ya a su Patria, que se da por hecho, sino a su Dios.

Y yo sigo siendo católico, apostólico y español. Porque me da la gana, no porque la institución eclesial me merezca el menor respeto. Sigo siendo católico, apostólico y español, y no caigo en la estupidez de las iglesias nacionales, pero al Obispo de Roma, traidor a España -que es la pieza fundamental de la Cristiandad- y traidor a Cristo, que le vayan dando.



viernes, 12 de abril de 2024

SOBRE LA CASILLA DE LA IGLESIA.

Hoy me dice Facebook que tengo recuerdos. Y resulta que los recuerdos son de cierto artículo que escribí hace unos cinco años, a propósito del anual asalto que sufrimos a manos de esa Hacienda que somos todos, pero unos más que otros.

Leo lo escrito antaño, y compruebo que nada hay hogaño que me permita cambiar de opinión. Que la casilla de la Iglesia, por lo que a mi respecta, va a seguir vacía. También, aclaro, la de "otros fines sociales" o algo así. 

Se que eso no me evita el expolio; que dejar de marcar las casillas no hace que me cueste menos el robo. Se que de esa forma, será el Gobierno el que dedique mis cuartos a lo que le salga de las narices a los sinvergüenzas que lo forman. 

Pero a mi conciencia le vale con saber que si no marco ninguna casilla no me hago cómplice del destino de esos cuartos que me roban anualmente. Que lo gasten en lo que quieran, que se lo metan donde les quepa; pero no seré yo quien firme ni las subvenciones a los obispos traidores y a los curas que sufragan viajes a los familiares de etarras, ni el que indique que mi dinero se utilice para promover el aborto y beneficiar a Oenegés trinconas.

Ahí les dejo, por si gustan leerlo, lo que pensaba hace esos cinco años:


jueves, 4 de abril de 2019

SOBRE LA CASILLA DE LA IGLESIA.

Como todos ustedes saben, ya estamos metidos en época de confiscación de la renta. Llega el momento en que el Gobierno nos saca los cuartos para dilapilarlos en sueldos para los suyos, en dádivas compravotos para los suyos, en proyectos faraónicos e inútiles para que trinquen sus empresas protegidas o subvencionadoras que -llegado el caso- darán puestos en consejos de administración a los suyos. A los de cada partido, porque esto no es cosa de unos, sino de todos.

Dando esto por sabido, y sentado el principio de que al votante no le importa que le saquen los higadillos siempre que lo hagan los suyos, parece que lo importante no es crear empleo y facilitar y proteger la vida y los derechos de los ciudadanos, sino la memez histórica y la exhumación de Franco.

Y también damos por sabido que en esta época nos van a pedir que marquemos la casilla de la Iglesia Católica en nuestra declaración de la renta. No dejan de repetirlo así desde los medios de comunicación vinculados a la Iglesia: desde esa cadena COPE que pertenece a la Conferencia Episcopal Española.

Esa misma cadena que, un día si y otro también, no deja de lanzar diatribas contra Franco; que no deja -por boca de cualquiera de sus estrellitas- de hablar de la feroz dictadura, de los represaliados, de los exiliados del franquismo; no deja de calumniar a Francisco Franco y a los millones de españoles que lo siguieron para hacer una España que -43 años después- aún puede pagar sinvergüenzas con la herencia recibida.

Esa misma Conferencia Episcopal que ha intentado guardar bien sus ropas en el asunto de la venganza exhumatoria. Que ha dicho que no era asunto suyo que se desenterrara a Franco del Valle de los Caídos, ni dónde se le fuera a enterrar de nuevo. Que eso era cosa del Gobierno y de la familia.

Desde que empecé a presentar la declaración de la renta he marcado siempre la casilla de la Iglesia. Porque soy católico, y por tocar las narices, que también es un motivo. Menos este año. 

