Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

domingo, 5 de abril de 2009

SOBRE DONDE NOS VEREMOS, FEDERICO.

Para los peperos y asimilados, Federico, lo que se dice Federico, sólo hay uno: Jiménez Losantos.
Antiguo maoísta, reciclado en la más feroz derecha liberal-capitalista por mor de que de todas partes le han ido echando, el bueno de Federico se ha permitido, desde los micrófonos de la COPE, insultar alegremente a muchos sinvergüenzas y a muchas personas de bien. Los sinvergüenzas le han hecho morder el polvo de los Tribunales -verbigracia Gallardón-, pero también alguna persopna decente le ha obligado -judicialmente- a envainársela. Incluso, sin necesidad de intervención judicial, Rafael lópez Diéguez le hizo rectificar una información falsa que Federico lanzó -de la mano de José Antonio Abellán, otro que tal baila-, con fruición digna de mejor causa.
En aquella ocasión, Federico dió muestras de su mal perder, amenazando a Rafael López Diéguez y Alternativa Española con que en las elecciones nos veremos, maño.
Ahora, parece ser que la COPE proyecta prescindir de Federico en sus mañanas, y le da -como premio de consolación y por mantener la fidelidad de las peperas incorregibles que Jiménez ha llevado a votar a Rosa Díez-, la cotitularidad de un programa nocturno.
En fin, Federico; en las elecciones nos vimos, y nos seguiremos viendo. En las mañanas de la COPE, ya no.

SOBRE FRENAR LA DESTRUCCION DE EMPLEO.

Porque dice don Celestino Corbacho, Ministro de Trabajo e Inmigración -evidentemente, más de lo segundo que de lo primero- que en este año que sufrimos, de lo que se trata es de frenar la destrucción de empleo, porque de crearlos, nada de nada.
Dícese, además, el señor Corbacho revolucionario, porque no admite que un país que es la octava potencia del mundo, deje "en la frontera de la exclusión social" a quienes han tenido la desgracia de perder su trabajo.
Bien, don Celestino; de lo del pleno empleo de su amo Rodríguez, entonces, ni hablamos. Pero mire, lo revolucionario no es darle subsidios a los desempleados, sino darles trabajo. Trabajo digno, por cierto, no esa esclavitud del trabajo temporal, los contratos basura por horas y demás lindezas que ustedes -ustedes, con los Gobiernos de González- se han inventado para repartir la miseria.


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