Pero piense el Gobierno que si España se le va de entre las manos, no podrá escudarse tras de una excusable negligencia. Cuando la negligencia llega a ciertos límites y compromete ciertas cosas sagradas, ya se llama traición.

José Antonio Primo de Rivera.
(F.E., núm. 15, 19 de julio de 1934)

jueves, 21 de febrero de 2013

SOBRE LAS DESCALIFICACIONES DE ROSELL.

El señor Rosell es el presidente de la CEOE; esto es, el sindicato de los empresarios. Quizá en esta función, ha sido invitado por CC.OO al X Congreso Confederal de Comisiones Obreras, donde ha sido recibido con -lo dice Público- abucheos y descalificaciones.

En respuesta, el señor Rosell ha afirmado que “no me gustan las campañas de descalificación que se os hace a los sindicatos. Es injusta”.

Muy bien, señor Rosell. A usted, lo que le gusta y le debe parecer justo, puesto que lo ha hecho en varias ocasiones, es descalificar a los funcionarios; y no hace mucho afirmaba que sería mejor mandarlos a casa con un subsidio que tenerlos trabajando.

Acaso, señor Rosell, porque sabe que es la única barrera que -en ocasiones, al menos- le impide el libre ejercicio del cohecho con el que los fulanos de su calaña desprestigia a tanto buen empresario que lucha y crea riqueza, a pesar de las cortapisas que los políticos corruptos le ponen para favorecer a los empresarios sinvergüenzas.

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