Este año, no. Que a los Obispos cobardes los subvencione el socialismo y el comunismo con los que se quieren congraciar al precio de la traición. Que a los curas rojos los mantengan sus amos. Que a la institución eclesiástica que abandona a sus hijos y se morrea con los asesinos de sus hermanos en el sacerdocio, la ayude el estalinismo de Sánchez. Que a las emisoras de radio que mienten por sistema para no hacerse antipáticos a sus amos políticos, las sufrague su abuela.

Este año, no. Este año, que la Conferencia Episcopal Española no cuente con mi marca en la casilla de la Iglesia. Este año, no voy a seguir siendo cómplice de los mentirosos, de los traidores, de los chalanes y mercachifles que trapichean con la fe, se refocilan en la iniquidad y se deshonran en la condescendencia, que no es misericordiosa, sino culpable.

Y en lo que valga mi consejo, ahí queda para quien quiera usarlo. Este año, NO. Y a los traidores que los mantengan los socialistas a los que tanto quieren agradar. 


miércoles, 13 de marzo de 2024

SOBRE LA PASIONARITA.

Dice El Debate, con vídeo demostrativo, que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda mandó callar a los diputados del PP, los señaló y les amenazó con un enigmático «cuidao» (sic), mientras Pedro Sánchez exigía a Alberto Núñez Feijóo que pidiera a Isabel Díaz Ayuso su dimisión.


Esto, cuando al señor Sánchez le pedían cuentas de los tejemanejes de su ex ministro y paniaguado Ábalos, y de los tejemanejes del amigo de ex ministro, el individuo inútilmente llamado Luis, que se modernizó y actualizó a la gilipollez como Koldo.

El señor Sánchez, evidentemente, no va a responder nada sobre los tejemanejes, las mordidas, las corruptelas y mamandurrias varias de su partido, tan proclive al robo descarado, preferentemente a los más pobres y los más desvalidos. 

Los socialistas no se lo creerán, porque para ellos lo que robe su amo bien robado está. Tengo un vecino que afirma que el es socialista, y que votará socialista aunque se muera de hambre, lo cual cada día está más cerca, y sólo siento que probablemente él no tenga tiempo de morirse de hambre, porque la herencia de Franco todavía llega al día de hoy, pero acaso el hambre alcance a sus nietos.

Los moderados de centro, izquierda, derecha, emisora de los Obispos y demás imbéciles, tampoco creerán que los socialistas acostumbren a robar a los más pobres y los más desvalidos, porque ellos, a fuerza de cogerse las vergüenzas con papel de fumar, deben tenerlas ya consumiditas.

Pero si; los socialistas roban a los más pobres -los parados de Andalucía-, a los más desvalidos -los enfermos de covid- a los mas indefensos -los sanitarios de la pandemia-, y lo hacen a cuatro manos, e incluso a seis si se les deja ocasión.

Y no son, como dicen los periodistas palmeros que se trabajan las emisoras contrarias -el presunto periodista Carmelo Encinas en la COPE, por ejemplo- unos cuantos sinvergüenzas del partido; es el partido entero, y todos los que lo votan y lo han votado; todos los que aplauden que su amo robe a mansalva, aunque los gilipollas se mueran de hambre viendo cómo los amiguetes del amo disfrutan de  viajes en Falcon, de mariscadas y de putas. Es curiosa la afición a las marisquerías y a las casas de lenocinio de los socialistas, pero están documentadas en prensa y sumarios.

De la misma forma que no pierden ocasión de amenazar, de impedir que los demás hablen, de someter por la subvención o por la fuerza a la prensa que aún no inclina del todo la cerviz ni dobla totalmente el espinazo, de negarle el turno de preguntas en las ruedas de prensa a los no paniaguados del sistema corrupto del socialismo.

Así, no me extraña lo más mínimo que doña María Jesús Montero señalara con el dedo mandando callar y amenazando -cuidao- a los adversarios en mitad del Parlamento. 

