El señor Rosell es el presidente de la CEOE; esto es, el sindicato de los empresarios. Quizá en esta función, ha sido invitado por CC.OO al X Congreso Confederal de Comisiones Obreras, donde ha sido recibido con -lo dice Público- abucheos y descalificaciones.
En respuesta, el señor Rosell ha afirmado que “no me gustan las campañas de descalificación que se os hace a los sindicatos. Es injusta”.
Muy bien, señor Rosell. A usted, lo que le gusta y le debe parecer justo, puesto que lo ha hecho en varias ocasiones, es descalificar a los funcionarios; y no hace mucho afirmaba que sería mejor mandarlos a casa con un subsidio que tenerlos trabajando.
Acaso, señor Rosell, porque sabe que es la única barrera que -en ocasiones, al menos- le impide el libre ejercicio del cohecho con el que los fulanos de su calaña desprestigia a tanto buen empresario que lucha y crea riqueza, a pesar de las cortapisas que los políticos corruptos le ponen para favorecer a los empresarios sinvergüenzas.