Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

martes, 8 de marzo de 2011

SOBRE UN GACETILLERO.

Gacetillero porque es en La Gaceta -ese engendro pepero y sinvergüenza- donde escribe, y porque su bodrio no alcanza al título de articulista.
Dice el gacetillero que firma como Rafael Bardají, que la izquierda española tiene mucho de franquista. Y se explaya ejemplificando con que las Ministras de Exteriores y Defensa hayan ofrecido -dice- las bases militares para que los EE.UU. bombardeen Libia.
Y esto -para el señor Bardají- supone que Zapatero ha vuelto al pasado, pero "no a su abuelo, sino a la España de Franco. A la España de las bases para que los americanos le amen; y a la España del sol y playas como perspectiva de ingresos y trabajo temporal."
El señor Bardají, como buen pepero, no se entera. O -ídem de lienzo- miente como lo que es: un bellaco.
Porque las bases de Franco no fueron cedidas ni prestadas, sino compartidas con un aliado. Un aliado que tenía a España en altísima opinión; que confiaba plenamente en la lealtad española; que admitió en varias ocasiones las negativas de Franco a seguir a USA en sus aventuras, claramente encaminadas al fracaso, como Vietnam; y que dio a España prioridad a la hora de entregar el primer buque portahelicópteros que la Armada estadounidense cedía a otro país.
Y lo de "la España del sol y playas como perspectiva de ingresos y trabajo temporal", señor Bardají, es una evidente gilipollez -por no llamarlo canallada-, porque todos sabemos -incluso los necios como usted- que con Franco España tenía sol y playa, sí; pero también tenía los Altos Hornos y los astilleros que UCD y PSOE cerraron por imposición del Mercado Común; tenía la SEAT que vendieron a los alemanes; tenía la Iberia y la Telefónica que Aznar malvendió; tenía pleno empleo y hasta pluriempleo, y al trabajo temporal ni se lo conocía ni se lo esperaba.
"Zapatero sigue en la estela de aquello que el franquismo llamó “la tradicional amistad con el pueblo árabe”, amén de la diplomacia mendicante de una España que se sabía despreciada y molesta", continúa el señor Bardají.
El franquismo era amigo de los pueblos árabes, porque Franco siempre entendió que, en política internacional, no pueden imponerse las preferencias personales, sino los intereses nacionales. Era amigo de los árabes, pero cada uno en su sitio: amigos si, pero no primos. Franco sabía -¡no iba a saberlo, despues de mandar tropas indígenas en Maruecos!- cómo tratar a los árabes, y lo demostró de sobra. A Franco -entérese, señor Bardají- algún país árabe le envió un petrolero cargadito de crudo cuando la crisis del 73; a él personalmente aunque, como persona decente, ordenó que lo sumasen a las cuentas del INI. Ahora, señor Bardají, los árabes nos chulean millones de euros, millonmes en material, millones en ayudas para "controlar la emigración ilegal", con el éxito que usted puede comprobar.
¿Una España que se sabía despreciada y molesta, señor Bardají?. Los plumíferos -como usted- cobraban por insultar a España y a Franco, si. Y los ciudadanos de sus países se pasaban por la mismísima popa los insultos, las mentiras y las calumnias, y venían a España. A disfrutar del sol, de la playa y de la paz. Y a hacer negocios, porque España y los españoles eran unos socios serios, solventes, seguros. Era un aliado que no dejaba a nadie con el culo al aire, y un socio que pagaba puntualmente, como hombre de honor. ¡Lo mismito que ahora!
Y termina diciendo que para qué hablar de "esa ansia de prohibir de esta izquierda franquista que no sabe lo que es la libertad."
¿Le prohibió a usted muchas cosas Franco, señor Bardají? ¿Acaso era usted de los que se iban a Francia a ver golfas en cueros y le hubiera apetecido tenerlas más cerca? ¿Ya desde pequeñito tenía como objetivo chulear al pueblo español desde los partidos políticos?
¿O lo suyo va por -discúlpeme, no es juego de palabras- la poca gracia que entonces hacían los bardajes, que ni recibían subvenciones ni podían vivir de bajarse los pantalones en televisión?

SOBRE LA MEJORIA DE DOÑA ESPERANZA.

Doña Esperanza Aguirre ha declarado a la prensa que está mejorando mucho.
Me alegro de su mejoría, en la misma medida que me alegraré de que don Alfredo Pérez RuGALcaba lo haga en breve.
Y me alegro mucho más de que ninguno de los dos haya tenido que esperar una ambulancia para traslado programado a consulta que llegue dos horas y media tarde, con la consiguiente pérdida de la cita (10 enero); de que no se hayan quedado -para la nueva cita, un mes más tarde (7 de febrero)- esperando a una ambulancia que no llegará.
Incluso me alegro de que, seguramente, para el retorno al domicilio cuando por fin, a la tercera (7 de marzo), se consigue ir, no hayan tenido que esperar dos horas y media para que al final llegue una ambulancia pero sin ayudante para mover al paciente, anciana de 92 años con movilidad muy reducida.
Me alegro por los dos personajes citados todo lo que se pueden imaginar, dicho lo dicho.

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