Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 27 de diciembre de 2011

SOBRE LA CULTURA DEL SEÑOR WERT.

Al señor Wert, Ministro flamante de un montón de cosas entre las que se encuentra la presunta Cultura, no le gusta que nadie se lucre con el trabajo de otros. Al menos, así lo destaca Público -también otros periódicos- en su titular: Wert: "Vamos a actuar con decisión contra los que se lucran del trabajo de otros"

Pretensión más que loable, por supuesto, y a la que me sumo con mucho gusto.

Ya era hora de que los banqueros dejaran de lucrarse con los préstamos usurarios, con las hipotecas abusivas, con los créditos atosigantes, con las comisiones indecorosas y absurdas.

Ya era hora de que los mandamases de las patronales -esos que, como el señor Rosell, no saben que los puentes le cuestan sus días de vacaciones al trabajador, quizá porque jamás han trabajado- dejaran de chupar la sangre, conchavados con los sindicatos de mala clase, a los trabajadores, imponiéndoles contratos basura, modernas lonjas de esclavos llamadas empresas de trabajo temporal, expedientes de regulación de empleo cuando la empresa tiene beneficios millonarios -véase el caso de Telefónica-, y utilizándoles -mercado de trabajo- como simple mercancía.

Ya era hora de que los sindicatos de clase -mala, como queda dicho- dejen de chupar presupuestos a manta, y nos cuesten a todos los trabajadores, generalmente no afiliados a sus garitos, una pasta gansa. Que dejen de tener liberados cuyo trabajo debe hacer otro trabajador para que el señorito sindicatero se toque las gónadas mientras se coloca en el escalafón. Que dejen de recibir subvenciones a discreción del político de turno y a fondo perdido.

Ya era hora de que los autodenominados actores, actrices, actoros, actrizos, guionistas, guionistos -verbigracia la señora Sinde- productores, productoras, productoros, autores, autoras, autoros, miembros y miembras diversos, vivan de la subvención y cobren la mierda a precio de oro.

Ya era hora de que los políticos, políticas, polítiques, dejaran de vivir a cuerpo de rey con el sudor del ciudadano cuatrienal, votante y -por gracia del cencerro- sonante.

Ya era hora de que alcaldes, alcaldesas, alcaldos, concejales, concejalas, concejalos, dejen de percibir sueldos millonarios por mínimo que sea el pueblo que sojuzgan y extorsionan.

Ya era hora de que las autonomías, autonomíos, autonomíes, dejen de gastar lo que no tienen ni les corresponde, en perseguir el idioma más universal del mundo, en abrir miniembajaditas, en subvencionar a pervertidos, en coches de superlujo para el primer mindundi con agarraderas, en fomentar el nepotismo.

Bien, señor Wert; le alabo el interés y le deseo la mejor suerte en su propósito.

Y también le deseo lo mejor en su "afán de simplificación y de exploración de sinergias", aunque la verdad es que ni con el diccionario en la mano -valga por pantalla- entiendo muy bien lo que usted quiere decir. ¿Va a explorar dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales? ¿No sería mejor que cumpliese su cometido, y en vez de explorar, pusiera los medios para conseguir el objetivo? ¿O su objetivo es explorar? Porque imagino, señor Wert, que lo que usted propone no es el concurso activo y concertado de varios órganos para realizar una función, lo cual, dado que esa acepción se refiere a la biología, implicaría actividades que me parecen alejadas del cometido de Ministro, al menos en su actividad pública. En lo privado, como cada cual, adminístrese usted de la forma que prefiera y que le dejen.

Afirmó también el señor Wert que nadie va a respetar la cultura de un país que lidera el ranking de descargas ilegales. Porque el problema de la cultura no es, evidentemente, que los actores sean malos y de un solo registro; que las películas sean un bodrio; que la música sea -generalmente y con las excepciones a que haya lugar- de un chabacanismo preeminente; que el teatro, el cine, la literatura, sigan viviendo contra Franco, que la pintura y la escultura -nuevamente con las excepciones a que haya lugar- sean esperpentos, pero sin la valleinclanesca clase. El problema son las descargas, que su amo Obama está muy cabreado.

Añadió el señor Wert -siempre según el citado Público- que la principal acción de su modelo cultural será el desarrollo de la Ley del Mecenazgo, y que su intención es "impulsar el protagonismo de la sociedad con el mecenazgo como soporte activo de los emprendedores, como un elemento que permita reestablecer el protagonismo de la sociedad".

O sea: "impulsar el protagonismo de la sociedad con el mecenazgo como un elemento que permita reestablecer el protagonismo de la sociedad", si le quitamos la paja. O más claro: "impulsar el protagonismo de la sociedad que permita reestablecer el protagonismo de la sociedad".

Cojonudo, señor Wert. Sin palabras me ha dejado. Y aún dirá que no se respeta a la cultura española por las descargas, y no por las empanadas mentales de sus políticos culturetas.

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