Ni para eso son originales estos rojos de hoy. Dolores Ibárruri lo hizo mejor: este hombre ha hablado aquí por última vez, le dijo a don José Calvo Sotelo en sesión parlamentaria. Y así lo hizo. 

Luego vino lo que todos sabemos; sobre todo ellos, que aún intentan ganar aquella guerra.  


miércoles, 6 de marzo de 2024

SOBRE LA RIDICULEZ.

Que hay muchas, muy variadas y, generalmente, merecedoras del mayor desprecio sin más esfuerzo.

Así, veo en el diario 20 Minutos de hoy el siguiente anuncio:



Y digo yo que, puestos a usar otros idiomas en la edición española de un periódico, 

Stultum est tibi aliquid dare monstrare quod homines non intelligunt.

sábado, 17 de febrero de 2024

SOBRE CÓMO HACER FRENTE A LOS NARCOS.

Publica hoy El Debate una entrevista a doña Carmen Villanueva, Secretaria General de la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Cádiz, sobre la situación de la lucha contra el narcotráfico en esa provincia.

Es interesante cuanto expone, y coloca las cosas en su sitio. Quien guste, podrá leerlo siguiendo el enlace.
Pero hay, sobre todo, una afirmación que deja claro el asunto:

–¿Cómo son estas bandas de narcotraficantes? ¿Me podría hacer un retrato de a lo que se enfrentan diariamente?
–Son gente que está muy organizada jerárquicamente. Sus presupuestos son ilimitados, o sea, disponen de unos medios tecnológicos que están a años luz de lo nuestros, y no tienen ningún tipo de aprecio por la vida humana, como se pudo ver el otro día en Barbate. Son como un ejército.

¿Está claro? Son como un ejército.
Y entonces uno se acuerda del artículo 8º de la Constitución:

1.  Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional. 

Presuponiendo -acaso con cierto exceso de generosidad- que las leyes prohíben el tráfico de drogas y que las leyes forman parte del ordenamiento constitucional, es fácil concluir que -habida cuenta de que la reparación de unas lanchas tarda meses- tal vez no sea momento para ponerse a meditar pausadamente si establecemos operativos, si sacamos concursos para suministro de material, o si trasladamos recursos de otro sitio que también los necesite.
Acaso sea el momento de combatir a un ejército con el Ejército.
Pero no creo que se vaya a hacer. Y no por impedimento legal, ni por respeto a unos presuntos derechos, sino porque entonces... igual nos damos cuenta de que tampoco tenemos Ejército.

jueves, 8 de febrero de 2024

SOBRE LA VERGÜENZA AJENA.

Así dicho -soy consciente-, pocos amigos lectores sabrán a qué me refiero. Por una razón sencilla: que en España llevamos años -décadas- en que cualquier persona decente está permanentemente avergonzada de los politicastros, los periodistillos, los fiscales, jueces y gentes de mal vivir en general que nos asola por nuestros pecados. Los pecados electorales, de elegir canallas cada vez que nos preguntan los amos del cotarro.
Pero en este caso, la vergüenza alcanza cotas aún superiores. Porque los politicastros, periodistuchos, juececines, fiscaloides y demás ralea son, al fin y al cabo, producto nacional, parte de nosotros mismos, de esta España que pare pícaros y canallas y que cuando no hay héroes que los metan en vereda proliferan, medran y mangonean. 
La vergüenza de ahora es mayor, porque comprende la bajeza suprema de llamar al extranjero para que nos pongan en orden la casa que no somos capaces de limpiar nosotros. Cierto que para la limpieza necesaria -diría que urgente- hacen falta herramientas que ninguno de los partidos -tan demócratas, tan tolerantes, tan gilipollas- va a utilizar. Eso quedará para los que vengan después, cuando todo estalle, y quiera Dios permitirme tomar parte o, por lo menos, verlo.
Pero ahora, los políticos del Estado español -porque ninguno lo es de España, y que se salga de la regla el que pueda- reciben a una llamada Comisión de Venecia, que viene de parte del Consejo de Europa, para que nos arregle el asuntejo de la amnistía a los separatistas catalanes.

