Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 23 de noviembre de 2010

SOBRE LA RELACION QUE UN COMENTARISTA NO VE

En comentario a la entrada donde reproduje un artículo de Alberto Pascual en que relataba su vivencia personal con relación a la enfermedad de su hija, he recibido el siguiente comentario:
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Jose ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Salvad a mi hija de Rubalcaba y Pajín.":
Hola,
Es realmente muy emocionante. Pero no acabo de ver la relación entre el caso de la hija de este periodista y una posible despenalización de la eutanasia voluntaria.
Un saludo.
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Bien, amigo José: esto, precisamente, demuestra la perversidad de esa Ley.
Pero vayamos por partes. Esa eutanasia voluntaria se llama suicidio, y no se si aún las leyes civiles lo consideran delito, pero es evidente que, si se ha cometido el delito -esto es, sino ha quedado en grado de tentativa- al delincuente que lo comete le importa poco que le juzguen y hasta que le condenen.
Otra cosa es si la eutanasia voluntaria la tiene que administrar otro. A eso se le llama homicidio. Y ahí, precisamente, está la relación que usted no ve.
Porque -véase El Plural, poco sospechoso de ser facha- la prensa lo cuenta así:
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Según Pérez Rubalcaba, con esta regulación se quiere garantizar los derechos de los pacientes, sus familiares y médicos y "a morir dignamente", que es lo mismo que decir "morir sin dolor". El vicepresidente ha aclarado que la nueva medida se aplicaría sólo en situaciones en las que el enfermo va a morir "irremediablemente" y va a "sufrir".
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Ojo, que aquí no estamos hablando de mantener a una persona viva artificialmente, conectada a máquinas sin las cuales no podría vivir y sin esperanza de recuperación, situación para la que cualquiera de nosotros puede expresar su deseo de que no se le mantenga vivo.
Nos referimos a unas declaraciones que, junto a otras informaciones de prensa, indican que los médicos podrían tomar la decisión de aplicar la eutanasia a un enfermo incurable, sin preguntarle al enfermo y dándoselo a la familia como hecho consumado, queda claro que -aplicando esa ley- los familiares y los médicos pueden disponer de la vida de una persona.
Y hay familiares que se agarrarían a un clavo ardiendo y lucharían hasta el fin para salvar la vida de su enfermo. Ahí está el caso narrado por Alberto Pascual, con la muerte diagnosticada como inevitable felizmente superada y vencida. Pero hay familias que se quitarían de en medio al abuelito molesto en cuanto pudieran, o al hijo enfermo que no hubiesen abortado antes.
Y lo peor es que la Ley va a permitir que sean los médicos los que decidan cuando un enfermo "va a morir irremediablemente", y les va a otorgar el derecho a matarlo. Así de claro. Todo ello, repito, según los comentarios de prensa y las declaraciones de Rubalcaba. Habrá que ver luego el proyecto de Ley que se presenta en el Congreso, pero la intención declarada es la que digo.
De manera, amigo José, que con esa Ley -aun nebulosa- la hija de mi camarada Alberto Pascual, desahuciada en dos ocasiones por los médicos, habría sido eliminada. ¿Ve usted ahora la relación?

DE AYER A HOY (por Eloy R. Mirayo).

Hoy, en un diario de tirada nacional, en unas de las páginas que raramente se leen (a doble página) se publica una fotografía en la que puede verse a cinco señores que fueron ministros en la “época anterior”, que es la forma en que se denomina los casi cuarenta años de gobierno del Generalísimo Franco. En esa fotografía están don José María López de Letona, don Licinio de la Fuente, don José Luis Villar-Palasí, don Alberto Monreal Luque y don Fernando de Liñán.
Don José María López de Letona, fue ministro de Industria, 1969- 1974 (hoy el ministro de Industria es Miguel Sebastián Gascón, el de las bombillas). Don Licinio de la Fuente, fue ministro de trabajo, 1969- 1975 (hoy el ministro es Valeriano López, tomando el relevo de Celestino Corbacho Chaves, el de los cinco millones de parados). Don José Luis Villar-Palasí, fue ministro de Educación Nacional, 1968-1973 (hoy es ministro Ángel Gabilondo Pujol, quien no encuentra la forma de enderezar el rumbo, a la deriva, de la educación en España). Don Alberto Monreal Luque, fue ministro de Hacienda, 1969-1973 (hoy la ministra es Elena Salgado, la que cuando se asoma a la ventana de su casa, ve los brotes verdes de sus geranios). Don Fernando Liñán, fue ministro de Información y Turismo (hoy entra en la órbita de Miguel Sebastián, alias “el iluminao”).
Don José María López de Letona: Llegó, él dice que le sacaron, a la política desde la empresa privada y a ella volvió al dejar la política. Después gobernó el Banco de España, fue vicepresidente de Banesto, para retornar de nuevo a la empresa privada.
Don Licinio de la fuente: Abogado del Estado, no reniega de su ¿pasado? Falangista. Llegó, según el periódico, como abogado del Estado jefe en el Tribunal Supremo.
Don José Luis Villar-Palasí: Letrado del Consejo de Estado y catedrático de Derecho Administrativo. Habla varios idiomas europeos, además del japonés y el chino.
Don Alberto Monreal Luque: Fue Economista del Estado y llegó a ministro de Hacienda, después de estar un tiempo como subsecretario de Educación con Villar-Palasí.
Don Fernando Liñán: Licenciado en Ciencias Exactas y doctor en Económicas, se especializó en investigación operativa en Paris.
Hoy, esos ministerios los usurpan cuatro personas de capacidad limitada para ejercer tan alta responsabilidad. Jesucristo dijo: “Por sus obras les conoceréis” Que así sea
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Eloy R Mirayo

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