Y tan contentos, porque incluso hay quien fía a esta visita la intervención europea en nuestros asuntos internos que nos evite la vergüenza de tener un Gobierno cómplice del terrorismo, y culpable de traición. Cosas ambas que ya -por lo menos algunos- llevamos tiempo dando por supuestas, y ahí, justo debajo de la cabecera de este diario, tienen ustedes desde hace bastantes años la sentencia joseantoniana sobre los límites de la negligencia y el principio de la traición.
Tan contentos, porque piensan que esta Comisión de Venecia va a decir por ahí arriba, por Europa, que e España está amenazada la independencia judicial, como si alguna vez los jueces -en bloque, y con las excepciones a que haya lugar- hubieran sido independientes, y como si alguna vez los jueces hubieran siquiera sentido una ligera inquietud por la imparcialidad. Tan contentos, porque la Comisión de Venecia les diga a papá y mamá que los hermanitos menores de este estado ibérico se están portando mal.
Y tan contentos, porque esta llamada al extranjero no es siquiera cosa nueva, sino que ya se va haciendo habitual, y no hace mucho vimos la foto del ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y el vicesecretario Institucional del PP, Esteban González Pons, negociando ante el atento aburrimiento del comisario europeo Didier Reynders.
Y sin embargo, esto tampoco es novedoso en la Historia de España, porque estos memócratas y estos estalinistas de hogaño son simplemente la escurridura de felones de mayor enjundia.
Porque Sánchez y Feijoo -con sus mariachis de guardia- no hacen sino emular a aquél grandísimo canalla que llamó a Napoleón Bonaparte para que mediara entre su padre Carlos IV y él; el traidor Fernando VII, al que hoy están dejando pequeñito.

sábado, 13 de enero de 2024

SOBRE LA DESIGUALDAD ANTE LA LEY.

La Constitución Española, es para los partidos políticos lo único que importa -de boquilla-, porque un partido político al uso no puede decir ni en sueños que lo que importa es España. Eso le haría quedar incurso en el oprobio, en esta sociedad de ciudadanitos, ciudadanitas y ciudadanites hechos a imagen y semejanza del sistema, que lleva casi medio siglo manipulando niños con la complacencia de sus señores padres y madres para hacerlos blanditos, maleables y, sobre todo, antifascitas. Ser fascista -hoy en día- es un crimen horrendo, y consiste básicamente en decirle que no al que reparte credenciales de democracia.
Total, que me voy de caña: que la Constitución Española, en su artículo 14, establece que todos los españoles son iguales ante la Ley, y que no vale hacer distinciones por religión, pensamientos y todo eso que sería muy loable si alguna vez se cumpliera.
Esto viene a cuento de algo, que es lo siguiente: según aparece hoy en 20 minutos, el Juzgado de lo Penal número 3 de Castellón ha absuelto a una asociación feminista y a su presidenta de los delitos de odio y amenazas contra el presidente de Vox, Santiago Abascal, en relación a unas pintadas donde se veía el rostro del político con un punto rojo en la frente que simulaba un disparo, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
La magistrada establece en la sentencia que no ha sido posible determinar la autoría material de las imágenes y tampoco ha quedado acreditado que éstas incitaran a la comisión de actos violentos.


Digo yo, desde mi desconocimiento de la Ley y desde la ignorancia de todos esos intríngulis que usan los juristas, que hacer pintadas simulando un asesinato de persona conocida y -evidentemente- odiada por sus ideas no es lo ideal para una convivencia sana.
Miren, sin ir mas lejos, la que se ha armado porque unos cuantos manifestantes se liaran a palos con un kiliki que tenía cierto parecido con el señor Presidente del Gobierno don Pedro Sánchez, que tras decirle los jueces que apalear un muñeco no era un delito, se ha definido como colectivo vulnerable -porque don Pedro Sánchez ya ha dejado de ser persona física y ahora es ya un colectivo, al parecer- para que los presuntos culpables de sacudirle estopa a un cabezudo de feria den con sus huesos en la cárcel, como si fueran unos Oteguis o Puigdemones cualquiera.
Para quien se pregunte, legítimamente, qué es eso de un kiliki, aclararé que es la forma en que en Navarra -posiblemente también en Vascongadas, aunque lo desconozco- se denomina a los tradicionales cabezudos de las comparsas festivas. Me vino a la cabeza -nunca mejor dicho, aunque la mía no alcance el tamaño de la del kiliki Sánchez- con el recuerdo de una divertidísima escena de la Plaza del Castillo del maestro Rafael García Serrano. Valga, pues, como explicación para quien desconozca al mejor escritor en lengua española de todos los tiempos.
Y valga también para expresar que, desde mi modesto punto de vista, pintar asesinatos en las paredes es ligeramente más grave que apalear una piñata. 
¡Coño, en Valencia llevan la tira de tiempo quemándolos en las fallas, y nadie ha dicho nada de momento! 
(Aunque eso último no se si debería escribirlo, no vayan a darse cuenta ahora los gilipollas).

domingo, 7 de enero de 2024

SOBRE LA LEY DE LOS MENTIROSOS.

Dice hoy el panfletillo 20 minutos que La 'repesca' de la Ley de Nietos dispara las solicitudes de nacionalidad española. Y luego explica muy ufano que esto es porque la Ley de memoria democrática de Sánchez facilita la obtención de la nacionalidad española a los descendientes de los españoles que se exiliaron tras la Guerra Civil y por la dictadura. Cosa que -sigue el panfleto- viene precedido por la Ley de memoria histórica de Rodríguez.


Lamento jorobarle el cuento a la señora, señorita o señorito que firma: AMAYA LARRAÑETA. Y lamento -bueno, no, ¡qué leche!, no lo lamento en absoluto- jorobarle la falsedad histórica a los -Zapatero dixit- rojos, a los necios y a los hideputas, condiciones nada excluyentes entre si. Pero el hecho cierto y quien lo haya menester lo podrá comprobar en el BOE, si es que aún no lo han reescrito en el mejor estilo orwelliano, que el derecho de solicitar la nacionalidad española por parte de los descendientes de españoles es cosa mucho más antigua.

Con esto pasa lo mismo que con la Seguridad Social, que los más tontos de cada lugar siguen diciendo que la creó Felipe González, cuando cualquier persona con una cultura mínima sabe que quien la levantó desde casi cero fue el falangista José Antonio Girón de Velasco. Y en época de Franco. Cierto es que la levantó aprovechando los exiguos cimientos que ya había puesto un cuarto de siglo antes el General Primo de Rivera.

Pues con lo de la nacionalidad ocurre lo mismo. Muchos años antes de la llegada de Zapatero a La Moncloa -en tren de cercanías, ya saben- investigué las posibilidades de que un familiar nacido en Argentina, de madre española, pudiera obtener la nacionalidad, y los trámites eran -en principio- bastante sencillos.

No se exactamente desde cuando estaba vigente esta legislación, ni cuantas modificaciones habría experimentado en el transcurso del tiempo. Lo que si puedo afirmar que en época de Franco cualquier descendiente de españoles podía solicitar la nacionalidad española. 

Y si no me creen, sólo tienen que preguntar a los aficionados al fútbol que vivieran los primeros años 70 del pasado siglo, qué era aquello de los oriundos, que permitió a todos los clubes españoles fichar a futbolistas iberoamericanos -brasileños también- que pudieran justificar su descendencia de padres, abuelos, bisabuelos... españoles, nacionalizándolos sin demasiado trámite.


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